Evo, más poderoso y pragmático
El Mundo - octubre de 2014
Evo Morales, el presidente que hace nueve años
asumió el mando de su país arropado por los indígenas de Bolivia, Latinoamérica
y el mundo ya no es el mismo. Antiguos colaboradores y ex amigos suyos dan
testimonio de los giros que ha dado su discurso y, sobre todo, sus acciones. El
Evo de hoy es más pragmático, poderoso e inalcanzable.
El mandatario llega a este hito con nuevos
amigos que son nada más y nada menos que sus antiguos enemigos, aquellos que lo
despreciaron o que, desde todos los flancos, trataron de desgastarlo
políticamente: los empresarios de la próspera Santa Cruz, con quienes ha
sellado una reciente alianza de mutuos intereses. Alex Contreras, ex portavoz
presidencial y ex amigo íntimo de Morales, en entrevista con EL MUNDO, comenta
que Morales, hasta donde lo conoció (2008), era "honesto, insobornable,
incorruptible, leal con sus amigos y trabajador incansable".
De hecho, mantiene ese perfil de hombre
incorruptible y trabajador. Cada día emprende maratónicas jornadas de 15 a 18
horas y gobierna a un ritmo que a sus propios colaboradores les cuesta seguir.
En su libro autobiográfico, 'De Orinoca al
Palacio de Gobierno', Morales cuenta sus orígenes humildes en la comunidad
aymara de Orinoca y su ascenso al poder gracias a su actividad como líder de
los productores de coca del Chapare.
Morales dice que era tan pobre que no conoció
la ducha, las sábanas o la pasta dental hasta que llegó al cuartel a hacer su
servicio militar, cuando ya era joven. Ahora, Morales se moviliza en una
caravana de vehículos blindados, en un avión francés de lujo e inició la
construcción de un nuevo Palacio porque el heredado de los neoliberales le
resulta incómodo y pequeño.
Cuando aún era un joven campesino, huyendo de
la pobreza se marchó al Chapare, donde se convirtió en un productor de coca
(materia prima de la cocaína) y dirigente sindical, desde donde combatió a los
gobiernos neoliberales y a quienes consideraba sus verdugos: "los
gringos" de la DEA estadounidense.
Una vez en el poder, Morales propició una
amplia gama de derechos para los indígenas, nacionalizó los hidrocarburos y
expulsó de Bolivia a la DEA, a la agencia de cooperación de EEUU (USAID) y al
propio embajador de ese país en Bolivia.
Tras nueve años en el poder, Morales percibe
que no todo lo gringo es tan malo y, en ese marco, promueve un plan de becas
para que los bolivianos se capaciten en las mejores universidades del otrora
despreciado imperio. Hace seis años, el mandatario combatió a la oposición
política más dura, asentada en el oriente boliviano y, concretamente, en Santa
Cruz. Los dirigentes que intentaron frenar a Morales están exiliados o presos,
acusados de presunto terrorismo. Y, una buena parte de ellos, terminaron como
aliados del Mandatario.
Contreras comenta que "el poder
cambia" y que ahora Morales enarbola un discurso "falso y
demagógico".
Por ejemplo, explica el ex portavoz, Morales
defendía a los indígenas y al medio ambiente; pero ahora es aliado de los
sectores agroindustriales del oriente boliviano, a quienes permite el cultivo
de soya transgénica, pese a que él se oponía a ese tipo de cultivos. A esto se
suma la política extractivista del Estado boliviano.
Un hecho que marcó el nuevo perfil de Morales
es la violenta represión a los indígenas amazónicos que el 2011 marchaban a La
Paz oponiéndose a la construcción de una carretera. Silvia Rivera Cusicanqui,
una reconocida socióloga boliviana que, en la primera etapa del gobierno de
Morales, fue incondicional a ese proyecto político, califica la ideología del
mandatario como "una caricatura" de indianismo.
Esta contradicción entre los dichos y los
hechos de Morales se muestra en la lista de candidatos a la Asamblea
Legislativa del partido de Morales. Según Contreras, la mayoría pertenece a los
denominados partidos neoliberales a los que Morales ha combatido desde siempre.
Pese a los cambios, Morales sigue siendo un
líder político con amplio apoyo popular. No otra cosa significan sus nueve años
en el poder. Desde el 2005, ha ganado todas las elecciones en las que ha
postulado y, si bien ha perdido a parte de sus bases indígenas, ha ganado otros
adeptos en regiones que antes estaban reservadas para la oposición, como es
Santa Cruz.
De hecho, el ex presidente Carlos Mesa, en su
columna de este domingo, publicada en el diario Página Siete de La Paz, indica
que si Morales cumple un nuevo período completo en el mando del país, es decir,
hasta el 2020, "habrá superado todos los antecedentes históricos de
permanencia en el cargo".
Para lograrlo, apunta Mesa, Morales se
convirtió en el primer presidente boliviano en postular a una segunda reelección,
pese a que la Constitución Política del Estado se lo prohíbe. Este hecho, lo
pinta como un político ansioso de acumular poder y de hacer todo lo necesario
para preservarlo.
Incluso, analistas y opositores prevén que una
vez reelecto, Morales buscará modificar la Constitución para postularse
indefinidamente.
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