Brasil 2014: La selección
literaria
Forbes - viernes, 20 de
junio de 2014
A muchos les gusta que el Mundial
del futbol se celebre en Brasil; otros hubiéramos preferido una justa
literaria. Si ése fuera el caso, ¿cuál sería la selección ideal?
Si un grueso importante de la
música brasileña es una suerte de hoyo negro perdido entre sus artistas de
proyección internacional y los éxitos comerciales de América Latina, lo es más
aún su literatura. Brasil tiene excelente plumas; sin embargo, las que llegan
al resto del mundo –el que no forma
parte del índice lector en lengua portuguesa– son francamente muy pocas.
Siguiendo la dinámica de nuestro
especial sobre Brasil, si esto fuera una justa literaria y no deportiva, Brasil
tendría que ser demasiado estratégico para enviar a sus mejores representantes
de las letras, por lo que una alineación 4-5-1 sería conveniente, ya que esta
jugada es perfecta para los que andan en busca de pases cortos y a ras de
suelo. Además, se cuenta con centros más veloces, con lo que se puede aumentar
elementos en el área rival.
Delantero: Rubem Fonseca. Fonseca
es de la clase de escritores a los que no les importa lo que piense el lector
de ellos, que pueden tener las licencias que quieran. Y un individuo que
decidió dedicarse de lleno a la literatura hasta los 38 años sabe bien lo que
quiere plasmar y cómo hacerlo. La de Rubem es una literatura para lectores
avezados y resistentes, ya que el brasileño no es fácil: es lujurioso, áspero y
sí muy crudo. Rubem lleva detrás a sus ancestros literarios con un estilo
único, directo e inigualable. Es el líder contemporáneo de la selección.
Jugadas infalibles: Diario de un
libertino (2003), Secreciones, excreciones y desatinos (2001) y Mandrake, la
Biblia y el bastón (novela, 2005).
Medio 1: Daniel Galera. El joven y versátil de la escuadra:
traductor, editor y escritor, Galera nació en el 79 y ya es una de las voces
más sólidas de la literatura brasileña actual y considerado uno de los más influyentes
de su generación.
Jugada infalible: Barba empapada
de sangre (2012).
Medio 2: Clarice Lispector
(1920-1970). Lispector es una de las escritoras más grandes en la literatura
modernista brasileña. Su literatura es urgente, grave y profundamente dolorosa
en muchos de sus casos; sin embargo podría ser engañosa para el lector poco
atento, ya que su ficción y recursos son de un calibre único. Ella sería el
medio de contención ideal para la selección.
Jugadas infalibles: Aprendizaje o
el libro de los placeres (1973), Cerca del corazón salvaje (1977), Revelación
de un mundo (1967).
Medio 3: Luiz Rufatto. Tiene la
influencia italiana en su sangre, lo que refresca y le da otro matiz a la
literatura brasileña de la que es sólido exponente, a través de sus novelas,
terreno en el que mejor se desenvuelve. Su origen popular lo dotó de una
observación aguda y sobria, que a sus 53 años no ha desmerecido ni un ápice.
Madurez y contundencia, no hay más.
Jugadas infalibles: Ellos eran
muchos caballos (2001) y Estuve en Lisboa y me acordé de ti (2009).
Medio 4: Michel Laub. Otro joven
de la selección (1973), Laub es, además de escritor, periodista, lo cual lo
dota de otras artimañas para tener jugadas contundentes. Michel Laub logra
pequeñas obras de gran contundencia y denuncia social, sin dejar de lograr un
equilibro genial entre realidad y ficción.
Jugada infalible: Diario de una
caída (2011).
Medio 5: Augusto de Campos.
Pionero de la Poesía Concreta en el Brasil de los cincuenta, Augusto de Campos
es uno de los poetas de mayor calado y repercusión en cuanto a vanguardias
literarias se refiere. Su experiencia rosa no sólo la literatura, sino también
el aspecto artístico, plástico y visual. A sus 83 años, la poesía de Campos ha
sido trasladada a otros formatos que trascienden el papel, como la música, el
arte sonoro, hologramas y computación gráfica.
Defensa 1: Euclides da Cunha
(1866-1909). Sociólogo, ingeniero y escritor, uno de los máximos exponentes del
darwinismo y de la primera fase de la escritura naturalista brasileña. En
perspectiva, Euclides quizá no sea ni el más importante ni un poseedor de una
literatura muy dinámica y recurrente, pero su tónica y repercusión cimentaron
las bases de un Brasil que nunca ha perdido su espíritu crítico y progresista.
Indispensable para entender Brasil.
Jugada infalible: Los sertones
(1902).
Defensa 2: João Guimarães Rosa
(1908-1967). El cuentista del desierto, João Guimarães, ha recibido un trato
más o menos injusto, ya que su obra es lo suficientemente interesante, novedosa
y compleja como para ser colocado como uno de los grandes de la literatura
norteamericana; sin embargo ha pasado como un autor de perfil discreto, aunque
hay cátedras en Brasil y Estados Unidos que dedican el estudio no sólo de su
obra sino de su manejo del vocabulario, inventiva lingüística, sintaxis, así
como el empleo complejo de neologismos. Todo un crack.
Jugadas infalibles: Gran Sertón:
Veredas (1956) y Sagarana (1946).
Defensa 3: Alberto de Oliveira
(1859-1937). Brasileño de nacimiento, de Oliveira perteneció al movimiento
literario francés conocido como parnasianismo, que nació como oposición al
romanticismo de Víctor Hugo durante la segunda mitad del siglo XIX. Servidor
público, farmacéutico y profesor, Alberto de Oliveira fue un escritor inclinado
fuertemente por la objetividad y las escenas al aire libre.
Jugada infalible: Sonetos y
poemas (1885).
Defensa 4: Manuel Bandeira
(1886-1968). Traductor, crítico y poeta, Bandeira es uno de los primeros
modernistas brasileños, perteneciente a la famosa generación del 22 que lo
posicionó como uno de los autores más trascendentes del estado de Pernambuco.
De perfil más conservador, aunque no por ello menos contundente, por su poema
“Os sapos” ha sido aclamado como uno de los bardos más contundentes de la
lengua portuguesa.
Jugada infalible: Las cenizas de
las horas (1917).
Portero: Joaquim Machado de Assis
(1839-1908). Uno de los primeros autores abiertamente pesimistas, en buena
medida por sus circunstancias y origen (sin estudios, huérfano y epiléptico),
Machado de Assis trabajaba en una imprenta, en donde aprendió a leer y posteriormente
desarrollaría su escritura en su tiempo libre. Su literatura tiene mucho de
realismo y asociación libre, además de inclinaciones formales hacia la
psicología.
Jugadas clave: Memórias póstumas
de Braz Cubas (1881) y Diario de Aires (1908).
Director técnico: Jorge Amado
(1912-2001). Uno de los más queridos y conocidos de esta lista, Amado fue un
escritor que colaboró de forma crítica en periódicos y revistas, hasta llegar
al encarcelamiento por sus ideas comunistas. Su obra está marcada por la relación
con su tierra y el sentir popular de su gente. Sumamente inteligente, realista
y descriptivo, Jorge Amado sería el DT perfecto para esta insuperable
selección.
Jugadas infalibles: Los
subterráneos de la libertad (1935), Capitanes de arena (1937) y Tierras del
sinfín (1942).
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