EL GOLPE PUTIN
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El secreto de la estrategia de
Putin en Ucrania es su afición al judo.
Vladimir Putin suele ser
representado como un siniestro maestro del ajedrez que hace arteros movimientos
en el escenario mundial; un ex espía KGB que utiliza Asia, Europa, Medio Oriente
y las antiguas repúblicas soviéticas como peones de un tablero geopolítico.
Pero otra metáfora del estilo político del mandatario ruso comienza a emerger
de un tipo de enfrentamiento distinto que, casualmente, es su deporte favorito:
el judo.
Cinturón negro que ha otorgado
importantes puestos gubernamentales a sus compañeros de entrenamiento del
vecindario de clase obrera donde creció, Putin jamás ha disimulado la
importancia que para él tiene esa disciplina marcial . “El judo enseña
autocontrol, la capacidad de detectar el momento, de encontrar las debilidades
y fortalezas del contrincante, de esforzase para alcanzar el mejor resultado”,
dice en su sitio Web personal. “Cualquiera estará de acuerdo en que son
destrezas indispensables para todo político”.
Mientras Washington trata de
interpretar la lógica del ruso, presionado por la creciente incertidumbre de
Ucrania en los cuatro meses desde la anexión rusa de Crimea, algunos expertos y
académicos políticos exploran la llamada arte marcial gentil como metáfora para
establecer la postura de Putin.
“Por su entrenamiento, no es
maestro del ajedrez sino del judo, y lo usa como ventaja para Rusia”, explicó
la experta en Rusia y profesora de ciencias políticas en el Colegio Barnard y
la Universidad de Columbia, Kimberly Marten, en entrevista con Newsweek.
“Detecta la debilidad de un oponente, lo hace perder el equilibrio y luego, lo
derriba por su propio peso”.
Esa teoría también resuena en
importantes pasillos del Kremlin. “Si analizamos los acontecimientos de
Ucrania, podríamos decir que, para Vladimir Putin, el mundo contemporáneo no es
un tablero de ajedrez, sino una colchoneta de judo”, dijo Sergei Aleksashenko,
quien fuera ministro asistente de finanzas entre 1993 y principios de 1995, y
primer vicepresidente del Banco Central ruso de mediados de 1995 a 1998.
“Utilizó la debilidad e indecisión del oponente” –en este caso, la caótica
Ucrania- “para alcanzar su trofeo [Crimea]”.
El ajedrez es un juego
silencioso, apacible y ordenado, donde un jugador hace una movida y el oponente
responde. En comparación, el judo consiste de asaltos explosivos y repentinos
en los que el judoka o maestro de judo se vale del peso y la estatura del
contrincante para derrotarlo.
Dado el resentimiento ruso por el
poder y prestigio perdidos al finalizar la Guerra Fría, ¿es posible que el judo
sea más que una metáfora para lo que Putin montó en Crimea?
“Para él, el judo es una
filosofía política”, asevera Nikolai Petrov, analista político radicado en
Moscú. Respecto del principio del judo de aprovechar la fuerza del oponente en
su contra, agrega que es muy posible que Putin considere las sanciones contra
importantes funcionarios, empresarios y compañías como medidas que puede
explotar a su favor. Las sanciones “le permiten consolidar poder, levantar un
cerco y eso es lo que quiere”, dice Petrov.
La idea de que la filosofía del
judo sustente, al menos parcialmente, la política exterior de Putin ha sido
desdeñada en los círculos oficiales de Washington. “No vamos a guiarnos por sus
hábitos deportivos o preferencias personales”, dijo a Newsweek el
contraalmirante John Kirby, secretario de prensa del Pentágono. “Sus
motivaciones nos interesan menos que sus acciones”.
Kirby agrega que el análisis
basado en movimientos –oscuro rincón de las ciencias sociales que utilizan
investigadores entrenados en danza para estudiar atletas y animales- no
determina la forma como los funcionarios de la Defensa estadounidense perciben
a Putin. En 2008, Brenda Connors, profesora del Colegio de Guerra Naval, envió
al grupo de especialistas del Pentágono (Oficina de Evaluación de Red[JM1]) un
informe titulado “Movimiento, el cerebro y toma de decisiones, el presidente
ruso, Vladimir Putin”, pero el documento no llegó a los altos mandos, informa
Kirby. Descrito en la edición de marzo de USA Today, ese informe y otros
estudios similares (incluido uno de 2012, a cargo de Mary Raum, también
investigadora del Colegio de Guerra Naval) “no impactado las decisiones del
Departamento de la Defensa”, asegura Kirby.
Las investigaciones no publicadas
se enfocaron no en la práctica deportiva de Putin, sino en sus expresiones
faciales, ademanes y posturas. En 2005, Connors reveló a The Atlantic que la
ausencia de movimientos contralaterales de Putin, quizá debida a un infarto
cerebral in utero o a un parto difícil, le dan aspecto de pez o reptil, con
movimientos de cabeza a cola y no de lado a lado. Connors no respondió a
peticiones de entrevista.
El círculo íntimo de Putin,
también conocido como “judocracia”, incluye a muchos aficionados a ese deporte.
En 1998, el multimillonario petrolero, Gennady Timchenko, fue cofundador del
selecto club de judo de San Petersburgo, Yavara-Neva, del cual Arkady Rotenberg,
otro empresario multimillonario, es el director general (los dos potentados
están en un listado estadounidense de personas sancionadas en los últimos
meses). Otros colegas deportistas de Putin ocupan importantes cargos en el
ministerio del Interior y diversas dependencias gubernamentales.
Mark Galeotti, especialista en
Rusia de la Universidad de Nueva York y profesor invitado del Instituto Estatal
de Relaciones Internacionales en Moscú, señala que Washington comete un error
al ignorar la fascinación del mandatario ruso con el judo. “Putin se encuentra
en una posición que le obliga a adoptar tácticas para enfrentar enemigos más
fuertes”, como Estados Unidos, China y Europa, dijo Galeotti en entrevista con
Newsweek. “Lo que hace es forzarlos, como en el judo, a derrochar sus energías
o los sitúa para derribarlos sin tener que enfrentar su fortaleza principal. No
hay duda de que usa tácticas de judo”.
Marten argumenta que fue eso lo
que ocurrió, recientemente, en Ucrania. En febrero, cuando las crecientes
protestas en Kiev ocasionaron la huida del ex presidente Viktor Yanukovich,
surgieron tensiones entre el oriente pro-ruso del país y el occidente
pro-europeo. Putin “vio que Ucrania tenía escaso control estatal de sus fuerzas
de seguridad y sus fronteras, y aprovechó la situación” invadiendo Crimea.
A principios de mayo, Valeriy
Konovalyuk, cinta negra en jiu-jitsu y candidato a la presidencia de Ucrania
–donde celebraron elecciones el 25 de mayo-, desafió a Putin (quien también
posee un cinturón negro en karate) a un encuentro, diciendo a Fox News:
“Enfrentémonos en la colchoneta y veamos qué resulta”.
Alguna vez Putin ofreció hacer
una demostración de judo en el Madison Square Garden de Nueva York, afirma el
poco conocido libro Judo: Historia, teoría, práctica, publicado en 2000 y
traducido al inglés en 2004 (edición actualmente agotada). Putin escribió el
tomo en coautoría con Vasily Shestakov –ex entrenador y compañero de judo,
convertido en parlamentario de la Duma y miembro del Comité Federal de Deportes-
y con Alexei Levitsky, otro entrenador de judo.
La obra, publicada por Blue Snake
Press (Berkeley, California; parte de North Atlantic Books) ofrece una historia
del deporte, capítulos detallados y dibujos de movimientos como hara goshi:
técnica de cadera muy utilizada por Putin. También incluye una sección sobre
sambo, método de autodefensa sin armas inventado por el Ejército Rojo en los
años veinte (similar al krav maga israelí).
Julia Kent, publicista de North
Atlantic Books, se negó a revelar el tiraje impreso. Sin embargo, es posible
encontrar ejemplares en eBay y Amazon hasta por 407.39 dólares.
“En cuanto a la esencia del judo,
[Putin] lleva la presencia del guerrero al ámbito internacional”, escribió
George F. Russell Jr., ex presidente de Russell Investment Group y ex
copresidente del Instituto EastWest, en el prefacio de la traducción inglesa.
En 2008, circuló un vídeo de entrenamiento acompañante en el que aparece Putin
ejecutando movimientos de judo y donde, según los archivos del gobierno ruso,
el hombre fuerte del Kremlin dice cosas como: “Sólo se hacen concesiones cuando
allanan el camino hacia la victoria”.
En agosto pasado, al morir
Anatoly Rakhlin –quien fuera su entrenador en la infancia-, Putin asistió al
funeral y escribió en su sitio Web acerca de la “pérdida enorme e
irreemplazable para todos nosotros”. Rakhlin, quien alguna vez se describiera
como el “segundo padre” del mandatario, dijo que Putin “tiende más a la
ofensiva que a la defensa”, según archivos del gobierno ruso. En 2007, Rakhlin
dijo a Pravda.ru, sucesor del antiguo periódico comunista Pravda, que Putin
“era muy imprevisible cuando peleaba. A veces ganaba un combate usando un
movimiento repentino contra su oponente”.
Galeotti insiste en los riesgos
que corre Washington al menospreciar la pasión de Putin por el judo. “La
interrogante para el Pentágono y el Departamento de la Defensa es: ¿El aparato
de seguridad estadounidense ha desarrollado una clara comprensión de Putin? Es
fácil desdeñar cosas como el judo, los intereses de lectura o la infancia, pero
todo ello permite entender a la perfección a un individuo”.
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