Estados Unidos se deja seducir
por el gran negocio del fútbol
BBC Mundo - lunes, 16 de
junio de 2014
El Mundial de Brasil 2014 apenas comienza,
pero en Estados Unidos ya dejó grandes ganadores: a los empresarios del
balompié.
El futbol sigue con la marcha
gradual pero inevitable a la conquista de su última gran frontera, la
estadounidense. Y su progreso, en época de Mundial, puede medirse en dólares. O
más precisamente, en cientos de millones de dólares.
El viernes, la cadena televisiva
estadounidense ESPN reveló que los indicadores de audiencia para el partido
entre Brasil y Croacia habían sido los mejores en la historia de ese país para
un partido inaugural del Mundial, y aumentaron en 52% frente a los que se
presentaron en el torneo de 2010.
Algunos datos rápidos comprueban
que lo del juego de apertura del Mundial no es un hecho aislado en el país:
entre otros, está el hecho que los estadounidenses ocupan el segundo lugar a
nivel global en cuanto a compra de boletos para el torneo.
Se han vendido en este país cerca
de 150.000 entradas, más que en Inglaterra, Francia y Alemania combinados,
según le informó a BBC Mundo la liga profesional estadounidense, la MLS.
Por su parte, la empresa de
reventa de boletos en línea Viagogo le dijo a la prensa local que esto refleja
un aumento dramático comparado con el torneo de Sudáfrica hace cuatro años,
cuando los estadounidenses no estaban entre los primeros diez puestos de sus
usuarios.
Viagogo aseguró que su cliente
estadounidense promedio está pagando cerca de US$3.000 en entradas para el
evento.
Danza de los millones
Sin embargo, esa cifra palidece
si se compara con lo que las grandes cadenas de televisión están pagando para
llevarles el Mundial a los estadounidenses en sus casas.
ESPN canceló US$100 millones por
los derechos en inglés de los mundiales de 2010 y 2014, al tiempo que Univisión
pagó US$325 millones por los mismos derechos en castellano, revela la revista
de negocios Forbes. Un aumento dramático frente a los $22 millones que ESPN
pagó por los derechos del Mundial de Francia en 1998, el primero que fue
transmitido en directo en su totalidad en Estados Unidos. Y mucho menos de los
$425 millones que Fox pagará por el derecho a transmitir los torneos de 2018 y
2022.
¿En que se basa esta danza de los
millones? En la demostración, cada vez más evidente, que el fútbol en Estados
Unidos ha dejado de ser una curiosidad y es parte integral de su cultura
deportiva, tal vez una de las más exuberantes del mundo.
Las evidencias están en todos
lados. Es más previsible encontrarlas en Doral, una zona residencial de Miami,
en donde niños venezolanos, colombianos y argentinos se reúnen a la entrada de
tiendas y supermercados para intercambiar láminas del álbum del Mundial, al
igual que lo hacen sus primos de Caracas, Bogotá o Buenos Aires. Muchos podrían
alegar que la fiebre mundialista aquí es apenas un reflejo de la población
cosmopolita del lugar.
Pero sorprende más en
Jacksonville, una ciudad provinciana del sur de Estados Unidos, la zona más
conservadora y menos abierta a la influencia extranjera en el país. El sábado 7
de junio pasado, 52.033 personas se hicieron presentes en el estadio Everbank
de esa ciudad para hacer lo que hacen aficionados futboleros en todos los
rincones del mundo: apoyar desde las tribunas a su selección. El combinado
estadounidense jugaba ahí su último encuentro amistoso de preparación contra
Nigeria.
Si el fútbol vende en
Jacksonville, puede vender en cualquier lado.
A la hora señalada
Las estrellas se alinean para que
esto ocurra en 2014. Por primera vez en 20 años, el Mundial se juega en el
Hemisferio Occidental y los partidos se disputan en los horarios estelares de
Estados Unidos.
Y así, mientras los
estadounidenses, por cuestiones de derechos de transmisión, tuvieron que
conformarse con ver en diferido los Juegos Olímpicos de Londres y Sochi, esta
vez siguen el torneo futbolístico de Brasil en vivo y en directo, a la hora de
mayor audiencia.
Por lo que no extraña que las
cadenas nacionales de televisión han alistado su artillería pesada. Como
recuerda el diario Miami Herald, hace apenas ocho años, en 2006, la ESPN había
asignado como su principal comentarista del Mundial a un narrador de partidos
de béisbol. Hoy no podrían darse ese lujo.
Con una audiencia que debe
superar ampliamente los 110 millones de personas, los estadounidenses esperan
transmisiones de talla mundial para satisfacer a aficionados cada vez más
conocedores sobre las minucias de este deporte. Basta recordar que en este
Mundial participan 22 jugadores de la liga profesional del país, 12 de ellos en
selecciones distintas a la estadounidense.
El futuro
¿Está ganada ya la batalla por la
afición del fútbol en este país? No del todo, advierten los escépticos.
Para la muestra un botón: la
decisión a última hora del técnico estadounidense Jurgen Klinsmann, de excluir
del onceno nacional a Landon Donovan, la estrella del equipo, alegando su bajo
rendimiento. Basta imaginar el cataclismo que habría causado en Argentina que
Alenadro Sabella anunciara en el último momento que Messi no iba al Mundial. O
que Luiz Felipe Scolari dijera que Neymar no se pondría la camiseta de la
selección brasileña. En Estados Unidos, a duras penas se registró la polémica.
Pero la liga profesional
estadounidense es optimista acerca del impacto que tendrá Brasil 2014 para el
fútbol estadounidense. La audiencia para el Mundial en Estados Unidos hoy es
"muy social, muy digital", le dice a BBC Mundo Marisabel Muñoz,
vocera de la MLS.
"En 2014 el consumo de
medios en redes sociales ha cambiado las reglas de juego, para bien. Hay mas
personas pendientes de los partidos durante el dia, en sus trabajos,
disfrutando del fútbol", agrega.
Para algunos, el camino al actual
florecimiento del fútbol estadounidense comenzó en 1994, durante el Mundial que
tuvo lugar en este país.
Una inversión que veinte años
después no deja de rendir frutos, para felicidad de los empresarios y, en
últimas, de los aficionados.
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