Paraguay afronta el reto de
evitar la desaparición de sus lenguas indígenas
EFE - sábado, 30 de agosto
de 2014
El guaná, con tan solo cuatro
hablantes, es una de las lenguas indígenas en peligro de desaparecer en
Paraguay, que enfrenta al reto de preservar sus 20 idiomas originarios si no
quiere perder parte de una cultura ancestral que históricamente ha sido dejada
de lado por sus instituciones.
Su veintena de lenguas se reparte
en cinco familias lingüísticas (guaraní, mataco, zamuco, maskoy y guaicurú),
cada una con sus respectivas variantes.
Uno de los factores que las ponen
en riesgo es su desventaja respecto al castellano y al guaraní paraguayo, la
segunda lengua oficial del país, que está impregnada de palabras en español y
estructuras sintácticas de este idioma.
El guaná, de la familia maskoy,
es un caso más extremo, pues solo lo hablan cuatro ancianas, en una comunidad
de unas 200 personas ubicadas al norte de la región del Chaco, entre los ríos
Paraguay y Apa.
Ese pueblo, asentado en viviendas
precarias en 40 hectáreas sin ningún tipo de titulación, fue dejando de hablar
su lengua a principios del siglo XX, cuando sus miembros se emplearon en la
empresa argentina Carlos Casado, la primera fábrica de extracto de tanino de
América.
"Allí debieron utilizar el
idioma de contacto, el guaraní paraguayo, y abandonaron su propia lengua. Ello
les provocó un corte generacional y los más jóvenes ya no la hablaban",
dijo a Efe Nieves Montiel, de la Secretaría de Políticas Lingüísticas.
La situación se repitió cuando
finalizó el boom del tanino y los guaná se trasladaron a Vallemi, cerca de
donde se encuentran en la actualidad, para trabajar en la recién creada
industria nacional del cemento, donde el guaraní paraguayo era el idioma
franco.
La invasión por una lengua
dominante también amenaza al manjui, de la familia mataco, hablado en el Chaco
por unas 350 personas, y a otros idiomas de la misma región, como el tomaraho,
del grupo zamuco, y en la zona oriental del país al angaité y al sanapaná,
ambos de la familia moskoi, alertó Montiel.
Algunas de las lenguas nativas
fueron arrinconadas debido a políticas de exterminio, como es el caso de los
aché, de la familia guaraní, perseguidos durante la dictadura de Alfredo
Stroessner (1954-1989).
De acuerdo con estudios
antropológicos realizados a principios de la década de 1970, la población de la
comunidad aché disminuyó más del 60 % en menos de cinco años debido a la
ocupación de sus tierras ancestrales, la falta de atención médica y la venta de
sus niños para el trabajo doméstico.
"En el caso de los aché la
persecución comenzó sobre 1910 porque eran los últimos nativos por contactar en
la región oriental de Paraguay", dijo a Efe Jan David Hauck, antropólogo
dedicado a la investigación de esa lengua.
"Quienes fueron enviados a
reservas tuvieron que emplear el guaraní paraguayo o el español y se estableció
una especie de jerarquía entre quienes hablaban esas lenguas y los que
no", indicó Hauck.
Montiel admitió que el Estado
paraguayo se ha demorado mucho para revertir esa situación y aplicar políticas
de recuperación y de igualdad lingüística.
"La Constitución apoya los
derechos culturales de los pueblos indígenas, pero hasta la creación en 2002 de
la Secretaria de Políticas Lingüísticas no hubo mucho trabajo
institucional", indicó.
Desde el ámbito educativo, la
Universidad Católica de Asunción se ha implicado esta semana en la
revitalización de esas lenguas con la fundación de un archivo digital con
grabaciones en audio y vídeo, testimonios de sus hablantes y gramáticas o
libros en español referentes a esas culturas.
Sin embargo, los expertos
reunidos en la presentación del proyecto, reconocieron que eso no es suficiente
si los propios hablantes carecen de interés por revivirlas.
En este sentido, Montiel señaló
que como una señal de esperanza el ejemplo de las cuatro abuelas guaná, que se
han puesto a impartir clases en su idioma a petición de la comunidad.
"Cuando fuimos en noviembre
nos encontramos con una comunidad muy interesada en recuperar su identidad
cultural. Las cuatro ancianas dan clases los fines de semana, orales, porqué la
mayoría son analfabetos, y nosotros brindamos apoyo a través de la Secretaría",
dijo Montiel.
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