La destrucción del capital
Forbes - lunes, 27 de octubre de 2014
La deuda eterna es pues, una moderna forma de
esclavitud hecha posible en origen, por un sistema donde el propio dinero no es
real, sino una deuda en sí mismo.
En la entrega anterior comentamos que de
acuerdo con las teorías del Prof. Antal Fékete, piedra angular de la Nueva
Escuela Austríaca de Economía, la actual estructura de descendentes tasas de
interés auspiciadas por la especulación “libre de riesgo” en el mercado de
bonos, provocada a su vez por la política de operaciones de mercado abierto de
la Reserva Federal estadounidense (Fed), hemos entrado a una peligrosa espiral
de destrucción de capital.
Podemos decir que las graves consecuencias de
aquellas operaciones de mercado abierto son principalmente tres: el incremento
en el valor de liquidación de la deuda, el deterioro de los términos de
intercambio del trabajo y el
desvanecimiento de las cuotas de depreciación.
Respecto a la primera, cabe recordar que el
rendimiento de un bono de deuda varía de manera inversa al precio de este.
Fékete explica que esta visión es desde el punto de vista del acreedor, pero
que se olvida verlo desde el ángulo opuesto: el de los deudores. Es decir,
cuando los precios de los bonos aumentan influidos por las compras aseguradas
de la Fed, los tenedores de estos saben que tienen ahora un valor cuyo precio
en el mercado ha sido elevado, y por tanto, la tasa de interés se comprime.
Quien venda ese bono a tasa menor a lo que compró está realizando una ganancia
capital, pero para el deudor, esto significa que si quisiera liquidar de manera
anticipada su deuda, le costará más recomprar ese bono.
Si por ejemplo, el valor de uno de estos vio
caer tasa de interés a la mitad, eso significa que el costo de liquidar ese
bono tiene un precio mucho más alto en el mercado, de lo que era antes de la
caída. Eso de hecho, implica que se ha incrementado la carga del crédito para
el deudor y complica que este pueda salir ese pasivo de manera anticipada. El
costo para obtener el mismo flujo de efectivo de los cupones del bono se ha
incrementado. En el ejemplo citado, ahora se necesita pagar el doble de lo que
se hubiera pagado antes del recorte de los tipos para obtener el viejo nivel de
flujo. Fékete critica por eso que la caída permanente de tasas sea vista como
una “bendición” para las empresas, cuando es lo opuesto.
La segunda destructiva consecuencia de las
descendentes tasas de interés a través de las operaciones de mercado abierto,
es el deterioro de los términos de intercambio del trabajo. Dicho en palabras
simples, hay una caída en el valor de los salarios y más desempleo. La razón
tiene que ver también con el incremento en el costo de liquidación y por tanto,
de la carga de la deuda. El punto central es el valor presente del flujo de
efectivo, que varía de forma inversa respecto a la tasa de interés a la que se
descuenta. A mayor tasa menor valor presente y viceversa. Por eso con cada
recorte de aquella el valor presente del flujo de caja se incrementa. Fékete
explica que lo que esto significa para los trabajadores y para aquellos que
necesitan dichos flujos de efectivo para sobrevivir –como los pensionados, es
que el precio que tienen que pagar dicho flujo cada vez que las tasas bajan, es
mayor. Dicho de otro modo, los trabajadores tendrían que trabajar el doble para
poder ganarse el mismo flujo de efectivo.
En lo que toca a los pensionados, sus fondos de
pensión son aniquilados porque no pueden disfrutar del mismo flujo del que
disfrutaban antes del recorte. En consecuencia, el nivel de vida de los
trabajadores y pensionados queda condenado a caer. Fékete asegura que este
proceso por el cual el dinero pierde su capacidad para comprar flujo de
efectivo ha sido desvirtuado y relegado con toda intención por los poderes
fácticos del sistema monetario actual de dinero fíat, pues si la gente supiera
y entendiera lo que están haciendo, habría revoluciones. Dado que su propio
trabajo es casi siempre la única riqueza que posee el trabajador, dice Fékete,
esa riqueza pierde poder cada vez que cae la tasa de interés. Para mantenerla,
debe trabajar cada vez más duro para poder adquirir la misma cantidad de flujo
de efectivo para vivir.
Por si fuese poco, el dinero que ganan es ahora
menos capaz de liquidar sus deudas, pues el costo de terminarlas
anticipadamente como ya se vio, también sube. La deuda eterna es pues, una
moderna forma de esclavitud hecha posible en origen, por un sistema donde el
propio dinero no es real, sino una deuda en sí mismo.
Solo queda agregar que eso lejos de estimular
la economía como se pregona, condena asimismo al desempleo a los trabajadores
marginales. Los empleadores preferirán adquirir más deuda a una tasa menor y
utilizar maquinaria adicional para reemplazar a los trabajadores menos
cualificados, que continuar pagándoles. Su costo se incrementó. El resultado
obvio es mayor desempleo.
La tercera consecuencia de las operaciones de
mercado abierto de la Fed para deprimir los tipos de interés es el
desvanecimiento de las cuotas de depreciación. Como en las dos anteriores,
estas constituyen un cuasi-flujo de efectivo cuyo valor se ha desploma a causa
de aquellas. Las cuotas de depreciación son una herramienta contable que revela
cuánto del valor de un bien productivo se ha “consumido” por el uso y el
tiempo, y cuánto se necesita apartar para amortizar la pérdida en un año en
particular. Si las tasas de interés son deprimidas por el banco central, hay un
retraso en el plazo de amortización, que hace que no se garantice el reemplazo
a tiempo de la porción “consumida” del viejo capital. No es posible pues,
compensar la destrucción de capital con la generación de nuevo para
sustituirlo, y como resultado, se siembra una depresión de alcances insospechados.
Sobre por qué todo lo anterior prepara el
terreno para una devastadora gran deflación que apenas empieza a ver el mundo,
escribiremos en el siguiente artículo de Inteligencia Financiera Global. No se
lo pierda.
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