Todas las decisiones de compra
son emocionales
Forbes - jueves, 21 de
agosto de 2014
Es probable que tus decisiones de
compra descansen en alguna de las 16 emociones que aquí enlisto, siendo el
soporte racional el componente más visible.
Se ha percatado que en tiempos
recientes la publicidad automotriz disminuyó su discurso de “caballos de
fuerza”, “potencia”, “velocidad”, y comenzó ha transmitir emociones. Ahora
tenemos frases como: “Pon a rodar tu vida”, “Siempre contigo”, “Por amor al automóvil”,
entre otras. Nos encontramos también con algunas empresas de seguros que nos
brindan frases como: “Vivir es increíble”, y dejan de hablarnos de deducibles,
coaseguros y números.
Se ha comprobado que es más
eficiente llegar al corazón del consumidor que a su raciocinio para hacerlo
comprar.
Otra de las campañas
publicitarias más consistentes y exitosas en tiempo reciente en México es la
del almacén departamental El Palacio de Hierro, bajo el slogan: “Soy totalmente
palacio”. Ésta apela directamente a una introspección de la mujer, que no tiene
nada de racional. Sin hablar de precios, variedad, calidad u otros desgastados
argumentos, ha penetrado en la mente de las consumidoras y ha generado un
posicionamiento sólido e inamovible.
Otro gran ejemplo son los
deportes: como millones de personas, soy aficionado a un solo equipo de futbol
desde niño (que resulta ser el más odiado del país), y soy víctima constante de
críticas, burlas y otras bajezas. Pueden sobrar argumentos racionales para
hacerme cambiar de equipo, pero simplemente no puedo, está en mi ADN.
Estos ejemplos forman parte de un
aprendizaje fundado en varias horas de investigación, en la cual se confirma
que todas, absolutamente todas las decisiones de compra que hacemos son
emocionales.
Lo cierto es que, en su mayoría,
estas decisiones emocionales normalmente llevan un soporte racional. Los seres
humanos tenemos una sorprendente biblioteca de justificaciones racionales para
cualquier decisión. Si estamos frente a la nueva TV de alta definición que
siempre quisimos tener, podemos maquinar una serie de razonamientos lógicos de
porqué sí debemos comprarla: “Con esta TV se aprovecha mi nuevo blu-ray”, o “Mi
TV está a punto de tronar”, o simplemente “La merezco”. Esto nos ayuda a
disminuir la culpabilidad o a justificar la verdadera razón: “Se me antoja y
punto”.
Cualquier texto de mercadotecnia
nos dice que un producto exitoso debe satisfacer una necesidad. Quienes nos
dedicamos a buscar satisfactores para productos y servicios encontraremos por
la vía emocional menor resistencia y objeciones del consumidor, y, por lo
mismo, más vías de acceso.
Un autor que ha profundizado en
el tema es Barry Feig en su libro Hot Button Marketing (Adams Media), en el
cual clasifica todas las decisiones de compra en por lo menos 16 diferentes
emociones o “botones” que debemos oprimir para provocar que el consumidor
compre:
Es sumamente probable que sus
decisiones de compra descansen en cualquiera de estas 16 emociones, siendo el
soporte racional el componente más visible, quizá, de la decisión misma.
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