Posibilidades y frenos a la inversión china en
Latinoamérica
Deutsche Welle - viernes, 24 de octubre
de 2014
Ante el decrecimiento sufrido en los últimos
años por las economías industrializadas, China ha puesto su mirada en
Latinoamérica: Brasil, Venezuela, Argentina y Perú encabezan la lista.
Los vínculos comerciales y de inversión entre
China y los países latinoamericanos han seguido expandiéndose en los últimos
cinco años. Según el Instituto de Gobernanza Económica Global de la Universidad
de Boston, China otorgó 102.000 millones de dólares en préstamos a América
Latina entre 2005 y 2013 y las relaciones comerciales bilaterales superaron los
200.000 millones. Ya es el primer mercado de destino de las exportaciones de
Brasil y Chile, y el segundo del Perú, Cuba y Costa Rica. Y también es el tercer
país entre los mayores importadores de recursos y materias primas provenientes
de América Latina y el Caribe.
En Berlín, durante la conferencia internacional
“China en Latinamérica - ¿Quiénes son los actores?”, organizado este mes de
octubre por la Fundación alemana Friedrich Ebert, DW conversó con el Profesor
Enrique Dussel-Peters, Coordinador del Centro de Estudios China-México, de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
DW: ¿Cuál cree Usted que es el mayor freno para
el desarrollo pleno del vínculo comercial entre China y las economías
latinoamericanas?
Prof. Enrique Dussel-Peters: Nuestra percepción
es que hoy América Latina no está preparada para el intercambio masivo
comercial y de inversión que se está dando. Hay una enorme brecha entre el
intercambio de comercio e inversiones y la parte institucional: el sector
público en América Latina, los Ministerios de Relaciones Exteriores, las
embajadas de la región en China tienen un pobre nivel de especialización. Ojo,
lo mismo sucede en el sector empresarial. Los organismos empresariales
especializados en China en América Latina son muy débiles, están muy limitados,
tienen poco financiamiento, poco conocimiento de qué es China, en la mayoría de
los casos apoyados por los grandes exportadores de nuestros países, de
minerales, de soya, autos, etc., y lamentablemente no incluyen a los
empresarios de menor tamaño, y particularmente a los afectados con las
importaciones chinas. Eso mismo sucede en la parte china. El desconocimiento de
América sobre qué es China, y de China sobre las diferencias que puede haber al
negociar con Cuba, Costa Rica, Argentina y México, por ejemplo, es el mayor
obstáculo.
¿Existe conciencia en América Latina y el
Caribe sobre la necesidad de luchar contra este obstáculo?
Se sabe que existe, pero no puede hablarse de
conciencia sobre la envergadura de ese obstáculo. En la UNAM llevamos quince
años trabajando temas vinculados a China, hace 10 años creamos un Centro de
Estudios China-México, y mantenemos un intenso diálogo con el sector público,
empresarial y académico. Hace dos años creamos una Red Académica de América
Latina y el Caribe sobre China donde la intención es socializar estas
experiencias con cubanos, argentinos, mexicanos, chinos y demás. Ese trabajo
incluye también el sector político y económico, con resultados bastante
alentadores. Tenemos una positiva colaboración con el sector académico en
Buenos Aires, Lima, en Centroamérica…, pero, por ejemplo, hay muchos países,
como Brasil, que no tienen un centro especializado en China, y estamos hablando
de un país cuyo primero socio comercial es China. Eso genera un enorme espacio
para la falta de entendimiento comercial, incapacidad de negociación,
incomprensión de qué busca China en nuestros países. Ya ha habido presiones
sociales, acusaciones en contra de China, algunas con sustento, por ese
desconocimiento mutuo que ha hecho pensar incluso que China es la culpable de
muchos de nuestros problemas de empleo, salarios y falta de producción
nacional. Es un enorme reto con esa brecha que cerrar.
China es un país que se proclama socialista
pero tiene una economía claramente capitalista. ¿Influye esa dicotomía en las
relaciones bilaterales?
Es un aspecto que he señalado muchas veces. Más
del 85 porciento de la inversión china es en la compra de materias primas,
minerales y energía; léase, minería, soya, gas, petróleo. Y esta inversión está
hecha casi en su totalidad por empresas públicas, aunque empiezan a aparecer
algunas empresas privadas, en autopartes, manufacturas ligeras, textiles, etc.
Eso no puede perderse de vista. Estas empresas públicas pertenecen al gobierno
central, provincias, ciudades o municipios, y eso implica que al negociar con
ellos estamos asumiendo las reglas que la política gubernamental china establece
para el funcionamiento y la estrategia de posicionamiento internacional de esas
empresas. China es la tercera fuente de inversión a nivel global, luego de
Estados Unidos y Japón. En ninguna de las 20 economías principales del mundo,
la participación de la empresa pública supera al 3 por ciento, y en el caso de
China es del 83 por ciento, algo asombroso que hay que tener siempre en cuenta.
No digo que sea malo, bueno, perverso o fructífero, pero, ojo, tienes que saber
a quién estás invitando a tu casa para no encontrarte con muchas de las
sorpresas que han tenido que enfrentarse algunos países en estos años de
relaciones bilaterales con China.
Finalmente, ¿se puede importar a América Latina
el tan elogiado modelo chino de economía como una posible solución a la
inestabilidad económica regional?
Mucha gente se ha quedado con la idea de que el
chinito, explotado por el gobierno, no tiene qué comer, pero eso ha cambiado
bastante. Según el Banco Mundial ha habido un incremento del nivel de vida, de
la reducción de la pobreza, pero con problemas ecológicos, sociales,
políticos..., en fin, China no es cuento color rosa, pero ha logrado cosas que
América Latina no ha logrado. Aún así, difícilmente se puede importar ese
modelo económico. Los chinos mismos dicen que su modelo socioeconómico tiene
características chinas, nuestro modelo de crecimiento y desarrollo es tan
complejo que difiere de país en país, incluso en aquellas naciones que
comparten ideología con China y eso impone limitaciones que hacen imposible la
traslación mecánica del modelo. ¿Se pueden importar algunas experiencias en
terrenos específicos de la inversión, el comercio? Sí. ¿La importación del
modelo? Muy difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario