América Latina, nueva frontera para inversión
petrolera
AFP - domingo, 24 de agosto
de 2014
Los países latinoamericanos
apuestan fuerte a la inversión extranjera para desarrollar su industria de
hidrocarburos, y para ello modifican marcos jurídicos para tentar a las
multinacionales petroleras, sin renunciar a la preeminencia del Estado en el
sector.
México, Brasil y Argentina
concentran la atención por las reservas de sus yacimientos inexplotados y las
posibilidades de desarrollo de los existentes.
El gobierno mexicano estima en
50.000 millones de dólares las inversiones que llegarán al país tras la reforma
aprobada este año que reabre el sector petrolero tras casi ocho décadas de
monopolio estatal. El foco está puesto en la incorporación de nuevas
tecnologías para aguas profundas del Golfo de México, una frontera costosa.
La reforma apunta a aumentar una
producción que cayó de 3,4 millones de barriles diarios (mb) a 2,47 mb desde
2004.
"Lo más importante de esta
apertura es el poder comprar y extraer petrolero bajo condiciones de (...)
certeza jurídica", explicó a la AFP Raymundo Tenorio Aguilar, director de
la carrera de Economía en el Instituto Tecnológico de Monterrey.
La limitante principal para los
inversores será la carga fiscal. "(Si) no tuvieran un trato fiscal
diferente al de Pemex, son muy altos los impuestos locales. Habrá que ver si a
los inversionistas realmente les atrae".
La estatal se aseguró el control
de 83% de las reservas probadas y probables de crudo, un porcentaje que
evidencia el peso de lo público en el sector.
En Brasil, que posee enormes
yacimientos a gran profundidad a lo largo de sus costas bajo una gruesa capa de
sal (Presal), los inversores extranjeros deberán asociarse con Petrobras para
tener una tajada del pastel. Como mínimo, la estatal tendrá 30% de
participación en cada proyecto y el monopolio operativo de los campos
petrolíferos.
En noviembre, el país entregó en
concesión el mayor de sus campos, Libra: Petrobras controla 40% del proyecto,
para el cual se asoció con Total, Shell y dos empresas estatales chinas.
Algunos analistas creen que una
excesiva intervención pública en el sector reduce el interés de las grandes
petroleras.
El experto Adriano Pires dijo a
la AFP que una derrota electoral de la presidenta Dilma Rousseff, muy estatista
en materia energética, podría facilitar la llegada de nuevas empresas.
Argentina, que busca recuperar el
autoabastecimiento de gas, apuesta por su parte a los hidrocarburos no
convencionales del megayacimiento "Vaca Muerta", en la Patagonia.
Si bien el proyecto está en una
etapa incipiente, las petroleras internacionales ya comenzaron a trabajar en
prospección y muestreo de volúmenes a través de acuerdos con la estatal YPF.
Las estadounidenses Chevron, Dawn Chemical y Exxon, la francesa Total, la
alemana Winter Shale, o la angloholandesa Shell son algunas de las firmas
presentes.
Al igual que en México y Brasil,
el Estado tiene un peso importante sobre este reservorio de 30.000 km2: de los
180 pozos en desarrollo, más de 70% son de YPF. Unos 12.000 km2 fueron
entregados en concesión a la estatal.
Horacio Lazarte, de la consultora
Abeceb, señaló que la producción plena de Vaca Muerta podría alcanzarse en
2020.
Venezuela, con las mayores
reservas del mundo y problemas de infraestructura en su sector petrolero, es el
paradigma del modelo nacionalista de control de producción: la Ley de
Hidrocarburos determina que exploración, extracción y almacenamiento inicial
son actividades reservadas al Estado. Los privados solo pueden integrar
"empresas mixtas" con 50% de participación pública.
- Petróleo e independencia
energética -
Otros países con posibilidades
menores de extracción modificaron leyes para favorecer la captación de
capitales para el sector de hidrocarburos. El peso del Estado es tan presente
como en las grandes economías regionales.
Así Ecuador, el socio más pequeño
de la OPEP, modificó en 2010 los contratos petroleros para obtener mayor renta.
Del 80% del petróleo que obtenían, los privados pasaron a un esquema en el que
reciben un pago por barril extraído, y el país vende directamente. Algunas
empresas como Petrobras dejaron el mercado ecuatoriano.
El año pasado Ecuador asumió la
explotación de su mayor reserva petrolera, ubicada en el parque ecológico del
Yasuní (centroeste), y busca socios para explotar un potencial de 1.600
millones de barriles. La ley no impone a las empresas extranjeras asociarse con
el Estado para operar.
En Colombia, donde los
hidrocarburos representan 5,6% del PIB, el gobierno apuesta fuerte a la
inversión foránea. En julio comenzó a subastar bloques en un proceso con el que
espera recaudar unos 1.400 millones de dólares. ExxonMobil, la noruega Statoil
o la española Repsol participaron de la venta.
La búsqueda de fuentes de energía
es un denominador común en la región. Cuba ha firmado contratos de riesgo
compartido con compañías de Noruega, España, India, Venezuela, o Rusia para
buscar crudo en el Golfo de México. Uruguay hace prospección en su territorio y
en alta mar, y apuesta a la instalación de parques eólicos, al igual que Chile
que espera llegar en 2025 a 20% de su matriz energética constituida por
energías renovables.
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