La Manhattanización de Londres
AFP - miércoles, 1 de
octubre de 2014
Hace años el Big Ben y la
catedral de Saint Paul dominaban el cielo de Londres, y Peter Pan salía volando
de casas minúsculas comparadas con los rascacielos que han cambiado el cielo, y
el suelo, de la ciudad.
Doscientos treinta y siete rascacielos
están en construcción o tienen permiso para empezar en los próximos años en
Londres, según un estudio de 2014 de la NLA (New London Architecture), un
cambio radical en el perfil de una ciudad que presumía de escala humana, de
casas de ladrillo rojo de tres pisos y grandes ventanas.
La cifra fue una revelación
incluso para las autoridades, porque los permisos los concede cada barrio y no
hay un organismo público de la capital que centralice la información.
"El número de rascacielos
que vamos a ver surgir en los próximos 10 años va a cambiar la cara de Londres
como nunca se había visto en la historia, aparte quizás de cuando se construyó
la catedral de Saint Paul", completada en 1710, explicó a la AFP Peter
Murray, presidente de la NLA, una organización de análisis de la arquitectura y
la planificación urbana de la capital.
La catedral mide 111,3 metros,
prácticamente un tercio que The Shard (306 metros), el rascacielos más alto de
Europa, que se alza en el barrio londinense de Southwark, y menos que 68 de los
próximos rascacielos.
- Todo el mundo viene a Londres -
La llegada de todas estas
construcciones se debe "a que Londres atraviesa un periodo de enorme
crecimiento; están llegando 100.000 habitantes más cada año, lo que significa
que la actual poblacion de 8,3 millones crecerá hasta los 10 millones en 2030 y
hasta los 13 millones en 2050", explicó Murray.
"Tenemos escasez de casas,
precios del suelo altos, mucha inversión internacional, y unas autoridades
locales" necesitadas de impuestos que reciben con los brazos abiertos
cualquier nuevo proyecto, agregó.
Sin embargo, avisó Murray, la
vivienda que aportarán los rascacielos no es barata. "Están diseñados para
ricos. Es totalmente lo contrario de lo que vimos en los años 60 y 70, cuando
se construían edificios feos de hormigón para pobres".
Ahora son torres de cristal
relucientes, cuyos apartamentos más altos valen millones y millones de libras.
Tienen formas originales que rompen con su entorno y les valen apodos, como el
Pepinillo (gherkin) del arquitecto británico Norman Foster o el Walkie-talkie
del uruguayo Rafael Viñoly.
- Formas extrañas -
"La City de Londres era un
lugar de calles intrincadas de carácter georgiano y ahora esos edificios tienen
a menudo bases muy anchas que cambian completamente el carácter de las calles
de alrededor", explicó a la AFP Kieran Long, comisario de arquitectura
contemporánea del museo Victoria and Albert de Londres.
"El ejemplo más claro es el
'pepinillo' de Norman Foster, que es un edificio icónico del perfil de Londres,
pero que a ras de suelo tiene una forma circular que es la primera que aparece
en la City de Londres; es una forma totalmente extraña", agregó Long.
"Si tienes una riqueza
urbana como la de la City de Londres, tienes que ir con mucho cuidado con lo
que pones ahí. Y algunos de esos edificios la han dañado", sostuvo Long.
La vivienda se encarece a su
alrededor y se transforma en oficinas, desaparecen las pescaderías, carnicerías
y zapateros y en su lugar aparecen cadenas de cafeterías y de sandwiches para
oficinistas.
"Siento que estamos
perdiendo algo fundamental al echar a la gente" de esos barrios del centro
como la City o el West End, sentenció Long.
Para los firmantes de una carta
que apareció en el dominical The Observer -arquitectos, asociaciones de vecinos
y de preservación del patrimonio, entre otros- "muchos de esos rascacielos
son de una calidad arquitectónica mediocre" y amenazan "el carácter
único de Londres y su identidad".
A mucha gente, sin embargo, le
gustan. Como a Neal Davies, un ciudadano que paseaba por delante del
Walkie-talkie y que dijo que "cuando se construyó la Torre de Londres
tampoco gustaba a la gente".
"Es asombroso", dijo
otro paseante, Andy Arwood, sobre el rascacielos de Viñoly, "es el mejor
edificio de Londres. Mira la forma, va hacia fuera, hay tantos edificios
aburridos en Londres".
Sobre todos los rascacielos en
general, Lucille Davis opinó que "le dan carácter, hacen de Londres un
sitio más inusual".
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