Hay razones para ser pesimistas con la economía
de los emergentes
El Cronista - miércoles, 22 de octubre de
2014
No sorprende que los temores por el crecimiento
global impacten más sobre los mercados emergentes que sobre las economías
desarrolladas. A fines de la semana pasada, los precios de las acciones en los
mercados desarrollados habían recuperado la mayoría de sus pérdidas, mientras
que los papeles del mercado emergente global estaban 1,7% abajo y los mercados
asiáticos, que normalmente son los más resilientes, había caído 0,9%. Si a
principios de semana los activos del mercado emergente reaccionaron de manera
más contenida, eso "reflejó el hecho de que ya se habían debilitado
significativamente, por lo que la posición ya era, se podría decir, más
liviana", escribieron los analistas de Goldman Sachs.
Las monedas del mercado emergente hace un
tiempo que están debilitadas y ya retrocedieron más de 5% en lo que va del año.
Si bien la deuda con grado de inversión del mercado emergente se mantuvo mejor,
eso se debe precisamente al menor crecimiento y a las mayores presiones
desinflacionarias y deflacionarias.
Hay también razones estructurales y cíclicas
para seguir siendo pesimistas sobre las perspectivas para los mercados
emergentes, particularmente en Asia. Sin embargo, al mismo tiempo los
inversores deberían adoptar una visión con más matices. Si bien los mercados
emergentes no están por desacoplarse del resto del mundo, la divergencia en el
desempeño dentro de esta categoría excesivamente amplia podría ser más drástica
en el futuro. Asia tiene que reinventarse. Su modelo de crecimiento basado en
las exportaciones tal vez en el futuro no funcione tan bien como en la década
pasada.
Las exportaciones asiáticas tocaron su máximo
en 2011 y desde entonces se debilitó el poder que tienen los fabricantes para
fijar precios. Y lo que es más importante, China está girando hacia un modelo
más basado en la demanda interna. En los últimos años, las exportaciones chinas
tuvieron efecto derrame en el resto de la región por las conexiones de las
cadenas de abastecimiento; pero ahora eso está empezando a mermar. Y la
participación de China en el comercio se estabilizó.
Al mismo tiempo, los mercados desarrollados
están creciendo más lentamente. Y lo que es preocupante, EE.UU. "ya no
será el consumidor de primera instancia para los mercados emergentes, dada su
mayor competitividad y menor dependencia energética", explica Shweta
Singh, economista de Lombard Street Research.
Además, el costo del crédito en el mundo está
subiendo, lo que hace más caro el crecimiento impulsado en base a deuda al
estilo asiático. Las condiciones financieras en general se están endureciendo
para las compañías del mercado emergente porque se ampliaron los spreads y caen
las monedas locales.
Sin embargo, todavía el impacto de las grandes
tendencias macro difiere según el país. Por ejemplo, una de las operaciones
cambiarias favoritas de Morgan Stanley estos días es la posición larga en
rupias indias contra la rupia de Indonesia.
La operación de Morgan Stanley refleja en parte
el impacto positivo que tuvo la caída de los precios del petróleo sobre la
inflación y cuenta corriente de India, y sobre la diferente dependencia que
tienen ambos países de la financiación en dólares estadounidense. Pero también
demuestra cómo cambió la suerte de los importadores y exportadores de
commodities. Ese giro tiene lugar en un escenario en el que se desacelera
China, por lo que habrá menos demanda de carbón, hierro y petróleo.
En gran parte gracias al descenso de los
precios del petróleo, el déficit comercial de India se encuentra en su nivel
más bajo en seis años. Por el contrario, el rojo de Indonesia se duplicó a 4,3%
del PBI en el segundo trimestre. Un entorno más benigno podría conducir a un
círculo virtuoso sostenido en India, donde la menor inflación ayuda a
estabilizar la moneda y permite a banco central bajar las tasas de interés.
Probablemente también se observen cambios en la
suerte de Latinoamérica. México parece tener hoy mejores perspectivas de largo
plazo que Brasil o Chile, dado que el 80% de sus exportaciones van a Estados
Unidos, aseguró Singh. La solidez del dólar estadounidense también ayuda a
México.
No obstante, es poco probable que en el corto
plazo regrese ese el mundo benigno en el que prácticamente todos los mercados
emergentes aprovechan la demanda proveniente de sus vecinos más ricos.
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