El Mandela latinoamericano por el
que piden los famosos
Infonews - sábado, 21 de
junio de 2014
Cuando Oscar López Rivera volvió
de Vietnam en 1968, tras combatir durante un año defendiendo la bandera
estadounidense, no imaginaba que su país adoptivo lo terminaría condenando años
después a ser el “preso político más antiguo del continente”. Condecorado con
la medalla de bronce, a su regreso de la guerra este puertorriqueño que emigró
a Estados Unidos a los 8 años de edad comenzó a militar en las barriadas pobres
latinas de Chicago donde afirmó su conciencia social en defensa de los derechos
civiles de sus compatriotas. La radicalización de su pensamiento lo llevó a
pelear por la independencia de su país y que pudiera abandonar la figura de
“Estado libre asociado” que Puerto Rico tiene en relación con Estados Unidos
desde 1952.
Por esa militancia en las FALN
(Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico) López Rivera fue
condenado en 1981 a 55 años de prisión, bajo el cargo de conspiración
sediciosa. En 1987, acusado de intentar fugarse de la prisión, recibió una
condena adicional de 15 años. Según el régimen de los Estados Unidos, las penas
consecutivas se sumaron y configuraron por lo tanto la decisión de someterlo a
70 años de cárcel. Hace veinte días, el 29 de mayo, Oscar López Rivera cumplió
33 años de cárcel. En enero último, llegó a los 73 de vida. Casi la mitad la
pasó detrás de las rejas.
Para demostrar el carácter
político de su detención, su abogada Jan Susler compara las penas que le
impusieron a López Rivera con otras condenas penales en Estados Unidos. Y
ejemplifica planteando que mientras en 1981 era condenado por conspiración
sediciosa a 55 años de prisión, la sentencia federal promedio por homicidio
alcanzaba los 10,3 años.
El caso enciende una gran
polémica en Estados Unidos y Centroamérica, pero es completamente desconocido
en la Argentina. Premios Nobel de la Paz como la guatemalteca Rigoberta Menchú,
el arzobispo sudafricano Desmond Tutu o el ex presidente de Estados Unidos
Jimmy Carter se han manifestado en favor de su liberación. El boxeador Sergio
“Maravilla” Martínez despertó el tema en la Argentina el pasado sábado 7 de
junio, cuando a sólo tres horas de su combate con el boricua Miguel Cotto subió
a su cuenta de Twitter una foto en la que lucía una remera con la inscripción
“Free Oscar López Rivera NOW”. La misma consigna bajo la cual el cantante de la
banda puertorriqueña Calle 13, René Pérez, encabezó al día siguiente una marcha
junto a miles de personas por las calles de Nueva York. El mismo reclamo que
había expresado Ricky Martin, durante la última entrega de los premios Grammy,
en noviembre pasado.
Hasta el presidente Bill Clinton
admitió en 1999, al ofrecer una conmutación de la pena a López Rivera, que la
condena de 70 años era injusta y desproporcionada. En esa propuesta, que
incluía a otros compatriotas de López Rivera, el mandatario estadounidense
destacó el hecho de que no habían sido declarados culpables de lastimar o matar
a nadie. “Nuestra sociedad cree que la pena debe ser proporcional al delito.
Cualquiera que pueda haber sido la conducta de los otros miembros de las FALN,
estos peticionarios –aun cuando son culpables por delitos graves– no fueron
declarados culpables de delitos relacionados con el asesinato o la mutilación
de ningún individuo”, planteó Clinton entonces.
Pero López Rivera rechazó el
ofrecimiento del mandatario demócrata porque comprendía a 13 de sus 15
camaradas presos, pero no alcanzaba a dos de ellos, Haydeé Beltrán y Carlos
Alberto Torres.
Han pasado 15 años de la oferta
de conmutación de penas por parte de Clinton y López Rivera sigue preso en una
cárcel estadounidense, esperando un indulto de Barack Obama. Las
manifestaciones por su liberación incluyen a gran cantidad de dirigentes
norteamericanos, principalmente pertenecientes al Partido Demócrata, pero
también algunos del Partido Republicano, organizaciones civiles y defensores de
los derechos humanos, como Amnistía Internacional. Comparan su caso con el de
Nelson Mandela y lo llaman “el Mandela americano”. E incluso plantean que
mientras el líder sudafricano pasó 27 años en prisión por sus reclamos contra
el apartheid, Oscar López Rivera lleva ya 33 años detenido por exigir la
independencia de Puerto Rico de los Estados Unidos.
Estado libre asociado
Pese a que participó en las
eliminatorias para el Mundial de Brasil, y de haber clasificado hasta podría
haber enfrentado –y, por qué no, eliminado– a la selección de Estados Unidos,
el presidente de Puerto Rico también se llama Barack Obama. La isla
centroamericana tiene desde 1952 el estatus de Estado libre asociado de Estados
Unidos. Su máxima autoridad, como cualquier otro estado de la Unión, es el
gobernador. Si bien cuenta con una Constitución propia, a nivel federal debe
atenerse a los dictados del Congreso estadounidense. Puerto Rico tiene un
representante en el Capitolio estadounidense. Este Comisionado Residente, así
se lo llama, se sienta entre diputados y senadores republicanos y demócratas,
puede entrar en debates pero no tiene derecho al voto.
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