¿Por qué EU se mata a sí mismo al
rechazar a los migrantes?
Forbes septiembre de 2014
El gobierno de EU gasta más en
proteger sus fronteras de migrantes que todo lo que destina a seguridad
interna, combate al narcotráfico, espionaje, control de armas y explosivos. Y
lo hace a pesar de que un tercio de la riqueza del país depende de ellos. ¿Por
qué?
A los migrantes nadie los quiere
en Estados Unidos. Al menos eso parece. El gobierno estadounidense gasta cada
año más en combatir la entrada de inmigrantes que lo que destina a seguridad
pública, combate al narcotráfico, control de armas y espionaje juntos. Sin
embargo, sin migrantes la economía estadounidense perdería una tercera parte de
su riqueza y se quedaría con empleos que nadie quiere hacer. ¿En verdad, los
migrantes son una plaga para EU?
Los migrantes en EU,
especialmente los de origen hispano, son una población con poca aceptación y
altamente vulnerable. El hecho de no ser nativos conlleva que sean víctimas de
diversas violaciones a sus derechos humanos, delitos, malos tratos y actos de discriminación,
racismo y xenofobia. Las crecientes detenciones y deportaciones de niños
migrantes durante este año han reabierto esta añeja herida.
El 27 de junio de 2014, el
presidente de EU, Barack Obama, lanzó esta petición en una entrevista a la
televisora ABC: “No envíen a sus hijos solos en trenes o a través de
contrabandistas; ése es nuestro mensaje directo a las familias en
Centroamérica: no manden a sus hijos a la frontera.”
¿Por qué este mensaje tan severo?
Porque hasta mayo de 2014 se había detenido a 47,000 niños en su intento por
cruzar ilegalmente a EU, cuando en todo el año pasado la cifra fue de 38,833,
según información de la Patrulla Fronteriza.
Conforme pasa el tiempo, las
legislaciones federales y estatales se han vuelto más restrictivas. Medidas
diferentes se han tomado en busca de frenar el avance, desde bardas que se
hacen cada vez más largas, hasta presupuestos más elevados para las agencias
del gobierno dedicadas al control migratorio, y que superan lo destinado a
seguridad nacional.
Tan sólo en 2012, de acuerdo con
el Instituto de Política Migratoria, 18,000 millones de dólares (mdd) se
destinaron al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina
de Aduanas y Protección Fronteriza, mientras que para cinco de las principales
agencias de seguridad nacional (FBI, DEA, Servicio Secreto, Servicio de
Alguaciles de EU y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos)
el gasto fue de 14,400 mdd.
¿Estados Unidos está matando
parte de su economía al rechazar a los migrantes, que aportan 32% a su Producto
Interno Bruto (PIB)?
Contra los niños, también
Los migrantes no siempre fueron
mal vistos. En 1942 surgió el Programa Bracero, en un contexto en el que
Estados Unidos se encontraba en la carrera armamentista con miras a su
participación en la Segunda Guerra Mundial, por lo que la fuerza de trabajo
disponible estaba siendo ocupada en la industria militar, generando una escasez
de fuerza de trabajo en el sector agrícola.
Este programa permitía la
estancia temporal de 450,000 trabajadores al año, y en 1965 llegó a su fin.
Tras su eliminación se introdujo
la legislación migratoria, con el objetivo (no alcanzado) de contener la
inmigración indocumentada. Después de esto, las leyes se volvieron cada vez más
duras, hasta llegar a la deportación de niños, el momento actual.
Los niños migrantes son en su
mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador, y provienen de barrios bajos
donde se encuentran las células de los Maras, adolescentes entre 12 y 17 años
de edad, explica Saúl Sánchez, coordinador de Asuntos Jurídicos de Save the
Children.
El Alto Comisionado de Naciones
Unidas para Refugiados señala que la necesidad de migrar a los países del norte
ha sido por violencia del crimen organizado, de Maras, intento de reclutamiento
con fines de actividades hostiles o con fines de explotación laboral o sexual.
“Los niños, niñas y adolescentes
deciden viajar solos para cruzar la frontera de Estados Unidos, en primer lugar
por el deseo de reunirse con sus familiares, y en segundo término por el deseo
de mejorar su nivel de vida a través del desempeño de un trabajo”, explica el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Hay dos causas sobre el
incremento del flujo de niños que cruzan la frontera, dice Adolfo Laborde,
investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe: que muchos niños
quieren integrarse a sus familias, y la acción del gobierno de Estados Unidos
para documentar a los niños que llegaron antes de diciembre de 2010.
El número de niños que cruzan
solos la frontera aumentó más de 90% este año, y está creciendo la proporción
de niñas y de menores de 13 años que entran al país sin la compañía de un
adulto, de acuerdo con el Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca.
¿Por qué sí querer a los
migrantes?
En EU viven 40.4 millones de
inmigrantes, de los cuales alrededor de 11 millones son indocumentados, de
acuerdo con Pew Hispanic Center. Los mexicanos conforman no sólo el núcleo
mayoritario de éstos, sino también son la proporción más elevada de
indocumentados.
Con la reforma migratoria en el
Congreso y la Casa Blanca, los opositores de la inmigración y en contra de las
reformas tienen como línea de ataque la afirmación, no fundamentada, de que la
legalización de esos indocumentados que viven en Estados Unidos resultará muy
costosa, argumentando que obtienen más beneficios públicos que otros grupos.
Lo cierto es que no es sólo una
cuestión de oferta y demanda laboral: en el trasfondo subyace una estrategia
que busca reducir costos laborales sin importar las repercusiones que tiene
para los migrantes y, en general, para la clase trabajadora de Estados Unidos.
Así lo demuestra el trabajo
¿Quién subsidia a quién?, de Raúl Delgado y Selene Gaspar, que evidencia la
contribución de los inmigrantes a la ocupación, producción y seguridad social
estadounidense.
Entre 1994 y 2011 (fecha a la que
se tienen los datos más recientes) se crearon cerca de 18.1 millones de
empleos, donde más de la mitad fue cubierta por inmigrantes ante la incapacidad
de la población nativa de satisfacer esa demanda laboral.
Producto de la Gran Recesión
entre 2007 y 2011, de acuerdo con el Departamento de Trabajo de Estados Unidos,
se perdieron 6.5 millones de empleos, donde del total de migrantes, los
mexicanos contribuyeron con 5%, con la construcción y la manufactura como los
sectores más afectados.
En 2007 el sector de la
construcción tuvo una contribución de 4.9% al PIB estadounidense, pero con la
crisis la aportación se redujo a 3.5% en 2011.
Ante la importante participación
del inmigrante en el mercado laboral, la contribución de éste en el crecimiento
económico es considerablemente significativa. En el estudio de Delgado y Gaspar
se muestra que los inmigrantes tienen una aportación al PIB estadounidense de
32%, donde los de origen mexicano contribuyen con 11% del total.
Pero no se trata sólo de la
aportación que hacen al crecimiento de la economía; también pagan impuestos
directos (al trabajo) e indirectos (vía consumo). En 2011, por impuestos al
trabajo, la Federación obtuvo 14,100 millones de dólares.
Por el contrario, la gran mayoría
de los migrantes no tiene acceso a la seguridad social ni a programas de
asistencia pública.
Por todas estas razones es
pertinente preguntarse ¿por qué gasta tanto el gobierno estadounidense en
evitar la entrada de migrantes a su territorio, si necesita de ellos para
funcionar y generar riqueza?
Mitos sobre los migrantes
Para terminar y a manera de
colofón de este reportaje, aquí les dejamos algunos mitos sobre la realidad de
los migrantes en EU:
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