¿Tecnología? La nueva clave del éxito se llama
agilidad
Forbes - viernes, 31 de octubre de 2014
Una vez le pregunté al gran entrenador de
futbol Bill Walsh por qué reclutó en el draft a Jerry Rice, un receptor abierto
poco conocido fuera de la diminuta Mississippi Valley State University. Rice se
convirtió en el mejor receptor abierto en la historia en la NFL. La liga
también lo clasificó como el mejor jugador en cualquier posición. Pero en 1985,
Walsh fue el único de los scouts y entrenadores en percibir el potencial de
Rice como un futuro miembro del Salón de la Fama.
“Rice era considerado demasiado lento para la
grandeza de la NFL”, explicó Walsh. “Su tiempo en la carrera de 40 yardas era
de sólo 4.6 segundos. La mayoría de los grandes receptores de la NFL lo hacen
en 4.4 o más rápido, pero cuando estudias las películas de los juegos de Rice
en la universidad ves dos cosas distintas en él:
“Uno: Era el más ágil. Podía correr hacia los
lados más rápido de lo que nadie que yo hubiera visto. Su maniobrabilidad
dejaba a la defensiva preguntándose qué pasó.
“Dos: Rice siempre terminaba su ruta de pase en
donde tenía que estar, como si tuviera un GPS en la cabeza. Los mariscales de
campo Joe Montana y Steve Young podían contar con él.”
Las habilidades de Rice nos dan una pista para
el éxito en la economía actual. Escala, alcance y velocidad son fundamentales,
pero también se necesita la maniobrabilidad, a pesar de que sepas exactamente
adónde quieres ir.
Los equipos pequeños son la clave
La escala en masa, y con ésta el alcance
global, son una gran ventaja que está cada vez más al alcance de cualquiera.
Uno de los subproductos de la revolución digital es que se crea un exceso de
capacidad, y no sólo en todo lo digital. Por ejemplo, ¿qué ha causado el
totalmente inesperado auge petrolero? ¿No se suponía que el mundo debería estar
entrando en un “pico de hidrocarburos” seguido de la escasez de combustibles
fósiles? La respuesta está en la tecnología. La perforación horizontal
extremadamente precisa a grandes profundidades ha hecho posible aprovechar
nuevas fuentes de petróleo atrapadas en esquisto. Este nivel de precisión es
posible gracias a la electrónica avanzada, que fue posible gracias a la Ley de
Moore. Como el multimillonario petrolero T. Boone Pickens me dijo: “Puedes
perforar 3 kilómetros abajo, dar la vuelta a la derecha, perforar otros 2
kilómetros y forzar la cerradura de la puerta principal de alguien. Así de
preciso es.”
La revolución digital tiene una tendencia a
crear un exceso de capacidad en todo lo que toca: energía, manufactura, envíos,
etcétera.
En cuanto a alcance global, es posible que
desees tener un presupuesto publicitario de miles de millones para llegar al
mercado global, pero ningún presupuesto podría cubrirlo todo debido a los
billones de conexiones que existen entre los millones de clientes conectados
digitalmente. Las ágiles pequeñas empresas pueden encontrar más nichos y
clientes que nunca. Lo mismo puede decirse del poder de la tecnología: la nube
está poniendo rápidamente la tecnología de primera clase al alcance de todos.
La puedes rentar por minuto de Amazon, Google y otros.
La escala gigantesca, el alcance global y la
tecnología de gran alcance se han vuelto masivas. Como un jugador de poker
diría, se están convirtiendo en meras apuestas en la mesa de la competencia
económica. La maniobrabilidad será el referente de mayor valor. Tal
maniobrabilidad derivará de la combinación del alcance global, una gran
tecnología y equipos de personas altamente ajustados y optimizados.
Ésta es la ironía de nuestros días: en una
época de tecnología cada vez más dinámica, la diferencia entre una compañía
exitosa y una disfuncional se reduce a las personas que integran esas empresas.
Aún más, se trata de cómo las personas interactúan mientras forman y reforman
equipos para mantenerse maniobrables. Pat Gelsinger, CEO de VMware, dice que
una “organización líquida” es la única organización que va a funcionar. Tiene
razón.
Hay dos cargos ejecutivos dentro de las
empresas que sin duda van a cambiar: el director de información (CIO o chief
information officer) y el director de marketing (CMO o chief marketing
officer). El CIO debe encontrar la manera de mantener a la compañía —y al gran
número de pequeños y ágiles equipos— informados y flexibles. En su nuevo libro
Implementing World Class IT Strategy, el consultor de CIOs Peter High escribe
sobre el eslabón más débil en la mayoría de las empresas. Es una falta de
coherencia entre las estrategias corporativas y divisionales y, peor, entre
divisiones. La maniobrabilidad es un caos sin esa coherencia. El CIO tendrá que
arreglar eso.
Los CMO pasarán menos tiempo comunicándose con
el mundo exterior y más tiempo dando forma a la historia en el interior, para
los empleados y contratistas. ¿Qué más puede mantener la cohesión en una
organización líquida si no es el propósito, los valores y la historia?
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