Leucemia: nuevas terapias
experimentales
Deutsche Welle - miércoles,
25 de junio de 2014
Diagnóstico: leucemia. A menudo
aparece de golpe, como en el reciente caso del exministro alemán de Exteriores,
Guido Westerwelle. Cuanto antes sea tratada, mayor es la posibilidad de
curarse.
En casos graves de leucemia
–conocidos también como cáncer de sangre- el trasplante de células madre suele
ser la práctica más habitual. En este caso, se reemplaza la médula ósea enferma
por células sanas procedentes de un donante que sea compatible con su receptor.
La leucemia es una enfermedad maligna de las células blancas de la sangre -los
leucocitos-, que son los responsables de la defensa del organismo contra las
infecciones y substancias extrañas para el cuerpo. En el caso de la leucemia
aguda, la enfermedad se desarrolla en pocas semanas y debe ser tratada lo antes
posible.
Durante el tratamiento con
células madre puede darse el caso de que el paciente reaccione con un rechazo a
la terapia. Por este motivo, se le administra medicamentos que eliminan gran
parte de su sistema inmunológico. El riesgo a sufrir infecciones se vuelve
entonces mucho mayor, y el paciente debe ponerse las vacunas convencionales de
nuevo.
Contra algunas enfermedades, sin
embargo, no existen vacunas, como sucede con los hongos o los herpes. En este
caso, se puede alargar meses, o incluso años, hasta que el paciente vuelva a
restablecer completamente el funcionamiento de su sistema inmunológico. “La
mayoría de los pacientes padecen una infección directamente después del
trasplante, es decir, durante las primeras cuatro semanas. Incluso hay
pacientes que años después siguen sufriendo infecciones graves”, explica
Andreas Mackensen, de la Universidad Clínica de Erlangen.
Trasplante de células madre
Reducir el riesgo de infección -o
incluso evitarlo por completo- es el objetivo que se han marcado un grupo de
científicos de Erlangen. En la investigación participan expertos del Instituto
Virológico y del Departamento de Biología de la Universidad Friedrich-Alexander
Erlangen-Nuremberg. Los científicos proponen que en un futuro los pacientes
reciban linfocitos B después del trasplante de células madre. Este tipo de
células pertenecen al grupo de las células blancas y son capaces de producir
anticuerpos de gran importancia para el sistema inmunológico.
El equipo de investigación logró
diferenciar a los linfocitos B, tanto en tubos de ensayo como en experimentos
realizados con ratones. Los científicos desarrollaron una técnica para
purificar las células inmunológicas de la sangre del donante, y así poderlas
transferir a los pacientes después del trasplante de médula ósea. En el estudio
realizado, esta transferencia se efectuaría entre tres y cuatro meses después
del trasplante de células madre. “Es el momento en que, por lo general, los
pacientes todavía no han desarrollado un nuevo sistema inmunológico y están en
riesgo de infección. Hemos comprobado que los pacientes que se encuentran en
esta fase no tienen células de la memoria en la sangre.”
Estas células son las
responsables de la memoria inmunológica del cuerpo y son, en cierto sentido, el
almacén que contiene la información necesaria para la creación de los
anticuerpos que nos protegen de las enfermedades. Estas son las células que el
grupo de investigadores propone trasplantar a los receptores para que el cuerpo
no tenga que aprender las respuestas inmunológicas de nuevo. Después del
tratamiento con células madre, los pacientes de leucemia han recibido el mismo
sistema inmunológico que su donante.
Así pues, si el donante está
vacunado contra la fiebre tifoidea, el receptor también lo estará. “Por
supuesto, queremos saber exactamente qué sucede durante el proceso. Queremos
que los pacientes se vacunen contra las enfermedades convencionales y así
comprobar si reaccionan a ellas. Sabemos que, por lo general, los pacientes que
no tienen estas células no sufren ninguna alteración. Lo comprobamos realizando
pruebas en grupo.”
Cuando el cuerpo se desequilibra
Durante el trasplante existe el
riesgo de que las células inmunológicas no creen únicamente anticuerpos contra
algunas bacterias o virus, sino que también lo hagan contra los autoanticuerpos
o los aloanticuerpos. Este hecho podría provocar alteraciones en la respuesta
inmune, admite Mackensen en relación a las reacciones exageradas del sistema
inmunológico. “Por eso, en este primer estudio decidimos empezar con pocas
células de este tipo”.
Estas células no provocarían de
forma directa una reacción inmunológica que pueda dañar los tejidos sanos. Este
sería, de hecho, el mayor riesgo. En este caso, hay un anticuerpo capaz de
frenar a los linfocitos B que hayan sido trasplantados al paciente. “Si algo se
sale de control, existe la posibilidad de darle estos anticuerpos que
eliminarían las células de forma inmediata. Se puede garantizar cierta
seguridad“, según Mackensen.
Primer éxito
Los científicos de Erlangen se
encuentran en la primera fase de la investigación, en la que se contempla tanto
la seguridad como la viabilidad del estudio. Hasta ahora, 15 pacientes ya han
participado en él. El primero de ellos tiene 21 años, es del norte de Baviera y
se sometió a un trasplante en marzo.
“Se encuentra estupendamente. Ya
está en su casa y goza de buena salud. Viene regularmente con la ambulancia
para pasar los controles médicos. Lo está tolerado muy bien”, se alegra
Mackensen. Al fin y al cabo, se trata de un éxito a nivel mundial: es el primer
joven que recibe un trasplante de células inmunitarias.
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