A 20 años del doping de Maradona:
el hombre que pudo cambiar el principio y el final de la historia
LaNacion - martes, 24 de
junio de 2014
-Bueno, tordito, buen día. ¡Feliz
Mundial!
El autor del saludo es nada menos
que Diego Armando Maradona. El calendario marca 17 de junio de 1994. En el
televisor, la transmisión oficial comienza a mostrar los preparativos para la
ceremonia inaugural del Mundial de Estados Unidos. No hay celulares, mucho
menos Internet. La desconexión con la Argentina es normal. El aislamiento, casi
total. Pero después del saludo, algo cambia en Roberto Preiró, el segundo
médico de la selección argentina. Aparecen los nervios. Su cabeza camina por
terrenos, hasta el momento, impensados. Tarda, aunque lo comprende: está en una
Copa del Mundo. Lo que desconoce, claro está, es que será uno de los actores
principales.
Mañana, cuando la selección
argentina juegue contra Nigeria, por la tercera fecha del Grupo F del Mundial
Brasil 2014, se cumplen 20 años del control anti-doping de Maradona, luego del
encuentro (¡qué casualidad!) ante las Águilas verdes, que terminó con el
"positivo" y la famosa frase del Diez: "Me cortaron las
piernas". A un día del triste aniversario, canchallena.com habló con
Preiró, quien fue el encargado de sacar la bolilla N°10 en el sorteo y que,
días después, pidió la nulidad del proceso por "mal procedimiento".
Las sensaciones del hombre que pudo cambiar la historia, pero no lo dejaron.
Además, aquello que él y los protagonistas no contaron.
De pasado como jugador en el
ascenso, y recibido de cardiólogo, Preiró fue recomendado al Coco Basile por el
Panadero Díaz. "Tenés que traer a otro médico. Este es futbolista, vas a
tener toda seguridad. Mirá la trayectoria que tiene", fueron las palabras
del asistente, aunque la aprobación final fue de Julio Grondona. El mal trago
de la clasificación ante Australia en el repechaje era cosa del pasado, el
Mundial estaba a la vuelta de la esquina y el Doctor se sumaba al equipo.
"Maradona era un líder
natural que cargaba con la responsabilidad de todos. Además, era el tipo que
hacía las bromas o el encargado de armar los juegos, los asados. Movilizaba
todo. Era un líder muy positivo. A partir de él, se descargan muchas presiones.
Era una persona que llevaba toda la responsabilidad encima, además de ser un
tipo muy gracioso", dice hoy Preiró, ya lejos del mundo del fútbol , desde
su consultorio sobre la Avenida Corrientes, a pocas cuadras de la esquina con
Callao.
La relación con el Diez fue buena
desde el principio. Por eso, el cuerpo médico seguía desde cerca la preparación
de Maradona para la cita mundialista, en la que trabajaron Fernando Signorini
-quien luego estuvo como médico de la selección en Sudáfrica 2010- y Daniel
Cerrini -un cuestionado físicoculturista y dietólogo-. "Había
tranquilidad. Además, le hicimos varios estudios porque a él le encanta hacerse
estudios. Respiratorios, cardiológicos... Estaba cada día mejor. Sus
entrenamientos duraban 4 o 5 horas, no es que se entrenaba menos por ser
Maradona", recuerda.
Ernesto Ugalde era el primer
médico de la selección. Así, en la repartición de tareas, a Preiró le tocó ser
el encargado de ir al sorteo para seleccionar a los jugadores que pasarían por
el control anti-doping, ya que debía perderse algunos minutos de los partidos.
El 25 de junio de ese año, mientras la Argentina superaba a Nigeria por 2-1, el
cardiólogo fue a la oficina que marcaría el principio de todo. Estaban él, los
representantes médicos de Nigeria, los asesores de la FIFA y algunos agentes de
seguridad. "N°10", asignó una de las dos bolillas que sacó el
argentino.
"Cuando vi el número que
salió, tenía tranquilidad. Es más, estaban todos enloquecidos porque iba a
venir Maradona", rememora Preiró, que luego derribará el mito sobre el
complot y el ingreso de la famosa enfermera Sue Carpenter. "Por lo
general, esperaban a los jugadores cuando estaban saliendo. En ese estadio, el
vestuario estaba en una punta y la oficina de control en la otra. Había que ir
a avisarles a la cancha porque no se puede pasar antes por el camarín, está
contra las reglas. Entonces, fui a buscarlo yo y ella ya estaba al borde del
campo. Le dije: 'Andá vos, vas a salir en todos lados, ponete al lado de
Maradona", confiesa.
La llamada de Grondona no tardó
en llegar. "Fijate que pasó, me dicen que dio positivo el doping",
fue lo que escuchó Preiró, de una inconfundible voz, del otro lado de la línea.
El presidente de la AFA le pasó "el teléfono de Blatter", pero él
nunca se pudo comunicar. Finalmente, Ugalde logró hablar con fuentes oficiales
y le confirmó la peor noticia: "Mirá que parece que es grave". Y lo
era: se encontraron rastros de efedrina y sus derivados en la muestra del
crack.
"Esto me duele mucho, porque
me cortan las piernas, me dan por la cabeza en un momento donde uno tiene la
posibilidad de resurgir". Después de pronunciar las palabras que hicieron
llorar a un país, Diego no tardó en abandonar la concentración argentina.
Preiró fue su acompañante durante el viaje de Dallas a Boston, donde lo
esperaba su padre. "El lloraba todo el tiempo. Estaba muy mal. Realmente,
sintió eso que dijo de que le cortaron las piernas. Se encerró en el baño y no
salía. Yo pensaba que se había hecho algo raro. Estaba destruido porque de
ninguna manera se lo esperaba", sostiene el doctor.
Pero las horas entre que se
anunció el positivo y Maradona dejó el plantel estuvieron cargadas de tensión.
De idas y vueltas. De una decisión que llegó desde arriba para ponerle fin a
todo. La información surge del libro El Último Maradona, de los periodistas
Andrés Burgo y Alejandro Wall, una crónica que narra de manera detallada la
historia y, principalmente, la rol del poder en el fútbol; y de las
reconstrucciones que pudo hacer canchallena.com. Preiró, por su parte, prefirió
quedarse con los recuerdos sentimentales de aquella época y no profundizar en
estas cuestiones.
Con la noticia confirmada, el
cuerpo médico corrió hasta la habitación de Cerrini, quien le suministraba
pastillas al Diez por un "tratamiento nutricional". Allí, luego de
revisar sus pertenencias, comprobaron que Maradona sí había consumido efedrina,
"entre otras pastillas, que iban desde medicamentos inofensivo a
vitaminas". "Es un estimulante del sistema nervioso central y, por
eso, te mantiene más despierto, pero por la dosis que él tenía no le hacía
nada", aclara una persona que estuvo en aquella concentración. El joven,
de 27 años, debió escapar del lugar.
Preiró no tuvo respiro. Se subió
a una avión y fue sin escalas al laboratorio de FIFA. Sobre una mesa, con el
nombre de Maradona, la firma del doctor y un agregado que decía
"efedrina", estaba el frasco de la muestra, listo para ser sometido a
la contraprueba que exige el reglamento. Pero todo se detuvo por unos
instantes. "Está mal hecho el procedimiento, la metodología debe ser la
del doble ciego [no tiene que saberse qué sustancia se busca para no influir en
el nuevo análisis]", planteó el doctor ante unos oyentes atónitos. Era una
especie de artilugio legal que podría beneficiar a la Argentina y dejar al
capitán en el Mundial. "Pido dos meses de prórroga", agregó el
abogado de Maradona, casi sin perder tiempo. Caos. Llamadas y corridas. Nadie
entendía nada. El resultado: sólo ocho horas de postergación.
Aunque no hicieron falta.
Grondona, el que hoy tilda de mufa a Maradona, ordenó dar por terminada la
discusión y puso punto final a la participación de Diego en el Mundial. El
final de la historia es conocido.
Hoy, 20 años después de estar en
el centro de la escena, Preiró confiesa: "Hubiese preferido no tener esa
preponderancia. Yo lo defendí mucho a Maradona, aunque no era defenderlo, sino
contar las impresiones que yo tenía. Y mi impresión era que él, que su culpa
debió tener, lo veía desde una posición más de víctima. No de la AFA ni de la
FIFA, porque hubo un sorteo y le tocó a Diego, como le pudo tocar a otros.
Víctima en un sentido anímico, en un sentido subjetivo, de sus propias
circunstancias. Él no se lo esperaba. Y si no esperás algo y llega, sos una
víctima por más de que hayas tenido algunas acciones que llevaron a eso".
-Por sacar la bolilla N°10 que
comenzó todo, ¿cree que tuvo algún grado de "responsabilidad"?
-¿Yo? No, de ninguna manera.
Estuve ocho años como médico en Independiente, ¿sabés las bolillas que saqué?
Igual, estrictamente, creo que no la saqué yo. Ni me acuerdo quién fue.
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