El magnate que perdió US$1.000
millones en un día
BBC - miércoles, 22 de
octubre de 2014
Nelson Bunker Hunt, un empresario
texano considerado en su época el hombre más rico del mundo, antes de declarar
la bancarrota tras un desastre financiero, murió el martes a los 88 años.
Bunker Hunt había heredado de su
padre una fortuna en petróleo y trató, luego, de monopolizar el mercado de la
plata, solo para ver una caída estrepitosa del valor del metal que le costó
US$1.000 millones en un día.
Había tenido otros reveses
económicos, como cuando el gobierno de Muamar Gadafi nacionalizó la empresa de
petróleo que el magnate tenía en Libia y luego enfrentó problemas legales con
el gobierno de EE.UU. que limitaron su capacidad de recuperación.
Nunca fue ostentoso con su gran
fortuna y cuando la perdió casi toda le restó importancia al desastre
financiero.
En sus últimos años vivió en una
relativamente modesta casa en Dallas, Texas, y terminó sus días en un hogar
geriátrico tras una larga batalla contra el Alzheimer.
El más rico
Hunt nació en 1926, en el estado
de Arkansas, uno de siete hijos de H.L. Hunt, uno de los pioneros del primer
"boom" de petróleo en Texas. Heredó de su padre miles de millones de
dólares y la Placid Oil Co., una de las principales empresas petrolíferas
independientes. Sobre esta fortuna amplió sus activos en gas y crudo,
descubriendo en Libia un gran yacimiento de petróleo.
En su auge, además de controlar
millones de hectáreas en yacimientos en Libia, tuvo extensas propiedades en
Australia, haciendas con ganado, cientos de caballos, empresas azucareras,
bancos, una colección de monedas antiguas y hasta una cadena de pizzerías.
Se le consideró el hombre más
rico del mundo con una fortuna estimada entre US$8.000 millones y US$16.000
millones.
En una ocasión, durante una
audiencia ante el Congreso, se le preguntó sobre el valor de sus activos, a lo
que contestó: "No tengo la cifra en mi cabeza. Las personas que saben
cuánto es su valor, por lo general no valen tanto".
Modesto, impulsivo y de derecha
Tenía la reputación de invertir
en base a corazonadas en lugar de detallado análisis. Nunca terminó la
universidad, pero se le reconoció como un visionario con una habilidad natural
para gestar un negocio.
Tenía una afición por los
caballos pero no era ostentoso.
Pero no fue ostentoso con su
dinero. No se parecía en nada al estereotipo del texano multimillonario de
botas y sombrero de vaquero.
Al contrario, Nelson Bunker Hunt
era un insulso individuo de gafas, frecuentemente vestido en trajes baratos y
arrugados.
No conducía autos de lujo, nunca
viajó en primera clase y se le conocía por tomar el metro de Nueva York cuando
estaba en la ciudad negociando acuerdos multimillonarios.
Su postura política era de
extrema derecha, con la creencia que las regulaciones del estado interferían
con el desarrollo del capitalismo.
Los biógrafos señalan que el
temor de un apocalipsis económico generado por los comunistas y liberales en
EE.UU. lo llevó a invertir en plata.
"Jueves de la Plata"
Esto sucedió alrededor de la
época en que perdiera muchos de su intereses en Libia, cuando el coronel Muamar
Gadafi derrocó al rey en 1969 y luego nacionalizara las empresas petroleras.
Muamar Gadafi nacionalizó la
empresa de petróleo de Hunt en Libia.
Con sus hermanos Herbert y Lamar,
Hunt empezó a comprar plata cuando costaba US$1,94 la onza. Después del revés
en Libia y muchas veces a través de testaferros, adquirió los derechos de 55
millones de onzas.
Frustrado porque el precio del
metal no se valorizaba y por leyes que obstaculizaban el monopolio, Hunt empezó
a manipular el precio con los sauditas hasta que llegó a US$50 la onza. En su
momento, el magnate y sus socios controlaban 200 millones de onzas de plata.
Pero el 27 de marzo de 1980, en
lo que se conoce como el "Jueves de la Plata", hubo una caída
estrepitosa en el mercado del metal que le costó US$1.000 millones.
Cuando se le preguntó sobre el
desastre, Hunt simplemente dijo que "mil millones de dólares no son lo que
solían ser".
A partir de entonces, tuvo una
racha de mala fortuna que empezó a socavar su vasta riqueza.
Los precios del petróleo, el
azúcar y la propiedad raíz empezaron a caer. Hunt se vio enfrentado a pagos
impositivos, multas, préstamos y tuvo que solicitar protección de bancarrota en
1988.
Pero su actitud hacia la pérdida
de sus bienes no cambió.
Años más tarde, al dar su opinión
sobre el funesto Jueves de la Plata, en una entrevista con un diario de Dallas,
se limitó a declarar: "Pongámoslo de esta manera. Fue desafortunado".
Nelson Bunker Hunt vivió con su
esposa sus años finales en una modesta casa en Texas, tal vez no muy diferente
al estilo de vida austero que practicó cuando tenía sus miles de millones.
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