Los programas con mentores ganan
peso en las empresas
El País - domingo, 17 de
agosto de 2014
“Aquel verano suspendí
matemáticas. No era un estudiante destacado excepto en biología. Tenía 17 años
y estaba perdido. Un mentor cambió mi vida. Adoraba el deporte y frecuentaba el
Club de Tenis de Barcelona. Allí solía encontrarme con el catedrático de
Medicina Interna, Pere Farreras, al que un día me atreví a preguntar si yo
podría ser médico. ‘No solo serás médico, sino un gran investigador’, me dijo,
unas palabras que hicieron que creyese en mí. Hoy soy cardiólogo gracias a su
influencia, su guía y buenos consejos”. Valentín Fuster es actualmente director
médico del hospital neoyorquino Monte Sinaí y, en España, dirige el Centro
Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, CNIC.
Y sabe de la importancia de la
figura del mentor o tutor, tan habitual en los países anglosajones, y que en
España está adquiriendo mayor protagonismo tanto en centros de enseñanza como
en empresas y fundaciones. Tal vez influya el nada desdeñable dato de que tan
solo el 22% de los estudiantes españoles tiene claro lo que va a estudiar,
según el Informe Círculo Formación. O la caída de vocaciones tecnológicas del
21% de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Politécnica de Valencia y
la Real Academia de Ingeniería en los últimos diez años. “Aunque se trata de
carreras con un alto índice de empleabilidad”, indica Fernando Vela Cossío,
subdirector de Ordenación Académica de la Escuela de Arquitectura de la UPM,
“estamos trabajando en programas de orientación y de tutelaje que permitan
reducir las tasas de abandono”.
Recurrir a tutores es una opción
en alza. Lorena Funes, licenciada en criminología, explica que “cuando llevas
tanto estudiado y luchado y no consigues entrar en el mercado laboral ves que
algo te está faltando”. Funes es alumna del programa Apadrina el Talento, de la
Fundación Príncipe de Girona, donde profesionales de compañías como Telefónica,
OHL, Nestlé, Melià, Indra, Hispasat, Havas Media, Gas Natural Fenosa, Repsol y
un largo etcétera ejercen de mentores de jóvenes en paro durante seis meses.
Toni García, de la empresa Doga,
es uno de estos tutores. Su pupilo, el joven Alberto Ridao, quien en su opinión
cuenta con grandes capacidades, “pero tenía que aprender a desarrollarlas”.
“Conocer a una persona con tanta experiencia como mi mentor cambia los puntos
de vista y saca lo mejor de ti”, dice Ridao. Algo que Adriá Palé le agradece a
su mentor, Paolo Mezza, del Grupo Arcano, “que ha potenciado mis fortalezas y
me ha redireccionado en la manera de buscar trabajo”.
Las grandes compañías son
conscientes de la efectividad de los programas de mentoring y cada vez son más
las que los llevan a cabo. Accenture desmonta la teoría de que estén enfocados
a los empleados de alto potencial. María José Sobrinos, directora de recursos
humanos y diversidad de la consultora, afirma que “absolutamente todos los
empleados” tienen un mentor asignado que participa activamente en el proceso de
evaluación anual de su tutelado. “Es una relación que requiere química. Por eso
cuando los empleados llegan a gerentes hacen un curso para formarse como
mentores y son testados en su visión de negocio, en el valor que aportan a la
compañía y su papel como desarrolladores”, dice Sobrinos.
En Microsoft, la mayoría de los
trabajadores tienen varios mentores “y también trabajamos con profesionales de
fuera de la compañía”, asegura Blanca Gómez, directora de recursos humanos de
la compañía. Cualquier empleado de Microsoft puede participar de dos maneras a
través de una aplicación. Según el perfil de cada persona, la propia
herramienta busca el mentor o mentora apropiado y pone en marcha el proceso.
“La otra opción es que el tutor se ponga de acuerdo con su pupilo y se
registren en la aplicación, que usan como soporte en el proceso”, asegura
Gómez.
La dirección de gestión del
talento de Telefónica aplica un programa exclusivo de mentoring para colectivos
específicos. Consejero y tutelado acuerdan el modelo de relación que quieren
seguir, estableciendo el número de encuentros y la definición de un plan de
desarrollo con objetivos tanto para el profesional elegido como para el pupilo.
Los mentores trabajan de forma voluntaria durante un año.
Acciona cuenta con un programa de
desarrollo profesional dirigido a los niveles de gerencia y directivos, que se
ha puesto en práctica en todas las divisiones del grupo en distintos países con
buenos resultados, aseguran fuentes de la compañía.
La gran novedad, según Javier
Galán, profesor de ESIC, llega de la mano del mentoring inverso, en el que las
personas de mayor experiencia son tuteladas por gente joven, “que desarrollan
tareas de nueva creación como planificadores de identidad digital, técnicos de
finanzas online, organizadores de las comunidades online o escritores wikiy y
se convierten en mentores de gran valor para los profesionales más
experimentados, pero ajenos al mundo digital”. Según Blanca Gómez, “empieza a
ser común tener mentores de menor edad o con características lo más diferentes
posible a las que tiene el propio profesional sujeto al programa”.
Una estrategia que sigue
MasterCard. Su director de recursos humanos, Ron Garrow, explica que un 37% de
sus empleados mundiales son millennials [es decir, nacidos entre las décadas de
los ochenta y los noventa], por lo que el mentoring inverso tiene mucho valor
en la organización. “De hecho, se introduce de forma orgánica, al permitir que
sean los propios empleados los que conozcan la iniciativa y decidan si se
beneficiarán de ella como mentores o como pupilos”. Garrow indica que el
programa permite a las personas que lo reciben obtener los conocimientos y
habilidades con los que suelen contar los empleados más jóvenes y que los
mentores tengan relación con la alta dirección, se sientan seguros de sus
habilidades y ganen experiencia a la hora de orientar y transmitir
conocimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario