“Alianza del Pacífico debe tener un perfil
propio”
Deutsche Welle - miércoles,
18 de junio de 2014
Dos politólogas hablan sobre las
fortalezas, las debilidades y los desafíos de la Alianza del Pacífico. El
proyecto de integración subregional que amenaza con opacar al Mercosur inaugura
su novena cumbre el 19 de junio.
Cuando en Europa se habla sobre
proyectos de integración comercial latinoamericanos, la primera instancia que
viene a la mente de muchos es el Mercado Común del Sur (Mercosur), compuesto
desde su creación en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; Venezuela
está en sus filas desde 2012. Pero el accidentado desarrollo de esta unión
subregional ha frustrado las expectativas de sus potenciales socios –y hasta
las de sus miembros– y ahora corre el riesgo de quedar opacada por una recién
llegada: la Alianza del Pacífico.
Conformada por Chile, Colombia,
México y Perú, la Alianza del Pacífico ha dado mucho que hablar en poco tiempo.
Aunque el expresidente peruano Alan García propuso su fundación hace apenas
tres años, la naciente organización ya superó uno de sus retos más espinosos:
en febrero de 2014 eliminó los aranceles del 92 por ciento de los productos que
circulan en su seno. Inaugura además su novena cumbre este miércoles
(19.6.2014) en el balneario mexicano de Punta Mita y está por anunciar la
ampliación de su base con la adhesión de Costa Rica.
“La membresía plena de Costa Rica
y Panamá se ve venir desde que la Alianza del Pacífico los aceptó como Estados
observadores. Bajo el mando de Rafael Correa, Ecuador se ha mantenido alejado
de ese bloque; pero está por verse qué pasará cuando haya un cambio de Gobierno
en ese país. Los líderes latinoamericanos deberían abrirse a políticas
económicas y comerciales más pragmáticas, como las que prevalecen en la Alianza
del Pacífico. Esta coalición tiene perspectivas promisorias”, comenta la
politóloga Ana Soliz Landivar.
Talante pragmático
A juicio de esta investigadora
del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo, el
interés que despierta la Alianza del Pacífico se debe a que cumple lo que
promete. Desde 2011, Chile, Colombia, México y Perú le han dado un impulso a la
circulación de bienes, servicios y ciudadanos; han estimulado el turismo
interno; han unido sus Bolsas de Valores; y han abierto embajadas de manera
conjunta en Asia y África. “Otros bloques subregionales palidecen en
comparación”, dice Soliz Landivar.
“Insisto, el hecho de que la
Alianza del Pacífico se presente como un modelo de integración pragmático le
facilita el trabajo y le abre muchas puertas. Este bloque se orienta claramente
hacia el libre comercio –entre sus miembros y de cara a terceros– y, como no
hay discordias ideológicas de por medio, la interacción se hace más fácil. Esa
visión común contribuye a que los tratados entre sus países tengan continuidad,
adquiriendo el carácter de políticas de Estado, no de Gobiernos pasajeros”,
explica la especialista del GIGA.
Sin negar las virtudes concretas
y potenciales de la Alianza del Pacífico, la politóloga Claudia Zilla, de la
Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, sostiene que buena parte de su
prestigio se ha basado hasta ahora en una campaña promocional bien orquestada,
cuyo mensaje más recurrente parece ser: este bloque tiene una población de 212
millones de personas con cada vez mayor poder adquisitivo y aporta el 36 por
ciento del Producto Interno Bruto de América Latina y el Caribe, una región
rica en materias primas y alimentos.
Perfil propio
“Lo que yo temo es que todo este
fervor en torno a la Alianza del Pacífico conduzca a que se sobreestime lo que
ella puede conseguir a corto plazo. Después de todo, ésta todavía tiene flancos
débiles y serios desafíos por delante. Esta es una alianza predominantemente
comercial, pero todos sus miembros producen más o menos lo mismo. El que
fabrica los productos más elaborados es México. Ese es un problema. ¿Se
organizarán para lograr que sus economías y cadenas de producción se
complementen?”, pregunta Zilla.
“Por otro lado, la Alianza del
Pacífico exhibe un exceso de diplomacia cuando se empeña en dejar claro que su
objetivo no es competir con Brasil en el mercado sudamericano. Será interesante
ver, de aquí a tres años, si los productos terminados que más se consumen en
Chile y Perú provienen de Brasil o de México. La alianza debe desarrollar un
perfil propio; uno que no esté definido en función de lo que otras instancias
–como Brasil– hacen o dejan de hacer”, señala la experta del SWP, acotando que
otros retos aguardan al otro lado del océano.
“Considerando que lo que aglutina
a la Alianza del Pacífico son las relaciones bilaterales entre sus socios, cabe
preguntarse si sus Estados miembros defenderán sus intereses a coro para tener
una mejor base de negociación frente a los países de la franja Asia-Pacífico”,
apunta Zilla. A los ojos de esta analista, Chile, Colombia, México y Perú
también deberán evitar ser víctimas de su propio éxito, impidiendo que la
eficiencia del bloque se vea comprometida por su excesiva burocratización o el
crecimiento desmedido de su estructura.
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