Negocios y política, el hombre
detrás de la fórmula adecuada
Forbes - lunes, 25 de
agosto de 2014
El expresidente de Corporación
Multi-Inversiones, Dionisio Gutiérrez, decidió poner en segundo plano su
carrera empresarial para enfocarse en la profesionalización de la política en
Guatemala y la generación de debates que alienten el crecimiento. La razón de
esta decisión: una región en riesgo que requiere cambios drásticos.
Dionisio Gutiérrez, quien por
varios años se desempeñó como presidente de Corporación Multi-Inversiones, un
holding con operaciones de restaurantes, empresas avícolas y porcícolas, de
energía, construcción y financieras, además de ostentar 40% de los activos de
la española Telefónica en El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Panamá, es ahora
conductor del programa Dimensión TV, donde lo que predominan son los temas
políticos y económicos.
Si bien a Dionisio se le
identifica como conductor de Dimensión TV, en el sector empresarial se le ubica
como el hombre que llevó a Pollo Campero a su internacionalización.
La razón por la que Dionisio dejó
la presidencia del corporativo en 2010, según la propia empresa, se debió a “un
relevo natural”. Sin embargo, medios que registraron este hecho vincularon la
decisión al “acoso” del ex presidente Álvaro Colón y de su esposa, luego de una
crítica que habría hecho el miembro de la junta directiva de Corporación
Multi-Inversiones.
Como quiera que sea, según el
propio Dionisio, se siente mejor apoyando causas sociales y abriendo espacios
de debate, que cerca de los reflectores empresariales. “En otros países hablar
de riqueza es motivo de orgullo, de ejemplo, pero en un país como Guatemala,
con esos niveles de pobreza, de atraso, de tantos vacíos, de tantas
decadencias, no lo es”, considera.
La “vena social” de Dionisio
quedó marcada por una vivencia que tuvo hace poco más de un lustro en Jocotán y
Camotán, donde pudo observar a niños muriendo por el nivel de desnutrición
crónica que tenían. “Me tocó ver madres enterrándose ellas mismas con sus
hijas, porque habían llegado a un punto de no tener nada para comer y habían
decidido quitarse la presión del núcleo familiar”, comenta.
Sobre sus aspiraciones políticas,
Dionisio asegura que no tiene, pero deja claro que no dejará de insistir, a
través de la televisión, la Fundación Libertad y Desarrollo y del proyecto de
Escuela de Gobierno, en la generación de una sociedad civil activa, beligerante
y participativa, que ponga los cimientos de un futuro más promisorio para
Guatemala y la región en general.
–En su momento estuviste en la
política incidiendo. ¿Hoy buscas hacerlo desde afuera?
–Yo no diría que estuve en la
política. Yo siempre digo que nunca he estado en la política. En lo que sí he
estado es en el debate público, en la disolución de los temas importantes que
tienen que ver con la política, pero siempre desde una perspectiva cívica,
periodística y también formando parte de diferentes “tanques” de pensamiento;
ahora de la Fundación, hace muchos años de Cámara de la Libre Empresa o a
través de un medio de comunicación como lo fue Libre Encuentro.
–¿En qué momento comenzaste a
impulsar el debate de políticas públicas?
–En la época de los setenta,
cuando estábamos sufriendo el conflicto armado que se vivió en Guatemala, que
también estaba en El Salvador y Nicaragua con serios problemas, etcétera. Y yo
me di cuenta que no tenía ningún sentido intentar desarrollar empresas en
países fracasados y que debía ser prioridad de cualquier ciudadano, de
cualquier sector de la sociedad, el hacer un esfuerzo para de alguna forma
construir las bases para desarrollar países de verdad.
–¿Cuáles crees que son los
elementos fundamentales que un gobierno debe adoptar para cambiar la realidad?
–Guatemala, El Salvador y
Honduras son un buen ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas. En los últimos
30 años las economías de estos tres países han estado básicamente estancadas,
sobre todo las de Guatemalay El Salvador. Si uno ve el crecimiento que ha
tenido la población en los últimos años y el de la economía, nos damos cuenta
que quitando el crecimiento de la población las economías han aumentado entre
1% y 1.2%, es una cifra que no nos lleva a ningún lado. Cuando analizamos un
momento histórico relevante que fue haber salido de las dictaduras de los
militares e iniciado con la instalación de un sistema democrático, nos damos
cuenta que no aprovechamos el marco que esto nos dio. Con esto quiero decir que
no desarrollamos instituciones fuertes, capaces de administrar las cosas
públicas de forma eficiente, transparente, dando resultados que las poblaciones
necesitan y merecen; todo esto no se ha dado. En el caso de Guatemala,
alrededor de 8% de jóvenes de entre 18 y 30 años tiene acceso a las
universidades; estamos hablando de 309,000 jóvenes en un país de más de 15
millones, y el caso de El Salvador y Honduras.
–En cuanto a la parte de las
acciones que estás llevando a cabo, ¿qué cosas relevantes han sucedido?
–A nivel de la Fundación, lo que
tenemos es un programa de televisión que está tocando todos estos temas:
sociales, cívicos, políticos, económicos, humanos, etcétera. También
desarrollamos proyectos, mesas de discusión con diferentes grupos de la
sociedad, con jóvenes para tratar de ir profundizando más en todos estos temas.
Trabajamos también en hacer documentos sobre temas específicos de pocas hojas
donde hacemos planteamientos serios. Estoy involucrado en el desarrollo de un
proyecto que ya es una realidad; se llama Escuela de Gobierno, que inició
actividades hace casi un año, y lo que está haciendo es buscar la formación de
una nueva clase de dirigentes políticos, de una tecnocracia bien equipada, bien
capacitada para poder no sólo rescatar lo que es la administración pública,
rescatándola con mejor gente, con gente mejor preparada.
–¿Comparte el empresariado esta misma
visión holística de desarrollo?
–Somos la región más violenta del
planeta, donde hay más muertes violentas que en ninguna otra parte del mundo;
eso es un absurdo increíble. Esto ha ido construyendo una sociedad —incluyendo
a sus élites— donde cada persona vive en su burbuja, se va aislando; hay otros
poderes, otras fuerzas que van tomando posesión de la cosa pública, de las
cosas importantes del país, y hablo de todo, incluso medios de comunicación,
universidades, de todos los estamentos, las instituciones que en todo momento
son vitales para el desarrollo de un país van sufriendo de una altísima
contaminación de este estado de cosas en el que vivimos; lo que eso va haciendo
es enraizar más los problemas y los males, dificultando más la salida.
–El tema educativo está presente
en tu agenda. ¿Hacia dónde se debe transitar en este tema?
–Considero que el mundo –esto es
un problema global– tiene un problema serio, y es que en 1950 había 2,000
millones de seres humanos. En los últimos 63 años el planeta creció de 2,000 a
7,200 millones de personas que somos hoy. El mundo ha tenido una evolución
extraordinaria , la tecnología ha tenido avances impresionantes, la pobreza a
nivel mundial ha bajado, nos curamos más fácil, hay más acceso a la medicina,
la expectativa de vida aumentó, pero en este crecimiento tan brutal hay una
víctima, hay un elemento importante de la creación que es el ser humano, que no
ha sido capaz de evolucionar a la velocidad que lo ha hecho el mundo, hay un
desfase; hoy, por ejemplo, tenemos a dos generaciones de seres humanos
sufriendo el ser “conejillos de indias” en cómo la tecnología, en su parte
negativa (que también la tiene), nos va a afectar, nos está afectando la forma
en que eso está desarticulando, destruyendo y desintegrando a la familia, a los
grupos sociales, etcétera. Hay consecuencias reales, de ahí los diagnósticos
muy serios por centros de investigación y universidades, incluso gobiernos que
dicen que la epidemia del siglo XXI va a ser la depresión y que el índice de suicidios
va a subir entre cinco y 10 veces según la región del mundo. No estamos
preparando a los jóvenes para los trabajos y las oportunidades que el mundo
está ofreciendo hoy, y menos para el futuro.
–Mencionas la necesidad de que
evolucione la educación. ¿El empresariado también tiene que evolucionar?
–Sin duda los empresarios de
países como Guatemala, El Salvador, Honduras, Ecuador, Bolivia y, en buena
medida, del resto de América Latina, Brasil, México, tienen que darse cuenta
que no pueden funcionar ni ser empresarios como los de Finlandia, Suecia, Suiza
o incluso la misma Francia o Inglaterra. Los empresarios de nuestro continente
deben entender que su posición no debe ser la de un empresario común y
corriente, como los de primer mundo, sino que tienen que tener una actitud
presente, activa, responsable, despierta en la vida cívica, en la vida
institucional y en la permanente vigilancia de los valores de una democracia
liberal.
–¿Cómo fue que decidiste que era
el momento de dejar en manos de otros la parte operativa de la empresa para
poder dedicarte a esta nueva etapa?
–No fue una decisión tan ordenada
ni tan consciente; fue más por el resultado de un momento difícil del país en
2010, una época en la que estábamos sufriendo uno de los peores gobiernos que
hemos tenido en la historia y durante la cual la tendencia era hacia una
situación de alta contaminación del Movimiento Bolivariano en Guatemala,
entonces estaban todos los ingredientes, todos los síntomas de que caminábamos
hacia eso, y yo esto lo denuncié con toda la energía que pude, hice algunos
planteamientos tanto en Guatemala como fuera del país, alerté de los peligros.
Creo que había suficientes evidencias que indicaban que los niveles de
manipulación y corrupción que había en aquel momento estaban impactando de una
forma determinante, no sólo en el sistema electoral y en el sistema de
justicia, también en el futuro del país. Eso provocó altos niveles de
confrontación entre mi persona y el gobierno en aquel momento, y tuve que tomar
decisiones muy difíciles, muy duras, que me hicieron replantear esto que estoy
haciendo ahora. Cualquier sacrificio que yo tuviera que hacer iba en función de
respetar no sólo los intereses de un grupo empresarial que no es mío; yo tan
sólo soy parte de él, y había que cuidar la vida de algunas personas cercanas a
mí, que estaban siendo seriamente amenazadas por un gobierno sin escrúpulos.
–Sin embargo, pese a dedicarte de
2010 a la fecha a esta actividad más social, más humana, la empresa ha
evolucionado hacia las telecomunicaciones. ¿Qué oportunidades ve Dionisio en
este sector?
–Yo no puedo responder eso. Estoy
enfocado en toda esa temática de la que estamos hablando. Si bien estoy en la
junta directiva de nuestro grupo, como yo veo esto es que los grupos
empresariales como el nuestro tienen vida propia y están de alguna forma diversificados
geográficamente. Es un negocio que tiene mucho futuro todavía y eso, pues,
tendrá su propia dinámica, pero quiero insistir en la seriedad que tiene
separar y reconocer que los grupos empresariales tienen vida propia; eso
todavía hace más relevante e importante hacer conciencia en que las personas
quienes formamos esos grupos empresariales debemos estar mucho más cerca, más
conscientes de esa otra parte de la vida, de nosotros como empresarios, como
ciudadanos, que es precisamente velar por que los países sean mejor
administrados.
–¿Seguirás buscando incidir en
los próximos años desde la sociedad civil o posiblemente lo hagas desde un
puesto de gobierno?
–Como siempre lo he dicho, a
través de mi vida y mi participación cívica ni aspiro ni suspiro por un puesto
público; no está en mi agenda de vida, y mi plan sigue siendo tratar de aportar
todo lo que pueda en este campo intelectual, cívico, social de hacer
conciencia, de a veces decir cosas que molestan, de a veces hacer propuestas
que retan. Escucho a mucha gente que dice: “hay que ser optimista”, pero cuando
nos vamos 100 años atrás, en 1913 Guatemala tenía cerca de 50% de pobreza y en
el último siglo la población creció de un millón 600,000 a más de 15 millones;
más de la mitad de la población siempre ha sido pobre, algo estamos haciendo
muy mal. Creo en el optimismo y creo en la esperanza, pero hay que darle
inteligencia, hay que darle fundamento para que realmente estemos siendo
coherentes y consistentes.
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