La atracción fatal del plomo
BBC - domingo, 19 de octubre de 2014
Por miles de años, el plomo ha ejercido una
fuerte atracción sobre pintores, constructores, químicos y productores de vino;
pero históricamente también ha hecho un daño - especialmente a los menores -
del que no se habla.
Pese a que fue vetado en la gasolina, tu auto
todavía contiene varios kilogramos de esta sustancia. ¿Hemos aprendido
finalmente a utilizar el plomo de forma segura?
El elemento número 82 es uno de los pocos que
la humanidad conoce desde hace miles de años.
El plomo puro más antiguo, hallado en Turquía,
fue trabajado por los fundidores de hace más de 8.000 años.
El plomo es muy sencillo de producir. A menudo
viene mezclado con otros minerales más preciados, sobre todo plata.
Una vez que la mena está desenterrada, gracias
a su bajo punto de fundición, el plomo se puede extraer fácilmente con una
fogata.
Los romanos, pioneros en la explotación del
plomo
Los romanos fueron los primeros en explotar el
plomo a escala industrial.
Núcleos de hielo en Groenlandia contienen
rastros de polvo de plomo de hace 2.000 años, transportados por el viento desde
las gigantes fundiciones romanas.
El plomo tuvo múltiples usos durante el Imperio
Romano, como en la construcción de acueductos y cañerías para el agua.
No en vano la palabra "plomero" se
deriva del término en latín para el plomo: plumbum.
"Pienso en el plomo como en el plástico
del pasado", explica el historiador especializado en minería del plomo,
Lynn Willis.
La pintura de muchas de nuestras paredes
contiene componentes de plomo.
"Es flexible, lo puedes convertir en finas
láminas, soldarlo en tuberías".
Material omnipresente
Al ser maleable y aparentemente inmune a la
corrosión, el plomo –al igual que los plásticos modernos- se hizo omnipresente.
Y no sólo en tiempos romanos.
"En una gran casa del siglo XVII podías
encontrar una mesa cubierta con cacharros de plomo, así como las cisternas que
contenía el agua, los desagües, las cañerías".
El plomo tiene un tradicional vínculo con el
gremio de la construcción, al ser un material resistente al agua muy útil para
techos y marcos de ventanas y para sellar paredes de piedra.
También se descubrió que tenía otras
propiedades. El carbonato de plomo, por ejemplo, sirvió como pintura barata y
duradera desde tiempos antiguos.
Conocido actualmente como "copo
blanco" era valorado por antiguos maestros como Rembrandt por la
resolución de su color y los bellos contrastes que aportaba a sus pinturas al
óleo.
Entre tanto, los fabricantes de vidrio
aprendieron que si añadían óxido de plomo lograban darle brillo a objetos como
decantadores de vino, porque el plomo refracta la luz a través de un arco más
amplio.
Dulce pero peligroso
Sin embargo, un decantador de vino de cristal
con plomo pasa a ser una idea particularmente mala, según Andrea Sella,
profesor de química en el University College de Londres, sobre todo si el vino
(o jerez, porto o brandy) está en el recipiente durante mucho tiempo.
"El plomo se disuelve lentamente en el
vino. Lo llamativo es que obtienes un componente que se empezó a conocer como
'el azúcar del plomo’".
Este componente, acetato de plomo, no sólo se
parece al azúcar, sino que tiene un sabor intensamente dulce, explica el
profesor Sella.
El plomo es el maleable, dúctil y poco dado a
la corrosión.
"Una de las cosas curiosas es que la
bebida que pones en tu decantador gradualmente se va haciendo más dulce".
Pero el plomo, por supuesto, también es tóxico.
Una vez dentro del cuerpo, interfiere con la
propagación de señales a través del sistema nervioso central y se abre camino
hacia las enzimas, perturbando su papel en el procesamiento de elementos
nutritivos como el zinc, el hierro y el calcio.
Y así, la historia está repleta de ejemplos de
personas que, a menudo sin saberlo, realzan el sabor de sus bebidas con plomo,
con consecuencias horribles para la salud de los consumidores.
Gota, melancolía, locura
La gota -un sello de la nobleza inglesa en el
siglo XVIII- puede ser causada por el envenenamiento por plomo.
Esta enfermedad inducida por el plomo también
fue muy familiar para los romanos. Ellos la asociaban con el lúgubre dios
Saturno, que se comió a sus propios hijos.
La conexión era acertada. Una exposición
crónica al plomo causa depresión, dolores de cabeza, agresividad y pérdida de
memoria.
También puede causar esterilidad y algunos
sugieren que esto explica el fracaso común de los aristócratas romanos, como
César Augusto, a la hora de producir un heredero natural.
¿Causa del fin del Imperio Romano?
Los romanos pudieron ser envenenados por el
plomo presente en las cañerías, o también por su presencia en monedas, cazuelas
y platos, así como en pinturas y cosméticos.
Sin embargo, la fuente más probable fue -una
vez más- el vino, especialmente un edulcorante y conservante que los romanos
llamaban sapa o defrutum.
¿Ayudó el envenenamiento por plomo a destruir
al Imperio Romano? Los romanos hervían jugo de uvas en cazuelas de plomo para
extender la vida de los vinos.
¿Por qué cazuelas de plomo? Según el productor
de vino Columella, "los recipientes de bronce sueltan polvo de cobre, que
tiene un sabor desagradable".
El resultado es claro: si se analizan los
huesos en antiguos cementerios romanos se observa que contienen niveles de
plomo tres veces más altos que el límite moderno de seguridad recomendado por
la Organización Mundial de la Salud.
La pregunta de si esto contribuyó a la aparente
locura de emperadores como Calígula o Nerón y al eventual colapso del Imperio
sigue siendo tema de debate entre académicos clásicos.
¿Realmente pudo el envenenamiento por plomo
acelerar la caída del Imperio Romano?
Plomo en las fábricas y en nuestros autos
La Revolución Industrial (siglos XVIII-XIX) dio
lugar a una nueva oleada de envenenamiento por plomo mucho más grande que
cualquier hecho sucedido en los tiempos antiguos.
Esta vez fueron las clases trabajadoras más que
los aristócratas quienes soportaron la carga.
Los trabajadores de las minas de plomo de
Derbyshire (Reino Unido), por ejemplo, tenían a menudo una línea negra en sus
encías, al parecer causada por la reacción química entre el plomo en la sangre
y el sulfuro liberado por las bacterias en la boca, después de que comieran
cierto tipo de alimentos, huevos incluidos.
Los más afectados fueron los empleados en
fundiciones o fábricas de pinturas basadas en plomo, que se hallaron rodeados
diariamente por los gases emanados por el plomo.
Dado que el envenenamiento por plomo ha estado
presente por tanto tiempo, se puede decir que las acciones del químico Thomas
Midgley Jr fueron temerarias hasta el extremo.
Él fue el hombre que puso plomo en la gasolina.
En 1921, como brillante joven químico de la
automotriz General Motors, descubrió que al añadir el componente tetraetílico -
derivado del plomo - los motores funcionaban de forma más eficiente, eliminando
el golpeteo incontrolable de los primeros autos de motor.
El químico Thomoas Midgley Jr fue quien le puso
plomo a la gasolina, en la década de 1920.
El producto se comercializó con el inocente
nombre de "etilo".
Cuando fue retado por los peligros del
contenido de plomo, Midgley convocó una rueda de prensa en la que roció sus
manos con el elemento químico y respiró su vapor durante todo un minuto,
alegando que podría hacer lo mismo cada día sin sufrir efectos nocivos.
La planta de etilo de GM en Nueva Jersey tuvo
que cerrar después de que varios trabajadores se volvieran locos y algunos
murieran.
La prensa rebautizó el etilo con el nombre de
"gas lunático".
Un legado trágico
Años después, Midgley contrajo la polio y fue
confinado a una cama, con lo que diseñó un sistema de poleas para elevarse – un
día se vio enredado en ellas y murió de asfixia.
Sin embargo, la tragedia más grande fue su
legado.
Fue Midgley quien inventó los
clorofluorocarbonos - CFCs – los gases refrigerantes señalados por abrir el
agujero en la capa de ozono e incrementar la incidencia del cáncer de piel.
Y los autos continuaron expulsando gases de
bromuro de plomo durante décadas.
Aunque esta fue una fuente mucho más diluida de
envenenamiento que la sapa romana o el aire viciado de las pinturas
victorianas, era sin comparación mucho más extensa, afectando a cada ciudad del
planeta. Y esta vez las víctimas eran niños.
Severos riesgos para los niños
Fue otro estadounidense, el psiquiatra infantil
Herbert Needleman, quien finalmente logró que se eliminara el plomo de la
gasolina.
En las décadas de 1970 y 80, Needleman
descubrió que incluso los niveles muy bajos de exposición al plomo causaba
daños irreparables a infantes, incluidos bebés no natos.
Conforme crecieron, sus coeficientes
intelectuales eran más bajos, tenían problemas de concentración y a menudo
abandonaban los estudios.
Como adultos jóvenes - sugirieron los datos -
eran más propensos a convertirse en abusadores, delincuentes, criminales,
drogadictos, desempleados, etc.
Needleman concluyó que el plomo había
debilitado permanentemente su capacidad de resistir a impulsos arriesgados.
En gran parte gracias al trabajo de Needleman,
Estados Unidos empezó a eliminar gradualmente el tetraetilo de plomo en 1975, y
la mayor parte del mundo siguió el ejemplo. Aun así, sólo ahora se empieza a
conocer la posible escala del daño causado por el envenenamiento por plomo.
Larga campaña contra el plomo en el ambiente
La campaña para eliminar el plomo del entorno
continúa.
Needleman alegó que la pintura con plomo es una
fuente de envenenamiento casi tan grande como la gasolina en el mundo moderno.
Todas las pinturas, incluso las duraderas
basadas en plomo, tienden a desmenuzarse.
Pero al ser un elemento químico, el plomo nunca
se descompone ni desaparece.
Al contrario, el polvo se puede inhalar o los
copos de sabor dulce pueden ser consumidos por un bebé curioso.
Todavía se puede encontrar plomo en muchos
elementos de nuestra vida diaria, pero el uso más grande, irónicamente, está
todavía en tu auto.
Casi el 90% del plomo se usa para fabricar
baterías.
La ingestión de plomo puede producir una desagradable
enfermedad de las encías.
Baterías seguras y selladas
Algunas de ellas están en hospitales o en
teléfonos celulares para aportar energía adicional en caso de que haya algún
fallo en la red eléctrica pero la mayoría de ellas se usan para arrancar los
autos cada mañana.
Incluso autos híbridos o completamente
eléctricos contienen una batería ácida de plomo que complementa a la principal
de litio o híbrida de metal.
Y ahora las buenas noticias: a diferencia de
una lata de gasolina con plomo, una batería con plomo es una unidad sellada.
El plomo nunca se escapa. Y esto permanece así
incluso al final de la vida de la batería.
"El plomo tiene la tasa de reciclaje más
alta de cualquier metal", señala Andy Bush, jefe de la Asociación
Internacional del Plomo.
"La tasa de reciclaje en Europa y Estados
Unidos para las baterías es del 99%".
Más allá de las baterías selladas, el plomo
sigue presente en nuestras vidas, en algunas cañerías viejas y en viejas capas
de pintura del hogar.
O incluso en la gasolina de países como Irak,
Yemen, Birmania y Corea del Norte, siguen usando gasolina con plomo.
En algunos lugares, como en la británica región
de Derbyshire, encontró su camino de vuelta a la tierra.
Allí continuará hasta que alguien lo limpie.
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