Los riesgos de la estimulación
cerebral no supervisada
BBC News - lunes, 25 de
agosto de 2014
Pensar más rápido, tener más
foco. Dos cosas que, según estudios científicos, pueden lograrse con kits de estimulación
cerebral. Para ello existen dispositivos desarrollados en y para laboratorios,
donde se usan en forma controlada y bajo supervisión médica.
Pero hay una tendencia cada vez
más creciente a que sean utilizados sin control especializado en el ámbito
privado, más que nada en la comunidad de usuarios de videojuegos. Hay empresas
que ya venden productos de este tipo para el público general vía internet e
incluso hay usuarios que se aventuran a fabricar los suyos propios.
Todo esto ha despertado voces de
alerta en el mundo científico, que piden que la tecnología sea regulada.
¿En qué consiste? Se llama
estimulación transcraneal de corriente directa (TDCS, por sus siglas en
inglés). A través de unos electrodos colocados en el cuero cabelludo, una pequeña
corriente eléctrica pasa a través del cráneo, estimulando las neuronas.
La Fuerza Aérea de EE.UU. y la
matemática
Se supone que esto hace a las
neuronas más proclives a activarse y ciertas investigaciones preliminares
sugieren que la estimulación eléctrica puede, además de mejorar la atención,
tener un impacto positivo en personas con dificultades cognitivas y con
depresión.
De hecho, la Fuerza Aérea de
Estados Unidos está usando la TDCS como una herramienta para intentar mejorar
el desempeño de sus pilotos de drones. También se ha demostrado que mejora el
rendimiento a la hora de resolver problemas de matemática, una mejora que se
mantuvo tras seis meses de haber sometido a los sujetos de prueba a las
corrientes eléctricas.
Los científicos advierten de riesgos
impredecibles de la estimulación cerebral hecha en casa.
Es posible que estudios como
estos son los que hayan llevado a que ciertas compañías decidieran vender la
tecnología al público general, promoviéndola especialmente entre los usuarios
de videojuegos, a quienes dicen que les permitiría mejorar su rendimiento.
Una de las empresas promociona
así su producto: "Un dispositivo para jugadores, hazte cargo... sube las
revoluciones (overclock, en inglés) de tu cerebro".
Otra se pregunta: "¿Puedes
aprender un 20-40% más rápido, reducir el dolor, sentirte mejor, incrementar tu
energía o reducir el estrés con TDCS? Las investigaciones dicen ¡SÍ!".
Resultados impredecibles
Pero los científicos advierten
que, a fin de cuentas, se están aplicando electrodos sobre el cerebro, algo que
puede tener resultados impredecibles; y que si estos dispositivos se usan de
forma incorrecta podrían resultar dañinos.
Por ejemplo, podrían afectarse
regiones del cerebro diferentes de las que se pretende estimular y, en algunos
casos podría empeorar en lugar de mejorar las funciones si se revierte la
polaridad.
"(Las empresas) hacen
afirmaciones sobre videojuegos, que es algo que está muy lejos del tipo de
tratamiento de pacientes de ictus o gente que sufre de depresión",
advierte Hannah Maslen, de la Oxford Martin School en la Universidad de Oxford.
"Si uno afirmara que es un
tratamiento, que el dispositivo alivia síntomas o trata enfermedades
reconocidas, el dispositivo automáticamente caería bajo la normativa acerca de
dispositivos médicos y la legislación asociada".
El grupo de Maslen no quiere
restringir el acceso a dispositivos de mejora cognitiva, pero quiere que los
consumidores tengan "la información necesaria para determinar qué riesgos
están dispuestos a tomar en la búsqueda de potenciales beneficios".
"Calma y cautela"
En opinión de Roy Cohen Kadosh,
de la Universidad de Oxford, y a cargo del estudio sobre el impacto de la TDCS
en el desempeño en matemática, "uno puede usar una estimulación que no sea
beneficiosa para uno, hay que saber por cuánto tiempo estimular, a qué hora
hacerlo y qué intensidad utilizar".
Recientemente otro grupo de
científicos han llamado a la "calma y cautela" respecto a estos
dispositivos, ya que pueden provocar convulsiones y cambios en el estado de
ánimo.
Los científicos utilizan estos dispositivos en
ambientes controlados y bajo supervisión médica.
Uno de estos investigadores, Nick
Davis, de la Universidad de Swansea, explica que porque el cerebro sigue en
desarrollo hasta los 20 años la estimulación en personas de esa edad o menos
podría tener un impacto aún mayor.
A Davis le resulta más
preocupante todavía que haya gente que fabrica sus propios kits de estimulación
cerebral.
Dispositivos caseros
Hay diversas fuentes de
información en la web para eso: foros, sitios web y demás. En un foro en Reddit
aparecen mensajes de personas que se han "quemado el cuero
cabelludo".
Otro usuario dice allí:
"Aparentemente me enojo con mayor frecuencia", tras utilizar la TDCS.
"Es probable -dice Davis-
que estas personas lo hagan en dosis mayores que las que un científico o
clínico aplicaría sobre un paciente y que tengan menos conciencia de los
riesgos potenciales".
Compañías apresuradas
Otra preocupación de la comunidad
científica es que estos dispositivos no están aún preparados para el mercado
general, algo que ha señalado Steven Novella, neurólogo de la Universidad de
Yale.
Dice que las compañías se están
apresurando a saltar sobre la publicidad en torno a investigaciones que aún no
están listas para salir al mundo, sólo porque "suenan avanzadas y
sexy".
"Hay mucha evidencia
publicada que podría hacer parecer que estas son terapias probadas, pero creo
que el marketing está un par de pasos por delante de la ciencia".
"Cualquier dispositivo sobre
el que se afirma que puede afectar nuestras funciones biológicas debería estar
apropiadamente regulado. La regulación es lo único que crea la motivación para
gastar el dinero necesario y dedicar el tiempo suficiente para hacer las
investigaciones que se requieren", agrega.
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