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jueves, 19 de junio de 2014

cámaras

El Gran Hermano mineiro


LaNacion - ‎jueves‎, ‎19‎ de ‎junio‎ de ‎2014
Detrás de ese imponente edificio de vidrios espejados, construido por el talentoso Oscar Niemeyer, se esconde un gran ojo que todo lo ve. En el piso 9 del predio Minas se montó hace un año el Centro de Comando de Control Integrado (CCCI). Es una suerte de cuartel general desde donde la policía y los agentes de inteligencia supervisan en tiempo real, a través de 1378 cámaras, lo que sucede en la ciudad y en sus alrededores. Ayer, allí se bajó una orden: vigilar y reforzar los controles de seguridad ante el inminente desembarco "de unos 30.000 argentinos".

Desde el CCCI se coordinan los trabajos de 40 fuerzas de seguridad pública distintas. A todas se les advirtió sobre los cuidados que se deberán tomar con la numerosa tropa de hinchas provenientes de nuestro país. Hubo, además, dos temas que guiaron la charla: el riesgo por la posible irrupción de barrabravas y evitar que se repitan los incidentes del domingo pasado en el Maracaná, donde se forzó una puerta y decenas de simpatizantes se colaron al estadio por allí.

A partir de hoy se reforzará la seguridad en los accesos terrestres y se observarán con mayor atención las imágenes del último tramo de la ruta 040, que une Río de Janeiro con Belo Horizonte. Se estima que 15.000 argentinos llegarán hasta aquí por esa vía. También habrá recaudos especiales en el aeropuerto, cuya policía, si bien no es fronteriza, maneja la nómina con las identidades de los 2100 barras sobre los que pesa la prohibición de ingreso a Brasil. De ese listado, ya fueron deportadas nueve personas que intentaron cruzar de país.

El desborde que se generó en el Maracaná, y que ayer se repitió pero con hinchas chilenos, encendió otra luz de preocupación entre los organizadores. Por eso, la policía local le sugirió a la FIFA ampliar la red de controles para ingresar al estadio Mineirao, donde el seleccionado argentino jugará pasado mañana con Irán.

"Habrá más filtros que en Río. Queremos evitar que en los alrededores haya gente sin entradas", informó a LA NACION un jerárquico del CCCI que estuvo reunido con las autoridades del consulado argentino.

Además, mientras se esté jugando el partido, las 62.000 personas que asistan al Mineirao serán vigiladas por las casi 300 cámaras con las que cuenta el estadio. También se desplegarán más efectivos en las tribunas para evitar peleas entre hinchas argentinos y brasileños, como sí sucedió en el Maracaná.

El CCCI comenzó a operar el año pasado y su primer examen superado fue la Copa de las Confederaciones. El desafío más empinado hasta ahora fue neutralizar una protesta contra el Mundial que había congregado a unas 50.000 personas. Tras un año de trabajo, las autoridades del comando dicen estar preparadas para cualquier eventualidad: manifestaciones, partidos de fútbol, recitales y hasta ataques terroristas.

Durante el Mundial habrá un nexo directo y permanente con el Centro de Cooperación Internacional, situado en Brasilia. Allí coinciden 280 hombres de seguridad de los 32 países participantes de la Copa. La Argentina ubicó allí a unas siete personas, entre miembros de la Policía Federal y dos civiles del Ministerio de Seguridad. En casi todos los casos, el personal designado es gente que custodia todos los fines de semana los estadios de la ciudad de Buenos Aires.

Una avanzada de efectivos argentinos vino hasta aquí el año pasado para coordinar las acciones de prevención ante la invasión de hinchas de nuestro país y para informar sobre los barrabravas.

El comando está situado en uno de los dos predios de la Ciudad Administrativa del Estado de Minas Gerais. La sede de gobierno es literalmente una ciudad. Trabajan allí a diario unas 17.000 personas y un ómnibus interno conecta los diferentes sectores. Para el hombre cualquiera, si nadie se lo advierte, jamás imaginaría que desde allí se vigila lo que sucede en las calles, aeropuertos, estadios, rutas, bares y estaciones de tren. Como si fuera un Gran Hermano.

El hincha que había reverenciado a la Pulga en el estadio Independencia cayó preso por intentar entrar en Cidade do Galo


BELO HORIZONTE (De nuestros enviados especiales).- La invasión de unas 15 personas al estadio donde practicaba el seleccionado sirvió como un primer llamado de atención para la seguridad. Ayer, otro episodio encendió la alarma: el mismo hincha brasileño que había hecho la reverencia a Messi, hace ocho días, irrumpió en Cidade do Galo con la ilusión de que su ídolo le firmara un autógrafo. Saltó una reja, trepó una cuesta y enfiló hacia la sala de prensa, donde Agustín Orion y Mariano Andújar charlaban con los medios. No llegó. Fue reducido por tres policías y se lo llevaron detenido. Delante de las cámaras, pidió ver a Messi y exhibió la foto de su día de fama, cuando saludó al crack en el estadio Independencia. El jefe de seguridad del plantel, Carlos Capuchetti, minimizó el episodio: "Hay como cinco filtros hasta llegar a los jugadores".

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