¿Podrá el cannabis remplazar al
"material milagroso"?
BBC News - domingo, 17 de
agosto de 2014
Las fibras resultantes de los
residuos del cultivo del cannabis industrial o cáñamo –utilizadas para la
producción de telas, papel, biocombustibles– pueden ser transformadas en
dispositivos de almacenamiento de energía de alto rendimiento.
Un equipo de científicos
"cocinó" la corteza de cannabis para transformarla en nanoláminas de
carbono y construyó supercondensadores "similares o mejores que el
grafeno", el material por excelencia de esta industria.
Los investigadores
estadounidenses creen que los autos y las herramientas eléctricas podrían
aprovechar esta tecnología del cáñamo.
Sus más recientes trabajos fueron
presentados en la reunión de la Sociedad estadounidense de química en San
Francisco.
"La gente me pregunta: ¿por
qué el cáñamo? Yo les respondo: ¿por qué no?", dice el doctor David Mitlin
de la Clarkson University en Nueva York, quien describió su dispositivo en la
revista científica ACS Nano.
"Estamos haciendo sustancias
parecidas al grafeno pero gastando una milésima parte del precio y lo estamos
haciendo con basura".
"El cultivo del cannabis que
utilizamos es perfectamente legal. No tiene tetrahidrocannabinol (THC), así que
no hay riesgo de solapamiento con el uso recreativo".
Los costos
En países como China, Canadá y
Reino Unido, el cáñamo puede ser cultivado industrialmente para hacer textiles
y materiales de construcción.
Pero por lo general, la fibra
resultante –la corteza interior– termina en los basureros.
El equipo de Mitlin tomó estas
fibras y las recicló, hasta convertirlas en supercondensadores: dispositivos de
almacenamiento de energía que están transformando la forma en la que los
aparatos electrónicos reciben energía.
Las baterías convencionales
almacenan grandes reservas de energía y la proveen lentamente, mientras que los
supercondensadores pueden descargar rápidamente toda su carga.
Son ideales para máquinas que
dependen de fuertes descargas de poder. En los autos eléctricos, por ejemplo,
los supercondensadores se utilizan para el frenado regenerativo.
Liberar este torrente requiere
electrodos con alta área de superficie, una de las muchas propiedades
fenomenales del grafeno, que es más fuerte que el diamante, mejor conductor que
el cobre y más flexible que el caucho: el "material milagroso".
Sin embargo, es prohibitamente
caro de producir.
Receta secreta
Encontrar alternativas baratas y
sostenibles es la especialidad del grupo de investigación de Mitlin en la
Universidad de Alberta, en Canadá.
Ellos han experimentado con todo
tipo de residuos biológicos: desde musgo de turba hasta huevos. Más
recientemente, convirtieron cáscara de banano en las baterías.
"Se pueden hacer cosas muy
interesantes con los biorresiduos. Hemos descubierto la receta secreta para
sacarles provecho," dice Mitlin.
El truco es adaptar la fibra
vegetal al dispositivo eléctrico correcto, de acuerdo a su estructura orgánica.
"Las cáscaras de banano
pueden convertirse en un bloque denso de carbono, al que llamamos
pseudografito, y eso es genial para las baterías de iones de sodio",
explicó.
"Pero si nos fijamos en las
fibras de cáñamo, su estructura es distinta: hace láminas con una amplia
superficie propicia para los supercondensadores".
El primer paso, dice, "es
cocinarlo como en una olla de presión". Ese proceso es conocido como
síntesis hidrotermal.
"Una vez que se disuelve la
lignina y la semicelulosa, se obtienen estas nanoláminas de carbono, una
estructura pseudografeno".
Al convertir estas hojas en
electrodos y añadirles un líquido iónico como el electrolito, su equipo hizo
supercondensadores que funcionan a una amplia gama de temperaturas y una alta
densidad de energía.
Las comparaciones directas con
los dispositivos rivales son complicadas por la variedad de las medidas de
rendimiento.
Pero el trabajo fue revisado por
homólogos de Mitlin que calificaron al dispositivo como "a la par o
incluso mejor" que los dispositivos comerciales basados en el grafeno.
"Funcionan a temperaturas
menores a los 0ºC y poseen una de las mejores combinaciones de potencia de
energía reportada por cualquier carbono. Por ejemplo, en una muy alta densidad
de potencia de 20 kW/kg (kilovatios por kilo) y temperaturas de 20ºC, 60ºC y
100ºC, las densidades de energía son de 19, 34 y 40 Wh/kg (vatios-hora por
kilo) respectivamente".
Una vez armados, su densidad de
energía es de 12 Wh/kg, y puede conseguirse en un tiempo de carga menor de seis
segundos.
Crecimiento de la industria
El cannabis industrial no es lo
mismo que la marihuana, cuyo uso es recreativo o medicinal.
"Obviamente, el cáñamo no
puede hacer todo lo que hace el grafeno", admite Mitlin.
"Sin embargo, para el
almacenamiento de energía, funciona igual de bien y cuesta una fracción del
precio: entre US$500 y US$1.000 por tonelada".
Después de haber establecido una
prueba de principio, su compañía Alta Supercaps está a la espera de comenzar la
fabricación a pequeña escala.
Se tiene previsto comercializar
dispositivos para las industrias de petróleo y gas, donde la operación en altas
temperaturas es un activo valioso.
Su traslado a Estados Unidos
coincide con un cambio en las actitudes de regulación, con señales de que el
cáñamo podría estar haciendo una reaparición.
En China, la cosecha se cultiva
extensamente, y en Canadá, la industria de los textiles está creciendo.
"Cerca de mi casa en Alberta
hay una instalación de procesamiento de cáñamo agrícola. Y toda fibra está
tirada allí, no saben qué hacer con ella", le cuenta Mitlin a la BBC.
"Es un producto de desecho
en busca de una aplicación que le otorgue valor añadido. La gente está
prácticamente pagando para deshacerse del cáñamo".
Y si la tecnología realmente
despega, podría ayudar a las economías, argumenta el experto.
"Es una planta robusta.
Muchos de los agricultores estarían encantados de cultivar cáñamo".
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