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martes, 20 de julio de 2010

Litio



Todos Tras el Litio

Uyuni es una pequeña ciudad de 25.000 habitantes cercana a un extraño desierto de sal, prodigio de la naturaleza e imán de aventureros de Europa y América del Sur. Su estación de ferrocarril, cerca de la frontera con Chile, alberga los restos de un pasado más próspero: un cementerio de locomotoras y vagones. La infraestructura vial es precaria con sólo un hotel, en condiciones de recibir al turismo. Prolifera el tráfico de drogas y el contrabando. En este contexto la existencia de litio ha generado enormes expectativas y preocupación por el medio ambiente.

El Salar de Uyuni es único mundo: tiene 12.000 kilómetros cuadrados, un espesor de 10 metros y se encuentra a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar. Es un punto que brilla de noche con el reflejo de la luna, rodeado de silencio y en donde la vida animal o vegetal es casi imposible. Lo cruzan fuertes vientos con temperaturas frías extremas [entre 30 y 40 grados bajo cero].

Bolivia tendría en el Salar de Uyuni, reservas de litio que triplicarían las existentes en el Desierto de Atacama [Chile] y que equivaldrían a la mitad de las reservas mundiales [dato todavía no certificado]. El litio es un metal blando, de color blanco plata, utilizado para fabricar medicamentos psiquiátricos [para el tratamiento del denominado trastorno bipolar] pero también de gran utilidad para fabricar aleaciones conductoras de calor para baterías eléctricas.


La importancia del litio radica en el cambio de paradigma energético ante la crisis mundial del petróleo y la ahora reconocida estrategia de los Estados Unidos en el discurso del Presidente Barack Obama de explorar “fuentes alternativas” ante el desastre petrolero del Golfo de México. Muchos gabinetes ministeriales de varios países y buró ejecutivos han orientado su mira al salar de Uyuni. Entre ellos: General Motors Corporation en Detriot.
GMC en The Economist, había anunciado ya en 2007, su “apuesta al litio” y se anticipó diseñando un automóvil [Chevrolet volt] con autonomía para viajar 64 km bajo el impulso de baterías tipo ion-litio, a partir de allí recién se activaría un motor a combustión de gasolina. La recarga llevaría 10 minutos de una toma común de 220 voltios. El auto además puede alcanzar una velocidad de 180 km/hora con un aceleración 0/100 en menos de 10 segundos. Es importante destacar que las baterías anteriores [hechas a base de niquel, cadmio o zinc] no superaban los 5 km de Autonomía.

Toyota [con su modelo Prius], Nissan [con el prototipo Pivo2], Dessault [en convenio con China para desarrollar el modelo Clevanova] Porche, Mercedes y Volvo han acelerado la competencia por los modelos alternativos desde 2007.

El interés por este metal blando boliviano fue anticipado ya en 1992, habiéndose calculado en aquel entonces que el interés comercial del recurso resurgiría en 20 años, profecía cumplida con notable exactitud. Por su parte el precio del litio se ha multiplicado por 10 desde 1998 hasta el 2006 y duplicado desde entonces hasta la actualidad.

Entre los interesados en el recurso boliviano se encuentra el controvertido grupo francés Bolloré, fabricante del coche eléctrico Blue car y socio de Eramet, grupo minero que explota el níquel de Nueva Caledonia y el manganeso en Gabón.
El Presidente de Bolivia Evo Morales ha impulsado la construcción de una planta piloto cerca del salar desde 2008 y se lleva invertido unos 8 millones de dólares en el emprendimiento. COMIBOL, empresa estatal boliviana es la que tiene hoy el control del proyecto.

Si se tiene en cuenta que las reservas de litio de Bolivia equivaldrían al 40% de las existentes en el planeta y que al día de hoy el salar de Atacama en Chile produce un 30% y Argentina un 10% del mencionado recurso, Sudamérica controlaría un 80% de la producción mundial. De países extra-continentales, sólo China tendría una producción relevante con un 13%.

Estos datos transforman a la región boliviana [junto a sus vecinas Chilena y Argentina] en un terreno de disputas internacionales por el control del recurso que será clave para el desarrollo del automóvil eléctrico.

La población de Bolivia, ha resistido un anterior intento en 1990 de la empresa estadounidense Litco [Litio Corporation] de trasladarse a la región para explotar el recurso. Movilizaciones populares lograron cancelar el proyecto, que en aquel momento no tenía la importancia estratégica que tiene en la actualidad. La desconfianza de la población es motivada por la experiencia histórica de un país rico en minerales y otros recursos naturales y cuyos dirigentes siempre administraron en beneficio de corporaciones extranjeras y en desmedro de sus pobladores.

Sin embargo, desde la asunción del Presidente Aymara Evo Morales, esta ecuación parece estar cambiando, al aumentar el porcentaje de las regalías que pagan las empresas que explotan el gas.

Morales, se ha reunido con diferentes líderes económicos y políticos mundiales, entre los que están George Soros, el Presidente de Rusia, Luiz Ignacio Lula da Silva [Presidente de Brasil] y los directivos de la francesa Bolloré. Su propuesta no es limitar el rol de Bolivia a la mera función extractiva, sino que apunta a la industrialización de su país en torno a la explotación del litio.

Eramet, Bollormé, Mitsubishi, y LG, entre tantos interesados, deben adecuarse a la nueva constitución Boliviana que impone una importante participación y control estatales, en la explotación de los recursos naturales. Habituados como están a explotar recursos en diferentes lugares del mundo maximizando sus ganancias a costa de todo o que se les permita hacer, muchos observadores de la política boliviana estiman que la nueva administración deberá precisar sus prioridades extremando cuidados de no cometer viejos errores.

miércoles, 14 de julio de 2010

Ligas



Las grandes ligas europeas podrían estar arruinadas en dos años, según un estudio

La Bundesliga es la competición más rentable, por delante de la 'Premier' y de la 'Ligue' francesa, seguidas por la Liga BBVA y el 'Calcio'.

La Primera División española, la 'Premier League' inglesa o la 'Serie A' italiana podrían estar arruinadas en dos años, según un estudio realizado por la consultora estratégica A.T. Kearney, que determina que la mayor parte de las ligas europeas no son sostenibles en términos económicos.

De los 736 jugadores que han participado en Sudáfrica, 547 juegan en las ligas europeas, que acaparan el grueso del fútbol mundial, y el análisis destaca que la Bundesliga es la competición más rentable, por delante de la 'Premier' y de la 'Ligue' francesa, seguidas por la Liga BBVA y el 'Calcio'.

Así, se refleja que los clubes alemanes han sabido rentabilizar las inversiones realizadas en el Mundial de 2006, principalmente por la modernización de sus estadios. Además, invierten cerca de 100 millones de euros en academias que les permiten desarrollar nuevos talentos, reduciendo de esa forma futuros gastos en fichajes y costes salariales.

La Bundesliga, además, no sólo obtiene beneficios con un RoA (Rentabilidad sobre Activos) del 2%, sino que aún tiene margen para el crecimiento económico y encabeza el ranking relativo a aspectos medioambientales, con 10 proyectos en marcha.

Para realizar este análisis se han tenido en cuenta datos de ventas, activos y retorno, y los resultados son muy negativos, ya que reflejan que si las tres grandes ligas fueran compañías, en menos de dos años estarían en quiebra, teniendo en cuenta que la 'Premier' tiene un RoA del -5%, la Liga -7% y el Calcio -12%, frente a al media del 4 por ciento positivo de otro tipo de empresas.

Así, en la temporada 2009/2010, los clubes de las ligas analizadas han alcanzado un balance negativo de 566 millones de euros en operaciones de transferencias de jugadores, -257 de ellos de la española.

En los últimos tres años, la 'Premier' realizó una inversión neta en jugadores por un valor de cerca de los 1.000 millones de euros y la Liga ha invertido casi 600 millones, fundamentos económicos que no descartan que algunos clubes desaparezcan a medio plazo.

Recuerdos

La "calma" después de la vuvuzela

Gorka Larrabeiti

Remite la vuvuzela y Sudáfrica vuelve a la sorda rutina. Después de la algarabía informativa del Mundial, en Sudáfrica abren los ojos y se encuentran con esos tristes monstruos arquitectónicos vacíos que dejan todos los grandes eventos (recuerden la isla de la Cartuja de Sevilla después de la Expo, el Fórum de Barcelona o la Expo de Zaragoza).

Sudáfrica se gastó 2.000 millones de euros en hacer cinco nuevos estadios y en renovar otros cinco antiguos. Tres de ellos servirán para lo que ya servían, o sea, para el rugby; otro hará de cajón de sastre y albergará todo aquello que genere fondos, desde conciertos a bodas, funerales o reuniones evangélicas. Quedan seis con los que no se sabe qué hacer, pues nadie ha querido gestionarlos. Pelotazos urbanísticos que dejan carcasas que cuestan 16 millones de euros al año de mantenimiento en un país que tiene graves problemas de luz y electricidad en muchas barriadas. Muchos de esos edificios construidos para que se vieran más que para que se usaran no eran necesarios del todo: bastaba con arreglar otros ya existentes. La FIFA llegó a amenazar en el caso de Ciudad del Cabo con degradar la categoría de la sede a menos que se construyera un estadio completamente nuevo.

La "calma" volvió a Sudáfrica el mismo domingo. Hubo ataques racistas a tiendas de extranjeros en Cape Flats, Wellington, Paarl, Franschhoek y Klapmuts. 70 extranjeros se refugiaron en la comisaría de Policía de Mbekweni en Paarl; otros 22 lo hicieron en Wellington. El periódico Die Burger informaba de que la policía de Nyanga aconsejaba a los extranjeros, principalmente somalíes, abandonar esa ciudad.

Después de que Sudáfrica haya gastado 38.000 millones de dólares en el Mundial, Danny Jordaan, el director del Comité organizador, afirmaba que el lunes después de la final se sentiría una especie de nostalgia "después de una gran fiesta". Una resaca tal vez producida por la borrachera de 93.000 millones de dólares que se han inyectado en el PIB. Economía drogada. Jordaan anunciaba sin embargo que "si tuvieran que celebrarse unas Olimpiadas en África, Sudáfrica sería el país indicado para hacerlo". Blatter, presidente de la FIFA, apoya la idea. No sería de extrañar que en 2020 vuelvan a sonar las vuvuzelas: ahora de modo olímpico. África es el mercado más contendido. De momento, a la vuvuzela espectacular le va ganando el silencio chino.

Insólito





El reino mágico
Eduardo Galeano
Pacho Maturana, colombiano, hombre de vasta experiencia en estas lides, dice que el fútbol es un reino mágico, donde todo puede ocurrir. El Mundial reciente ha confirmado sus palabras: fue un Mundial insólito.


Insólitos fueron los diez estadios donde se jugó, hermosos, inmensos, que costaron un dineral. No se sabe cómo hará Suráfrica para mantener en actividad esos gigantes de cemento, multimillonario derroche fácil de explicar pero difícil de justificar en uno de los países más injustos del mundo.

Insólita fue la pelota de Adidas, enjabonada, medio loca, que huía de las manos y desobedecía a los pies. La tal Jabulani fue impuesta aunque a los jugadores no les gustaba ni un poquito. Desde su castillo de Zurich, los amos del fútbol imponen, no proponen. Tienen costumbre.
Insólito fue que por fin la todopoderosa burocracia de la FIFA reconociera, al menos, al cabo de tantos años, que habría que estudiar la manera de ayudar a los árbitros en las jugadas decisivas. No es mucho, pero algo es algo. Ya era hora. Hasta estos sordos de voluntaria sordera tuvieron que escuchar los clamores desatados por los errores de algunos árbitros, que en el último partido llegaron a ser horrores. ¿Por qué tenemos que ver en las pantallas de televisión lo que los árbitros no vieron y quizá no pudieron ver? Clamores de sentido común: casi todos los deportes, el basquetbol, el tenis, el béisbol y hasta la esgrima y las carreras de autos, utilizan normalmente la tecnología moderna para salir de dudas. El fútbol, no.
Los árbitros están autorizados a consultar una antigua invención llamada reloj, para medir la duración de los partidos y el tiempo a descontar, pero de ahí está prohibido pasar. Y la justificación oficial resultaría cómica, si no fuera simplemente sospechosa: el error forma parte del juego, dicen, y nos dejan boquiabiertos descubriendo que errare humanum est.
Insólito fue que el primer Mundial africano en toda la historia del fútbol quedara sin países africanos, incluyendo al anfitrión, en las primeras etapas. Sólo Ghana sobrevivió, hasta que su selección fue derrotada por Uruguay en el partido más emocionante de todo el torneo.

Algunos resentidos llegamos a sospechar que el pulpo era un corrupto

Insólito fue que la mayoría de las selecciones africanas mantuvieran viva su agilidad, pero perdieran desparpajo y fantasía. Mucho corrieron, pero poco bailaron. Hay quienes creen que los directores técnicos de las selecciones, casi todos europeos, contribuyeron a este enfriamiento. Si así fuera, flaco favor han hecho a un fútbol que tanta alegría prometía. África sacrificó sus virtudes en nombre de la eficacia, y la eficacia brilló por su ausencia.
Insólito fue que algunos jugadores africanos pudieran lucirse, ellos sí, pero en las selecciones europeas. Cuando Ghana jugó contra Alemania, se enfrentaron dos hermanos negros, los hermanos Boateng: uno llevaba la camiseta de Ghana, y el otro la camiseta de Alemania.
De los jugadores de la selección de Ghana, ninguno jugaba en el campeonato local de Ghana. De los jugadores de la selección de Alemania, todos jugaban en el campeonato local de Alemania. Como América Latina, África exporta mano de obra y pie de obra.

Insólita fue la mejor atajada del torneo. No fue obra de un portero, sino de un goleador. El atacante uruguayo Luis Suárez detuvo con las dos manos, en la línea del gol, una pelota que habría dejado a su país fuera de la Copa. Y gracias a ese acto de patriótica locura, él fue expulsado pero Uruguay no.
Insólito fue el viaje de Uruguay, desde los abajos hasta los arribas.

Nuestro país, que había entrado al Mundial en el último lugar, a duras penas, tras una difícil clasificación, jugó dignamente, sin rendirse nunca, y llegó a ser uno de los mejores. Algunos cardiólogos nos advirtieron, desde la prensa, que el exceso de felicidad puede ser peligroso para la salud. Numerosos uruguayos, que parecíamos condenados a morir de aburrimiento, celebramos ese riesgo, y las calles del país fueron una fiesta. Al fin y al cabo, el derecho a festejar los méritos propios es siempre preferible al placer que algunos sienten por la desgracia ajena.

Terminamos ocupando el cuarto puesto, que no está tan mal para el único país que pudo evitar que este Mundial terminara siendo nada más que una Eurocopa. Y no fue casual que Diego Forlán fuera elegido mejor jugador del torneo.

Insólito fue que el campeón y el vicecampeón del Mundial anterior volvieron a casa sin abrir las maletas. En el año 2006, Italia y Francia se habían encontrado en el partido final. Ahora se encontraron en la puerta de salida del aeropuerto. En Italia, se multiplicaron las voces críticas de un fútbol jugado para impedir que el rival juegue.

En Francia, el desastre provocó una crisis política y encendió las furias racistas, porque habían sido negros casi todos los jugadores que cantaron la Marsellesa en Suráfrica. Otros favoritos, como Inglaterra, tampoco duraron mucho. Brasil y Argentina sufrieron crueles baños de humildad. Medio siglo antes, la selección argentina había recibido una lluvia de monedas cuando regresó de un Mundial desastroso, pero esta vez fue bienvenida por una abrazadora multitud que cree en cosas más importantes que el éxito o el fracaso.

Insólito fue que faltaran a la cita las superestrellas más anunciadas y más esperadas. Lionel Messi quiso estar, hizo lo que pudo, y algo se vio. Y dicen que Cristiano Ronaldo estuvo, pero nadie lo vio: quizás estaba demasiado ocupado en verse.
Insólito fue que una nueva estrella, inesperada, surgiera de la profundidad de los mares y se elevara a lo más alto del firmamento futbolero. Es un pulpo que vive en un acuario de Alemania, desde donde formula sus profecías. Se llama Paul, pero bien podría llamarse Pulpodamus.

Al fin se hizo justicia, lo que no es frecuente en el fútbol ni en la vida

Antes de cada partido del Mundial, le daban a elegir entre los mejillones que llevaban las banderas de los dos rivales. Él comía los mejillones del vencedor, y no se equivocaba.
El oráculo octópodo influyó decisivamente sobre las apuestas, fue escuchado en el mundo entero con religiosa reverencia, fue odiado y amado y hasta calumniado por algunos resentidos, como yo, que llegamos a sospechar, sin pruebas, que el pulpo era un corrupto.

Insólito fue que al fin del torneo se hiciera justicia, lo que no es frecuente en el fútbol ni en la vida. España conquistó, por primera vez, el campeonato mundial de fútbol. Casi un siglo esperando.

El pulpo lo había anunciado, y España desmintió mis sospechas: ganó en buena ley, fue el mejor equipo del torneo, por obra y gracia de su fútbol solidario, uno para todos, todos para uno, y también por las asombrosas habilidades de ese pequeño mago llamado Andrés Iniesta. Él prueba que a veces, en el reino mágico del fútbol, la justicia existe.

Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía "Cerrado por fútbol". Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado 64 partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido.
Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia.

Ya empiezo a extrañar la insoportable letanía de las vuvuzelas, la emoción de los goles no aptos para cardíacos, la belleza de las mejores jugadas repetidas en cámara lenta. Y también la fiesta y el luto, porque a veces el fútbol es una alegría que duele, y la música que celebra alguna victoria de esas que hacen bailar a los muertos, suena muy cerca del clamoroso silencio del estadio vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue sentado, solo, incapaz de moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie.

viernes, 2 de julio de 2010

Jabulani



Balones en crisis

En cada Mundial un nuevo balón es el protagonista del juego. En Sudáfrica le ha correspondido al Jabulani.
Los nuevos balones cumplen los márgenes que marca la FIFA e incorporan nuevas tecnologías en materiales, fabricación y acabado. Todos los balones son verificados antes de ser aprobados. Y, a pesar de ello, son criticados por porteros, seleccionadores y jugadores. Algunos tachan al Jabulani de balón escurridizo, imposible, con trayectorias imprevisibles y sólo bueno para pases cortos.
Capello lo ha calificado como "el peor que he visto en mi vida" y se ha llegado a hablar de efecto Jabulani. Todo ello a pesar de que las normas de la FIFA intentan garantizar que los balones tengan una cierta ligereza junto a un buen control. Pero, ¿qué puede haber de cierto en las críticas? ¿las normas actuales garantizan que los balones no hagan extraños? Y ¿son las trayectorias erráticas una característica del Jabulani?

El Jabulani, con sus 440 gramos, se encuentra en la parte alta del rango de pesos permitido al balón (420-445g). Además, se caracteriza por un bote uniforme, una gran redondez y por una nula absorción de agua, con lo que su peso no aumenta en campos mojados, ni con la lluvia.
Respecto al Teamgeist del Mundial de Alemania en 2006, ha reducido los paneles de 14 a sólo 8 y evita las costuras con un sellado térmico. El Teamgeist demostró tener mejores coeficientes de sustentación al girar en los lanzamientos con efectos frente a los balones tradicionales de 32 paneles. Esto implicaría un mayor peso de los efectos. Faltará conocer los resultados del Jabulani, que quizá también sean elevados. El nuevo balón incorpora rugosidades para evitar ser un balón demasiado liso y difícil de controlar que podría presentar problemas aerodinámicos.
Sabemos que los balones padecen una crisis aerodinámica, en torno a los 80 kilómetros por hora. Si la atraviesan durante el vuelo hacia portería pierden velocidad, mientras empeora la penetrabilidad o Cx. Aunque parezca raro, esa zona de crisis les hace aumentar súbitamente la resistencia al avance mientras disminuyen la velocidad. Es debido a un cambio súbito de envoltura. La capa de aire que los envuelve cambia de turbulenta a laminar, mientras el Cx pasa de ser ligeramente superior a 0,2 a situarse en torno a 0,5. Cuando esto se produce cerca del portero es difícil que éste pueda adivinar la trayectoria que tomará el balón. También se han descrito trayectorias erráticas en balones chutados con la puntera y sin giro. En ellos es difícil conocer la trayectoria precisa que tomará el balón, pero a falta de mayores estudios aerodinámicos nada hace sospechar que el Jabulani sea más propenso a trayectorias erráticas que sus predecesores.

Ante la eliminación de Inglaterra, Capello ha manifestado que "es inexplicable que no se use la tecnología", refiriéndose a la implementación de un sistema de aviso de franqueo de la línea de gol. El Jabulani nace abierto a incorporar este tipo de tecnología en el momento de ser aprobada. El fútbol no se caracteriza por ser un deporte de cambios súbitos y frecuentes en sus normas. Pero analizando la investigación aplicada en estos últimos años es injusto sentenciar que no se usa la tecnología. Las normas siempre van a ir por detrás de la tecnología, que ya existe.


Xavier Aguado Jódar es Biomecánico del deporte, Catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha

Alegría


"Hay más alegría ahora que en 1950"

LUIS UBIÑA Defensa uruguayo en los Mundiales de 1966 y 1970

El ex futbolista uruguayo Luis Ubiña, capitán de la selección que alcanzó las semifinales en México 70.-


El lateral derecho Luis Ubiña (Montevideo, 1940) fue el capitán de la última selección uruguaya que alcanzó las semifinales de un Mundial, en 1970. Ahora espera ansioso en Montevideo a que sus paisanos repitan la gesta.


Pregunta. ¿Cómo es posible que de un país con tres millones de personas haya dado tantas selecciones mundialistas?


Respuesta. Esa es difícil de contestar porque ahora han desaparecido los potreros. Hasta hace 20 años en Montevideo había una canchita cada dos manzanas. Ahora, donde había una canchita han construido un edificio. Pero igual siguen saliendo jugadores. A lo mejor los padres llevan a sus hijos a los clubes porque es una buena salida económica. Nosotros jugábamos porque nos gustaba. Jugábamos descalzos y en la calle. Ahora te ven jugando en la calle y te llevan preso.


P. ¿La reputación violenta del futbolista uruguayo coincide con la realidad?


R. Es injusta. Yo jugué 20 años en Uruguay y sólo vi quebrar a uno: al Cococho Álvarez. En mi época eran fuertes, no malintencionados. Fuertes como el Mono Gambetta, como El Negro Obdulio Varela... ¿Me entiende? Eran gente especial. Con mucho genio. Se hacían respetar por los compañeros y por los rivales. El Mono te pegaba una patada y te pedía perdón. Yo mismo jugaba fuerte pero sin mala intención. El Tito González de Peñarol y Montero Castillo eran otros casos. Pero nunca quisieron quebrar a nadie. ¡Montero Castillo iba fuerte porque su temperamento lo hacía buscar la pelota con vehemencia y por eso lo ponían!


P. ¿Cuál es el mejor equipo uruguayo después de 1950?


R. A mí me encanta esta selección de Tabárez. La estoy disfrutando deportivamente y como uruguayo. Los chiquilines están llenando las plazas y las calles. Se llena todo de coches y de banderas. Estos muchachos le están dando una alegría muy grande al pueblo. Yo en 1950 en el Maracanazo tenía diez años y la gente no estaba tan contenta como ahora. ¡No se puede cruzar ni la calle! ¡Hay que ver que están representando a tres millones y medio de habitantes nada más! Estamos luchando contra Holanda que tiene 15, contra Italia que tiene 60, contra España y Argentina que tienen 40... Ahora que digo España me acuerdo que camino de Inglaterra en 1966 jugamos un amistoso en el Bernabéu y tuve el gusto de marcar a Gento.


P. ¿Iba rápido?


R. ¡Como una víbora! Rápido como el diablo. Después comimos sardinas. ¡Qué buenas que están las sardinas en España! En Uruguay son en lata.


P. ¿Qué le gusta de este Uruguay?


R. Que Tabárez hizo un muy buen grupo humano de obreros deportivos. Tienen hambre de triunfo: los jugadores, salvo Forlán, son casi todos de equipos chicos. El mundo no los conoce todavía. Y Suárez puede convertirse en un gran jugador. Lo conozco desde que tenía 13 años en Nacional.


P. ¿Cuál es el jugador más querido?


R. Si se hace una encuesta gana el Loco Abreu.


P. ¿Y la selección con más potencial?


R. La de 1990. Estaban Francescoli, Alzamendi, Rubén Paz, Rubén Sosa, Perdomo, De León... Nunca reunimos tantas figuras. Tal vez les faltó suerte, preocupación, unión...


P. En 1970 salieron a buscar a Brasil. ¿Por qué se sentían tan seguros?


R. Los titulares de ese equipo vivíamos y jugábamos en Montevideo, en Nacional y Peñarol. Estábamos compenetrados. Si Rocha no se hubiera desgarrado en el debut el partido habría sido distinto. Rocha era el Forlán de entonces. Entrabas a la cancha y sabías que ibas 1-0.


P. ¿Qué momento recuerda de ese partido?


R. Una pelota que fue a sacar Montero Castillo. Chocó con Pelé y yo fui y le dije algo y se me volvió y me dijo: "Yo te parto la pierna". Siempre fui muy hincha de Pelé y después de ese partido más todavía.


P. ¿Cuál era el jugador más difícil de frenar en Brasil de 1970?


R. El negro. Te descuidabas y te hacía un gol o un pase de gol. Nos fuimos calientes. Pero cuando pierdes contra Pelé, Rivelino, Tostao, Gerson... Lo que es feo es perder cuando estás igualado con el otro. Pero no sólo se pierde por motivos deportivos: a nosotros en México nos cambiaron la sede. Teníamos que jugar en el estadio Azteca y nos mandaron a Guadalajara. Viajamos toda la noche a Puebla y al día siguiente a Guadalajara. No nos dejaron ni practicar en la cancha antes del partido: nos fuimos todos a la cama a dormir. Y en Inglaterra también nos provocaron: jugamos el partido inaugural contra Inglaterra, que iba de rojo, y estábamos por salir a la cancha y el árbitro nos obligó a jugar con camisetas blancas. Recuerdo que el técnico le decía al árbitro: "¿Cómo nos vamos a cambiar la celeste si somos campeones del mundo?". Entramos y el juez inglés nos arrancó la cabeza. Y contra Alemania también nos dieron en la cabeza. No sólo los jugadores juegan al fútbol. Los puntos también se juegan en las oficinas.


P. Dice Pablo Forlán que después del partido contra Alemania se encontraron al árbitro en el túnel y le pegaron.


R. Puede ser. Salieron los uruguayos...