Por qué el Mundial de Brasil es
el mejor desde México 1970
BBC Mundo - viernes, 27 de
junio de 2014
Este Mundial Brasil 2014, a
juzgar por lo observado hasta ahora, puede ser de escaparate, de lo mejorcito
que hayamos visto personalmente en una serie que se remonta a la infancia de la
TV vía satélite. (Sí, es mucho tiempo.)
Más allá de las anécdotas, las
inevitables polémicas y el hecho de que a nuestro equipo le vaya bien o mal
(que también tiene su importancia), la marcha de Brasil 2014 es más alentadora
de lo que habíamos esperado.
Caramba, si hasta se dice que
para encontrar uno mejor habría que remontarse a 1970, cuando Pelé, Rivelinho y
sus alegres camaradas hicieron historia en México.
Esto es prematuro, pero la
mayoría de los comentaristas coincide en destacar el nivel técnico, las
sorpresas, la emoción popular, la tregua otorgada por los manifestantes, el
brillo de algunas individualidades y la abundancia de goles.
Hasta la FIFA, tan criticada por
cosas que hace y que deja de hacer, puede anotarse el mérito de haber prohibido
las vuvuzelas, que hace cuatro años sofocaron el aliento y el festejo en la
tribuna, la sal y pimienta del juego.
¡Y el nuevo balón, contra la
tradición, no dobla en ángulo recto ni se eleva como en ascensor al menor roce
de una bota! Además, el experimento con el aerosol para ubicar pelota y barrera
en los tiros libres ha resultado un éxito completo: ya no se ven los forcejeos
entre los árbitros y los jugadores.
Sobre la calidad de los
arbitrajes… pues siempre serán decepcionantes o mediocres, esto es algo tan
seguro e inevitable como las mareas y las lunas.
El contraste con Sudáfrica 2010
no puede ser más evidente: entonces, además del estruendo de las cornetas, la
eliminación del equipo local en la fase de grupos restó fervor popular a los
partidos, mientras que en Brasil se ha escuchado el atronador aliento de la
afición de los países latinoamericanos.
No hay ningún elemento como la
emoción popular para realzar la fiesta del fútbol: los aficionados
latinoamericanos se sorprenden ante el relativo silencio de muchos estadios
europeos. En este sentido Brasil es de lo más acogedor, por tratarse de un país
futbolero, accesible por su proximidad para argentinos, chilenos, uruguayos,
colombianos y hasta costarricenses y mexicanos.
Los goleadores
Y sobre el césped, esta vez,
están Lionel Messi y Neymar Jr: el argentino pasó casi inadvertido en 2010, y
el brasileño todavía no era una figura luminosa.
Ambos, junto con Thomas Müller,
encabezan la lista de goleadores con cuatro tantos, un número inusitado a esta
altura del torneo (Maradona sólo marcó 5 en toda su campaña de 1986, uno con la
mano); muchos se relamen pensando en el choque entre el brasileño y el
argentino, que sólo podría darse en la final.
Los mundiales son memorables por
las acciones de un gran equipo o de un jugador excepcional, como los de México
en 1970 (Brasil/Pelé) y 1986 (Maradona), y Alemania en 1974 (Holanda/Cruyff).
La grandeza de México/70 se debió
a que combinó poderío colectivo con resplandor individual: marcó una época, el
apogeo del genio brasileño.
Para saber si estamos ante un
gran equipo deberemos esperar hasta semis por lo menos, pero ya al cerrarse la
etapa inicial asoman varios individuos prometedores: además de Messi y Neymar
hemos visto a los holandeses Robin van Persie y Arjen Robben, el alemán Thomas
Müller, los colombianos Jackson Martínez y James Rodríguez, el francés Karim
Benzema, el chileno Alexis Sánchez, el suizo Xherdan Shaqiri, los
costarricenses Keylor Navas y Bryan Ruiz, el mexicano Guillermo Ochoa y el
griego Georgios Samaras…
Y también, si nos permiten, el
uruguayo Luis Suárez, que tuvo una brillante actuación ante Inglaterra pero que
no podrá acompañarnos hasta el final.
En consulta con colegas de BBC
Mundo, surgió una lista de factores que deberían ser mencionados en un “elogio”
del Mundial que se juega en Brasil.
Muchos goles, muy buenos
De ellos destacamos cantidad y
calidad de goles, emociones, remontadas, goles postreros, menos obsesión por
esquemas defensivos, el foco en futbolistas y no tanto en las modelos
profesionales, mayor riesgo en los planteos tácticos, la estrepitosa caída
prematura de equipos poderosos o tenidos por tales (España, Italia, Inglaterra,
Portugal), la irrupción de otros menos festejados (Chile, Costa Rica), el ocaso
de grandes jugadores, como Eto’o, Drogba, Lampard, Gerrard, Pirlo, Buffon,
Xavi, Casillas…
Y también el “fracaso” (término
relativo si los hay) de jugadores en plenitud, como Cristiano Ronaldo, Mario
Balotelli, Sergio Ramos, Diego Costa y Wayne Rooney.
Han abundado las sorpresas, de
las buenas y de las malas: ambas contribuyen a la emoción y, cuando forman una
buena mezcla, aseguran el éxito del torneo.
La principal sorpresa negativa,
claro, fue la salida de España, mientras que la sorpresa positiva más
llamativa, sin duda alguna, fue la de Costa Rica, ganadora de un grupo con tres
campeones, Uruguay, Italia e Inglaterra.
También podría darse como
sorpresa el caso de Colombia, pero no por ganar su grupo, sino por mantener un
buen nivel de juego sin Radamel Falcao.
Antes del Mundial decíamos
“cuidado con Colombia, porque Falcao es mortífero”: pues Falcao no está y
Colombia ganó sus tres partidos. También decíamos: “Costa Rica no tiene
posibilidades en un grupo tóxico”. Y ya ven.
La fase de grupos, finalmente, ha
demostrado una notable superioridad de los equipos latinoamericanos: 7
clasificados (Brasil, México, Chile, Colombia, Costa Rica, Uruguay y Argentina)
y sólo 2 eliminados (Ecuador y Honduras).
De los equipos europeos, 6 se
clasificaron (Holanda, Grecia, Francia, Suiza, Alemania y Bélgica) y 7 quedaron
afuera (Croacia, España, Italia, Inglaterra, Bosnia Herzegovina, Portugal y
Rusia).
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Coincidencias
Argelia clasificó en segundo
lugar en el grupo H y, en magnífica ironía, se enfrentará en octavos con
Alemania, que en 1982 “conspiró” con Austria, en una ocasión memorable, para
dejar al país árabe fuera del mundial.
Esta coincidencia agrega un nuevo
atractivo a este mundial tan prometedor.
De repente, el equilibrio del
fútbol internacional parece estar inclinándose hacia América, pero los
veteranos suelen decir que en esta próxima fase de choques eliminatorios es
“cuando comienza el verdadero mundial”.
No nos engañemos: muchos millones
de personas han sido decepcionadas. Si sólo contáramos los habitantes de los
cuatro grandes eliminados, llegaríamos a 316m (Italia 60m, Inglaterra 53m,
España 47m, Portugal 11m, Rusia 145m).
Pero el éxito de un mundial no se
basa en este tipo de estadísticas, sino en el tamaño del placer que experimenta
la “afición universal”, algo que sólo podremos medir después del hecho.
Estamos a mitad de camino y la
senda parece promisoria, pero queda mucho por recorrer.
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