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lunes, 22 de septiembre de 2014

ejecutivos

Mi jefe es un robot: ¿podrá la inteligencia artificial reemplazar a los ejecutivos?



La Nación - ‎lunes‎, ‎22‎ de ‎septiembre‎ de ‎2014
Ahora que en las compañías se vienen las etapas de evaluación y de consideración del bonus de fin de año para los empleados, he aquí algunas ideas para congraciarse con el jefe y quedar bien: regalarle una botella de aceite para que lubrique sus articulaciones metálicas, electricidad para que dure más tiempo prendido o algún nuevo algoritmo para que optimice su capacidad de procesamiento.

Así están las cosas: el debate por la disrupción en el mercado laboral, que intenta determinar qué tipos de empleo serán obsoletos en el corto y mediano plazo porque serán reemplazados por inteligencia artificial, llegó a un escalón inesperado: el de los cargos más altos del management en las empresas. Hasta ahora, las especulaciones estaban centradas en los empleos más mecánicos, de baja productividad. Pero la interacción entre la capacidad de aprendizaje de las computadoras y el crecimiento exponencial de la disponibilidad de datos está avanzando tan rápido que hay especialistas en mercados laborales que afirman que los CEO, al igual que los telemarketers o los empleados de inmobiliarias, también deberían estar preocupados.

La semana pasada se distribuyó el informe global anual de McKinsey, que incluyó un capítulo muy interesante en el que Ric Kirkland, de la consultora, les hace una larga entrevista con respecto a este tema a Erok Bryjolfsson y a Andrew McAffe, autores de La Segunda era de las Máquinas. Bryjolfsson y McAffe aseguran que el progreso que hoy se está produciendo a nivel de ciencia y tecnología se parece al derrotero de un personaje de novela de Ernest Hemingway, quien se desmorona, según el autor estadounidense, "primero en forma gradual, y luego de manera abrupta". Como aseguran los académicos de Singularity University, la "exponencialidad" es una función difícil de concebir para el cerebro humano, que implica en una primera fase un crecimiento lento -menor al de una suba aritmética-hasta que en un momento determinado la dinámica explota. "Creo que la gente está subestimando en forma masiva el impacto que tendrá (el avance de la inteligencia artificial), tanto en las organizaciones como en la sociedad", dice McAffe.

Según los autores de La Segunda Era, con la Revolución Industrial los seres humanos fuimos capaces de superar las limitaciones de nuestra fuerza muscular. Lo que ocurre ahora es una etapa muy inicial de superación de nuestra capacidad mental, a partir de dos saltos "discontinuos": el del avance de la inteligencia artificial y el de la creciente interconexión de la población mundial, creando un océano de talento innovador con potencial enorme. "Mientras que con la Revolución Industrial la complementariedad de personas con las máquinas estaba más o menos clara, ahora no sabemos cuán complementarias o sustitutivas serán las habilidades", agregan.

Con relación a la alta gerencia, Bryjolfsson y McAffe creen que hay determinadas aptitudes, muy humanas y difíciles de reemplazar: el pensamiento creativo y estratégico, la habilidad de negociar, las de liderazgo y las de motivación del personal. Es difícil pensar hoy en un "CEO-robot" que cumpla esas tareas. Pero los altos ejecutivos deberán reinventarse y enfocarse en estos renglones, porque en otros serán sobrepasados por las computadoras. ¿En cuáles? Los autores creen que se acerca el final de los "CEOS intuitivos", esos que se jactan de tomar decisiones con lo que les dice el estómago, porque los hombres de negocios que se apoyen en big data se los comerán crudos.

Todavía, sostienen, no hay una verdadera aceptación en las empresas tradicionales de las implicancias de este nuevo factor estratégico. Por ejemplo, pocas compañías del listado de Fortune 500 están dispuestas a pagarle US$ 5 millones a un científico de datos, un creador de algoritmos talentoso, como sucede con Google. "Esta falta de flexibilidad les hará perder posiciones", aseguran.

"Bajando a la realidad, la clave no es el reemplazo, sino la complementariedad. Quienes están en roles de liderazgo deben saber que cuentan cada vez con un universo mayor y más complejo de información ("Big Data") sobre la cual poder basar sus decisiones", dice Alberto Armoni, psicólogo y especialista en recursos humanos. "Como señalan los autores, las máquinas no son buenas en «Pensamiento creativo» (por ahora, al menos). Es esa vital capacidad aquello que se espera de un ejecutivo como tal. El procesamiento innovador es privilegio aún de los humanos."

Para Andrés Hatum, profesor del IAE, los ejecutivos deberían estar preocupados, pero no serán reemplazados por máquinas, aunque sí transformados. "Muchos directores nivel mundial son incorporados por sus capacidades analíticas más que estratégicas, y eso estimo cambiará y será la primer consecuencia del avance tecnológico", dice. Hatum considera que "los ejecutivos no serán cambiados por máquinas como le gustaría imaginarse a un Spielberg futurista de las organizaciones, ya que un buen ejecutivo tiene cuatro dimensiones de la gestión y dirección que una máquina no reemplaza: liderazgo, motivación, capacidad de orientación estratégica y alineamiento organizacional".

La polémica por la disrupción y sus efectos en el mercado laboral se aceleró a principios de año luego e la publicación de un estudio de los economistas de la Universidad de Oxford Carl Frey y Michael Orborne, quienes analizaron en detalle las principales 702 ocupaciones del mercado laboral de los Estados Unidos y llegaron a una conclusión escalofriante: un 47% de los empleos de la mayor economía del mundo se encuentran en riesgo de ser reemplazados por máquinas en los próximos 20 años. La novedad, señalan Frey y Osborne, es que los progresos en inteligencia artificial están haciendo que muchas actividades que hasta ahora se consideraban indelegables por parte de los seres humanos estén dejando de serlo. "La discusión, hasta no hace mucho tiempo, pasaba por los empleos perdidos en el sector industrial -gracias a la construcción de máquinas sofisticadas- que se iban a puestos de baja remuneración en el sector servicios. O por la desaparición o disminución drástica de actividades como las de los telefonistas, cajeros o ascensoristas. Pero ahora vemos que el campo en riesgo es mucho más amplio", explican los economistas.

Lo que en los Estados Unidos es un 47%, en América latina -y en la Argentina en particular- podría representar una población mayor, del orden del 60%, porque el bajo precio relativo del factor trabajo en los últimos años sumó incentivos para que se sostengan empleos de baja productividad.


En los Estados Unidos hay consultoras de recursos humanos que se dedican a publicar listas con "los 10 empleos que corren más riesgo de desaparición", como si fueran la National Geographic aludiendo a especies animales en peligro de extinción. ¿Qué profesiones aparecen como más "desafiadas", según estos informes y según los economistas de Oxford? Telemarketers, carteros, vendedores de seguros, contadores y auditores, inmobiliarias, reparadores de relojes, trabajadores textiles, vendedores de tickets y boletos, empleados de casillas de peajes, entre otros. También choferes y transportistas, en la medida que avance la tecnología ya disponible de vehículos que se manejan solos. A la familia Moyano (camiones y peajeros), el debate por la disrupción no le debe resultar del todo cómodo: mejor hablar de Independiente en la sobremesa del domingo.

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