Lecciones de liderazgo desde el
Manchester United
Forbes - jueves, 19 de
junio de 2014
En 1986, sir Alex Ferguson tomó a
un equipo que no había ganado un título en dos décadas y lo llevó a 13
campeonatos de liga y otros 25 trofeos. Éstas son sus lecciones de liderazgo.
Ahora que termina la primera
semana de la Copa del Mundo de fútbol es posible que te interese saber lo que
el mejor entrenador de la historia piensa sobre el liderazgo. Sir Alex
Ferguson, de 72 años, se retiró como director del Manchester United en mayo de
2013. En sus 27 años al timón del equipo, lo llevó a una de las mejores
valuaciones en todos los deportes, de 3,170 millones de dólares (mdd) de
acuerdo con el ranking de Forbes del pasado verano. Antes de asumir el puesto,
el ManU no había ganado un título en dos décadas. Bajo su guía se llevó a casa
13 campeonatos de liga y otros 25 trofeos nacionales e internacionales. Eso es
el doble de victorias del siguiente directivo más exitoso entre todos los
equipos británicos. Junto a su papel de entrenador, Ferguson jugó el de
directivo en el club. “Steve Jobs fue Apple; sir Alex Ferguson es el Manchester
United”, dijo David Gill, ex director ejecutivo del ManU a The Harvard Business Review el año pasado.
En ese artículo de 5,000
palabras, la profesora de Harvard Business School Anita Elberse colaboró con
Ferguson y juntos reunieron ocho lecciones de liderazgo que Ferguson aplicó
durante sus años como entrenador en el equipo. Elberse ya había estudiado el
estilo de dirección de Ferguson y escrito un caso de estudio para la escuela de
negocios. Ella y su ex estudiante Tom Dye hicieron una serie de entrevistas a
Ferguson y le observó entrenar al equipo. También hablaron con los jugadores y
entrenadores asistentes y observaron a Ferguson en reuniones, en las charlas de
pasillo y en la cafetería. Ferguson visitó la HBS mientras Elberse daba una
clase sobre el caso de estudio y respondió preguntas de los estudiantes. El
salón estaba a reventar. Después de la clase, Elberse platicó con él acerca de
su estilo de liderazgo. (Ferguson ya ha aceptado una cita para enseñar
educación ejecutiva en la HBS.) He aquí un resumen de ese largo artículo del
HBR, con las lecciones y citas selectas de Ferguson.
1. Empieza con las fuerzas
básicas
Cuando Ferguson llegó al
Manchester en 1986, revisó el programa del equipo para encontrar jugadores
jóvenes, incluso de nueve años de edad. Uno de sus reclutas: David Beckham.
Ferguson:
“Yo quería construir el equipo
desde los cimientos. Quería crear fluidez y continuidad en el suministro del
primer equipo. Todos los jugadores crecieron juntos, produciendo un vínculo
que, a su vez, creó un espíritu… Ganar un juego es sólo una ganancia a corto
plazo… Construir un club aporta estabilidad y consistencia.”
2. Atrévete a reconstruir tu
equipo
Ferguson a menudo se deshacía de
sus jugadores, incluyendo aquellos por los que sentía aprecio. Enfocándose en
los jugadores más jóvenes, vendió a los miembros del equipo que todavía tenían
años de juego por delante, y así ganar dinero para el club. David Beckham fue
uno de ellos. Ferguson lo dejó ir en 2003, después de que su fama fuera de la
cancha comenzó a eclipsar su carrera futbolística. Hubo excepciones, como el
delantero holandés Robin van Persie, a quien Ferguson compró por 35 millones de
dólares (mdd).
“El objetivo era evolucionar
gradualmente, sacando a los jugadores de mayor edad e incorporando a los más
jóvenes. Se trataba principalmente de dos cosas: primero, quién nos había
ayudado a estar en donde estábamos y en dónde nos veíamos en tres años, y
segundo, ¿había señales de que los jugadores que salían se estaban haciendo
viejos?”
3. Fija estándares altos y haz
que todos se apeguen a ellos.
Como jugador entre 1957 y 1974, a
Ferguson le fue bien en varios pequeños equipos escoceses antes de que firmara
con un club de primera, los Rangers. Se fue después de tres años por
diferencias con el entrenador. Eso le dio nuevos bríos. Buscó a jugadores que
eran “malos perdedores”.
“Tuve que levantar las
expectativas de los jugadores. Nunca debían darse por vencidos… Constantemente
le dije a mi equipo que trabajar duro toda la vida es un talento, pero que yo
esperaba más de mis jugadores estrella… Las superestrellas con egos no son el
problema que algunas personas pueden pensar. Necesitan ser ganadores, porque
eso alimenta su ego, así que harán lo que sea necesario para ganar.”
4. Nunca, nunca cedas el control.
Ferguson cree en actuar con
energía y rapidez. Si los jugadores se metían en problemas, él los despedía. En
2005, después de que el capitán Roy Keane criticó públicamente a sus compañeros
de equipo, Ferguson rescindió su contrato. El año siguiente, el máximo goleador
del equipo, Ruud van Nistelrooy, mostró su disgusto por haber sido enviado a la
banca, y Ferguson lo vendió al Real Madrid.
“Antes de venir al United, me
dije que no iba a permitir que nadie fuera más fuerte que yo. Mi personalidad
tiene que ser más grande que la de ellos. Eso es vital… No se trata de buscar
la adversidad u oportunidades para demostrar tu poder; se trata de tener el
control y la autoridad cuando surgen problemas.”
5. Haz que coincidan el mensaje y
el momento.
Aunque los medios retratan a
Ferguson como un sujeto que daba duros discursos a sus jugadores en el descanso
y al final de los partidos, él dice que variaba su enfoque dependiendo de la
situación.
“A nadie le gusta ser criticado.
Pocas personas mejoran con la crítica; la mayoría responde al aliento… Para un
jugador –para cualquier ser humano– no hay nada mejor que escuchar un “¡bien
hecho!”… Al mismo tiempo, en los vestidores es necesario señalar los errores
cuando los jugadores no cumplen las expectativas… Lo hacía después del partido…
Lo hacía y ahí se terminaba el reclamo.”
6. Prepárate para ganar.
El Manchester United fue conocido
por remontar y ganar al final del juego. Ferguson hacía que sus jugadores
practicaran qué hacer si tuvieran que anotar un gol con sólo 10, cinco o tres
minutos en el reloj.
“Soy un apostador, tomo riesgos,
y se puede ver en la forma en que jugamos en la última parte de los partidos.
Si todavía estábamos abajo, digamos 1-2, con 15 minutos para el final, yo
estaba dispuesto a tomar más riesgos… Poníamos a un jugador extra en la
delantera y nos preocupábamos menos por la defensa. Sabíamos que si
terminábamos ganando 3-2 sería una sensación fantástica. Y si perdíamos 1-3
habríamos perdido de todos modos… Puedes perder en el contraataque, pero la
alegría de ganar cuando pensabas que estabas derrotado es fantástica.”
7. Confía en el poder de la
observación.
A medida que fue ascendiendo
desde el escocés East Stirlingshire, donde se inició como entrenador en 1974,
al St. Mirren y al Aberdeen, y luego al Manchester United, delegó varias de las
sesiones de entrenamiento a entrenadores asistentes, pero siempre volvía a la
práctica y observaba a sus jugadores.
“Lo que puedes obtener al
observar es increíblemente valioso… Al ver los hábitos de un jugador o echar un
vistazo repentino en su entusiasmo podía ir más lejos con él: ¿Tiene problemas
familiares? ¿Le va mal con sus finanzas? ¿Está cansado? ¿Cuál es su estado de
ánimo? A veces incluso podía saber si un jugador estaba lesionado cuando él
pensaba que estaba bien… La capacidad de ver las cosas es la clave o, más
concretamente, la capacidad de ver cosas que no esperamos a ver.”
8. Nunca dejes de adaptarte.
A medida que el juego cambió,
Ferguson reclutó a un equipo de científicos del deporte. Puso cabinas de
vitamina D en el vestuario para compensar el sombrío clima de Manchester, usó
chalecos equipados con sensores GPS para analizar el rendimiento, contrató a un
optometrista y a un instructor de yoga, y construyó un centro médico en el
campo de entrenamiento.
“Los estadios han mejorado, las
canchas están en perfectas condiciones ahora, y la ciencia del deporte tiene
una fuerte influencia en la forma en que nos preparamos para la temporada… Y
los jugadores han llevado vidas más protegidas, por lo que son mucho más
frágiles que los jugadores de hace 25 años… Creo que controlas el cambio al
aceptarlo… La mayoría de la gente con mi tipo de trayectoria no busca cambiar,
pero siempre sentí que no podía permitirme el lujo de no cambiar. Mi trabajo
consistía en darnos la mejor oportunidad posible de ganar. Eso es lo que me
motivaba.”
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