El hombre que hizo del Templo Shaolin en marca
global
BBC - martes, 14 de octubre de 2014
El antiguo Templo Shaolin en China, famoso por
sus monjes que practican kung-fu, es un gran negocio. ¿Quién es el hombre que
lidera esta marca global?
Para los estándares de cualquier persona, el
gran maestro Shi Yongxin –abad del Templo Shaolín– es una clase de monje
budista muy diferente a lo habitual.
En los últimos años dirigió la modernización
del templo de 1.500 años de antigüedad e incluso estudió un máster para poder
hacerlo mejor.
Pero también ha generado controversia.
Muchos chinos lo critican por
"comercializar" el templo, cuyos monjes guerreros son conocidos por
su destreza en las artes marciales.
No soy fan ni seguidor del templo, pero –al
igual que muchos– a menudo me he preguntado cómo sería conocer a uno de sus
monjes.
Cuando se exhibió por primera vez la película
"Templo Shaolin" en Hong Kong en 1982 yo era un joven totalmente
sobrecogido por las impresionantes habilidades marciales de Jet Li y sus
colegas actores en la película.
Desde entonces, he creído que todos los monjes
shaolin son maestros de kung-fu.
Visita del abad Shi a Reino Unido
El paso del abad Shi Yongxin por Londres era
una ocasión demasiado buena como para perdérmela porque rara vez concede
entrevistas.
Quizá podía asistir a una demostración de kung-fu
por parte del gran maestro en persona.
El abad Shi se siente demasiado mayor para
hacer demostraciones de equilibrio como las de este otro monje.
¿Volaría por los aires en la redacción de la
BBC en Londres o mostraría una de las posturas de equilibrio sobre un solo
dedo?
Me llevé una triste decepción.
Aunque le pedí al abad Shi que me enseñara sus
habilidades de kung-fu durante la entrevista, simplemente rechazó hacer ningún
movimiento.
Resultó ser que el principal monje shaolin cree
que es demasiado viejo para hacer ese tipo de cosas, aunque, a sus 49 años, en
realidad es más joven que yo.
El abad Shi me dijo que empezó a practicar el
kung-fu shaolin cuando era un adolescente, pero actualmente hace muy poco
ejercicio físico y por lo tanto no hace ya demostraciones de kung-fu.
Posteriormente se contradijo en ese punto,
¿pero quién osa discutir con un gran maestro?
Primer MBA para un monje budista
Quizá no me debería haber sorpendido tanto.
El Templo Shaolin se ha convertido en recientes
años en una marca global.
Después de todo, el Templo Shaolin tiene un
gran nombre y la vida del abad Shi está lejos de la vida de un monje de kung-fu
ordinario.
Sus compromisos en el extranjero probablemente
dificultan que pueda mantener un nivel adecuado para hacer exhibiciones.
El máster del abad Shi fue el primer MBA de un
monje budista en China, y los conocimientos que adquirió fueron sin duda
aprovechados.
Ha pasado años promocionando de forma activa el
templo, no sólo en China sino en todo el mundo, convirtiéndolo en la actual
marca multimillonaria que es.
Hay una serie de templos en Estados Unidos,
Reino Unido y Alemania.
También es presidente de la Asociación Europea
Shaolin fundada en Viena, Austria, en 2010.
¿Una vida de lujo?
El abad Shi es además una figura muy conocida y
controvertida en China.
Su forma inusual de gestionar el Templo Shaolin
lo ha hecho famoso: es más un negocio que un templo budista, tal como muchos
han indicado.
Según algunos informes de prensa, maneja un
auto de lujo y utiliza un iPad.
Durante su paso por Londres, el abado Shi
visitó la redacción de la BBC.
En las redes sociales chinas circulan también
algunas críticas hacia su vida personal.
Una de ellas dice que tiene cuentas bancarias
secretas y una serie de casas lujosas en países occidentales.
Otros apuntan que Shi tiene esposa y un hijo.
Hasta ahora nunca ha reaccionado a estas
denuncias.
Así que se las planteé directamente, pero me
llevé otra decepción.
No hubo una negación directa, como muchos
hubieran esperado.
"Director ejecutivo de la firma
shaolin"
En lugar de ello, el abad Shi simplemente dio
una respuesta muy filosófica: "Si estas cosas fueran un problema, se
hubieran convertido en problemas a estas alturas".
Cuando fui más allá y le pregunté si
describiría estas denuncias en su contra como simples rumores, repitió la misma
respuesta y rechazó dar más explicaciones.
A lo largo de la entrevista no sentí que
estuviera ante un líder religioso "normal" con fuertes creencias
religiosas y sabiduría.
Ante las preguntas, el abad Shi se mostró más
como un político o funcionario gubernamental dada su manera de hablar y el
lenguaje que utilizó.
Incluso cuando le pregunté si tomaría en
consideración hacer públicas las cuentas del Templo Shaolin para poner fin a
las sospechas sobre sus actividades comerciales, dijo que no podía hacerlo
porque podía tener consecuencias para otros templos budistas.
Los monjes de kung-fu todavía deslumbran con
sus habilidades, y su gran maestro ha ayudado a extender su fama por todo el
mundo.
Pero quizá sería más preciso describirlo como
el director ejecutivo que como el abad del Templo Shaolin.
El exprimer ministro de Japón, Yukio Hatoyama,
coincidió con el maestro shaolin en China el pasado agosto
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