Otra marea roja: el país del made
in China
La Nación - agosto de 2014
Una marea lenta, pero implacable,
avanza por la economía argentina, donde cada vez más espacios son ocupados por
productos, empresas e inversiones chinas. Desde gaseosas, autos y juguetes
hasta grandes obras hidroeléctricas, cerealeras y bancos, pasando por jugadores
de fútbol, costumbres culinarias y equipamiento ferroviario, todo es válido a
la hora de alimentar la decisión estratégica del gigante asiático de aumentar
su presencia en el país.
Las importaciones chinas pasaron
de ocupar 5% del total de las compras argentinas al exterior en 2001 a
representar 15,3% en 2013, según la consultora Desarrollo de Negocios
Internacionales (DNI). No sólo eso: los 15.000 autoservicios chinos que hay en
la Argentina explican el 30% de las ventas minoristas a nivel nacional. Además,
una compañía china, Cofco, compró 51% de la semillera Nidera y tiene la planta
de la firma Noble Grain, que está sobre el río Paraná; allí se reciben granos y
se produce aceite.
"Dentro de una casa, hay muy
pocas cosas que no sean chinas", afirma Miguel Belloso, que dirigió el
centro de promoción comercial en Shanghai entre 2000 y 2009, y que ahora es
director de posgrado de la USAL en la Escuela de Estudios Orientales. "En
materia tecnológica -agrega-, todo lo que se arma en Tierra del Fuego está 100%
fabricado con componentes chinos. Son eficientes, más baratos y de mejor
calidad."
Hay, sin embargo, algo que aún no
tienen aquí: tierras. Según Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la
Cámara Argentino China, han mirado y preguntado por precios, pero las ideas de
cotizaciones que ellos traen están alejadas de los valores reales del mercado
argentino. "Además, ahora hay una ley que les impide a las empresas
extranjeras las compras de grandes superficies de campo", acota el
directivo.
Esta avanzada forma parte de un
plan estratégico que abarca toda América latina, pero sin desafiar a los
Estados Unidos, que es la potencia económica regional. "Ellos acuerdan muy
bien con los norteamericanos con qué productos van a ingresar y con cuales no,
y a partir de ahí se presentan como un país nuevo, diverso y extraño",
dice Belloso.
Esta realidad preocupa a la
Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que denunció que los
productos made in China invadieron nuevamente los catálogos de ofertas y las
góndolas de las principales cadenas de retail del país. "Según un
relevamiento realizado por CAME en las siete cadenas más grandes, el 77% de los
productos no alimentarios que actualmente promocionan al público son de origen
chino", expresó la entidad mediante un comunicado.
Sillones, alfombras, sierras
eléctricas, lijadoras, caladoras, taladros, amoladoras, cortadoras de césped,
desmalezadoras, sanitarios, accesorios para el automóvil, hidrolavadoras,
herramientas de todo tipo son algunos de los miles de productos de origen chino
que, según CAME, han vuelto a invadir el mercado argentino.
Vale aclarar que en la mayoría de
los casos se trata de productos fabricados en China, pero dentro de las zonas
económicas exclusivas creadas a partir de 1978, donde hay 600.000 empresas de
todo el mundo, entre las cuales están las 500 principales multinacionales. Esas
zonas fueron el puntapié inicial para comenzar a industrializarse y luego salir
a la conquista de mercados externos. Fijaron una hoja de ruta y empezaron con
Europa, en 2000; luego con África, en 2004, y por último con América latina, en
2008.
Pero hay una forma más subliminal
en la que el dragón chino pone su pie en la Argentina: la gastronomía.
"Hay mucha comida fusión y se ha incorporado mucho de alimentación china
básica a lo que es la oferta gastronómica local", comenta Miguel Ángel
Calvete, director ejecutivo de la Federación de Supermercados y Asociaciones
Chinas y director ejecutivo de la Cámara de Autoservicios y Supermercados
Propiedad de Residentes Chinos (Casrech). Parte de ese plan es el lanzamiento
de su popular bebida JDB, que se elabora en Taiwán y que es en China el
equivalente a la Coca-Cola.
Además, según señala Belloso, hay
una creciente penetración de carácter cultural a través de los institutos
Confucio, que tuvieron la estrategia de instalarse como una entidad que acerca
a un país a través de conceptos no agresivos ni políticos. "Son formas de
ir generando gustos y simpatías, y el hecho más importante es que tienen acá
una colonia de 120.000 chinos, con 15.000 supermercados chinos que combinan los
gustos occidentales con los orientales", dice el especialista.
La minería no queda fuera de la
órbita de las inversiones orientales en el país. La empresa que tiene la
concesión de la mina de mineral de hierro en Río Negro, que se llama Minera
Sierra Grande, es propiedad de la china Metalurgical Group Corporation (MCC).
Además, hay varios capitales chinos asociados a proyectos de exploración de
litio, el "oro blanco" que abunda en la Puna argentina y que se usa
para fabricar, entre otras cosas, baterías.
En lo que hace a la industria
automotriz, tienen su sello aquí con la marca Chery, fabricante de automóviles
fundada en 1997 con sede en Wuhu, China. Su filial local está en manos de Grupo
Socma, propiedad de la familia Macri (fabrican en Uruguay y venden en la
Argentina). Aún no han llegado al país otras marcas chinas que ya se
comercializan en la región, como Geely, Lifan y Changan, o la fábrica de
camiones JAC.
Si bien están presentes, como se
dijo, en cada componente electrónico que ingresa al país y que luego se
ensambla en Tierra del Fuego, otra idea de las compañías chinas es comenzar a
poner un pie con sus propias marcas, como lo hacen por ejemplo con los
celulares HTC. Otro tanto hace Huawei, el proveedor líder global de tecnologías
de información y comunicación, que se encuentra 285 en el ranking de las 500
mayores empresas del mundo. Se trata de una política que quieren ampliar a
otras compañías de esa nacionalidad.
Según precisa Fernández Taboada,
además de posicionarse en el sistema bancario con ICBC y en el manejo de
puertos con Noble Grain, también están presentes en el comercio marítimo, con
dos firmas: Cosco y China Shipping.
¿Se podrán importar goles chinos?
Es probable. Por lo pronto, Boca y River firmaron un convenio con la Federación
China de Fútbol mediante el cual será posible la llegada de futbolistas de esa
nacionalidad. Además, el acuerdo incluye el intercambio de técnicos. Hubo una
experiencia fallida, hace 12 años, cuando el club xeneize fichó a Li Chao, que
nunca llegó a jugar en Primera.
El progreso en el terreno
futbolístico no se queda ahí. Calvete confió que en pocas semanas se fundará el
Club Social y Deportivo Chino. "La idea es tener una entidad como en su
momento fueron Deportivo Italiano, Deportivo Armenio o Deportivo Español",
acota.
Además de las múltiples marcas
propias que lanzaron los autoservicios chinos, que incluyen desde fideos
(Molino Dorado) hasta vinos (Viñas Doradas), también está la modalidad adoptada
por Casrech, de comprar empresas con marcas conocidas, para llegar más fácil al
consumidor. Así fue como, por ejemplo, compraron en 2009 Compañía Láctea del
Sur (ex Parmalat) y uno de sus principales activos, la marca Gándara, en la
localidad bonaerense de Chascomús.
El plano energético es quizás uno
de los más explorados por los inversores chinos en el país, en sintonía con las
necesidades de recursos naturales que presenta el gigante asiático. En el
sector petrolero tienen una fuerte presencia aquí con cuatro empresas: Sinopec,
con varias explotaciones en Chubut, Santa Cruz y Mendoza; China National
Offshore Oil Company (Cnooc), que compró 50% de Bridas por US$ 3100 millones en
2010 y se quedó con el 40% de Pan American Energy; Petro AP, que adquirió 30%
de las acciones de la empresa Alianza, que tenía participación junto a YPF en el
área denominada Llancanello R, y JHP, que está en Salta y Jujuy.
Esto no es casual. En materia de
petróleo, hasta 1993 China se autoabastecía, pero a partir de ahí se impulsó la
producción industrial y tuvo que empezar a importar. Hoy supera a los Estados
Unidos como importador de crudo. En gas ocurre algo parecido, más que nada para
alimentar centrales térmicas. En materia de minerales, necesitan prácticamente
todo. Además, perdieron la autosuficiencia alimentaria a partir de 2003, pese a
ser el primer productor mundial de muchos productos. Por eso están obligados a
integrarse con ciertas regiones del mundo.
Lejos de la rimbombante suma de
US$ 20.000 millones anunciados (y nunca concretados) durante la visita en 2004
del presidente chino Hu Jintao, la llegada al país del actual mandatario, Xi
Jinping, vino acompañada de nuevos convenios. Uno de los acuerdos estipula que
el banco chino ICBC, presente en la Argentina, financiará con US$ 4714 millones
la construcción de las represas hidroeléctricas Jorge Cepernic y Néstor
Kirchner, en la provincia de Santa Cruz. El país asiático invertirá, además,
US$ 2099 millones para renovar el Ferrocarril Belgrano Cargas, con una
contraparte de US$ 370 millones del Tesoro nacional.
El economista Luis Palma Cané
explica que esto forma parte de la moderna ola de expansión de China en el
mundo, que en esta nueva etapa agrega la ejecución de obra pública vía
licitaciones internacionales o adjudicaciones directas. También el gobierno de
Xi Jinping se comprometió a financiar la compra de 11 barcos para dragado por
US$ 423 millones en una primera etapa. "En última instancia, ellos lo que
buscan en todos estos casos es exportar su equipamiento", concluye Palma
Cané.
Además, en este encuentro entre
el presidente chino y la presidenta Cristina Kirchner se firmó un compromiso
por US$ 11 millones entre el Banco Popular de China y el Banco Central de la
República Argentina, para que en el caso de ser necesario se intercambien las
monedas, lo que se conoce como swap. "Se habló mucho de que esto iba a
aumentar las reservas, pero sólo servirá para pagar importaciones desde China,
porque el yuan no es moneda de reserva", explica Luis Palma Cané, que
advierte que, ante la situación de default, eso quedó pendiente.
En definitiva, estos anuncios no
derivarán más que en una mayor presencia de productos chinos en el país, algo
que alimentará la marea asiática en estas tierras. Es que, como destaca
Belloso, "en realidad, más que inversiones, lo que hacen los chinos son
negocios financieros en su beneficio".
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