Cómo el Cono Sur encabeza la
lucha ambientalista
BBC Mundo - sábado, 14 de
junio de 2014
Iba a ser uno de los mayores
proyectos energéticos en la historia de Chile pero el martes el plan de
construir cinco represas en una región de la Patagonia chilena -conocido como
el proyecto Hidroaysén- fue sepultado por el gobierno de Michelle Bachelet.
"Este Comité de Ministros ha
decidido acoger los recursos de reclamación presentados por la comunidad, por
la ciudadanía y dejar sin efecto la Resolución de Calificación Ambiental del
proyecto Hidroaysén y en este acto administrativo terminal se declara rechazado
el proyecto", anunció el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, tras
la reunión de gabinete que analizó el caso.
El funcionario se refería a las
34 reclamaciones que presentaron los opositores a la iniciativa, quienes
sostenían que al inundar 6.000 hectáreas para crear las centrales
hidroeléctricas se estarían destruyendo asentamientos humanos y valiosos
espacios naturales.
Esas objeciones fueron apenas un
pequeño grupo de las cerca de 4.000 observaciones que recibió el proyecto desde
su concepción.
En efecto, desde que la Comisión
de Evaluación Ambiental de la comuna de Coyaique, capital de la región de
Aysén, aprobó el proyecto en mayo de 2011, hubo un amplio rechazo por parte de
la ciudadanía, que se tradujo en manifestaciones públicas a lo largo del país.
Según las encuestas, tres cuartos
de la población chilena estaba en contra de la iniciativa.
Así, su rechazo este martes
significó un enorme triunfo para la ciudadanía y los activistas ambientales que
encabezaron los cuestionamientos.
Pero no es la primera vez que las
objeciones ambientales logran frenar proyectos de envergadura en Chile.
Pascua Lama
En abril de 2013 una Corte de
Apelaciones en el norte del país ordenó que se paralice el proyecto minero
Pascua Lama, un masivo emprendimiento binacional que realiza la empresa minera
canadiense Barrick Gold en la frontera entre Chile y Argentina.
Cinco meses más tarde, la máxima
instancia judicial de Chile ratificó el fallo, obligando a Barrick a suspender
sus operaciones hasta que se tomen las medidas necesarias para proteger el
medioambiente.
Sucede que la mina a cielo
abierto, de la que se extraerá oro, plata, cobre y otros minerales, está en una
zona de glaciares y, según los ecologistas, el cianuro empleado en la explotación
podría contaminar el agua.
Al igual que con Hidroaysén, el
proyecto Pascua Lama también fue centro de numerosas protestas ciudadanas.
Los ambientalistas temen que
Pascua Lama dañe los glaciares.
Para la ambientalista Javiera
Espinoza de la Fundación Terram de Chile, tanto la paralización de Pascua Lama
como el rechazo al proyecto Hidroaysén demuestran el poder de la sociedad
civil.
"Gracias al apoyo ciudadano
pudimos armar una red de 80 ONG y creamos el Consejo de Defensa de la
Patagonia, que logró imponer su campaña ‘Patagonia sin represas’", dijo a
BBC Mundo.
En tanto, en el caso de Pascua
Lama "fueron las demandas de los pueblos originarios ante la
Justicia" las que llevaron a las Cortes a suspender el proyecto, señaló la
ecologista.
También en Argentina
Chile no es el único país en
donde la presión ciudadana logró frenar proyectos cuestionados por su impacto
ambiental.
En la vecina Argentina, los
vecinos del pequeño pueblo de Famatina, en la provincia noroccidental de La
Rioja, también lograron paralizar a través de la Justicia un proyecto minero en
2012.
Seis años antes, Famatina ya
había logrado expulsar a Barrick Gold, que planeaba otro proyecto similar.
Además de acudir a la Justicia,
los pobladores y simpatizantes de la causa habían protagonizado masivas marchas
y bloqueos, algunas de las cuales fueron reprimidas por las autoridades
provinciales.
Según la consultora de asuntos
medioambientales Claudia Ricca, muchos de quienes se movilizaron tanto en Chile
como en Argentina contra estos proyectos mineros o energéticos son campesinos o
personas que viven de la tierra, y temen perder todo si su territorio es
destruido o contaminado.
"Otro ejemplo del poder
ciudadano para frenar proyectos que contaminan fue la campaña de los vecinos de
Malvinas Argentinas, en Córdoba, que logró paralizar las obras de construcción
de una planta de semillas transgénicas de Monsanto", dijo la experta a BBC
Mundo.
La minería a cielo abierto
provocó numerosas protestas en el Cono Sur.
Con una serie de acampadas frente
a la edificación –considerada la planta de tratamiento de semillas de maíz más
grande del mundo- los activistas de la céntrica provincia argentina forzaron a
la multinacional a frenar su plan de obras antes de que la Justicia provincial
ordenara su suspensión por cuestionamientos medioambientales.
En Uruguay
La preocupación de la ciudadanía
por cuestiones ecológicas también es cada vez más visible del otro lado del río
de La Plata, en Uruguay, donde muchos presionan al gobierno de José Mujica para
que dé marcha atrás con un polémico proyecto minero, llamado Aratirí.
El exministro de Industria de
Uruguay Roberto Kreimerman, quien ejerció el cargo hasta mayo de este año, dijo
a BBC Mundo que el gobierno ya firmó un preacuerdo con la minera Zamin Ferrous
para desarrollar una mina de hierro a cielo abierto en la localidad de
Valentines, en el centro del país, pero tiene hasta fin de año para decidir si
da luz verde al proyecto.
La explotación minera crearía
unos 1.500 puestos de trabajo, pero muchos pobladores dicen que cuando concluya
la extracción, en unos 10 a 20 años, quedará inutilizable el área de unas 500
hectáreas donde operará la mina, zona que actualmente es utilizada para la
ganadería y la agricultura.
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