La tercera revolución industrial
Forbes - septiembre de 2014
Todo estará conectado. Las
economías se transformarán y quien no entienda eso estará perdido. Dinesh
Sharma, vicepresidente global de Internet de las Cosas de SAP, dibuja los
escenarios que se aproximan.
Los severos congestionamientos
viales que la agobian a diario, le cuestan a la Ciudad de México unos 33,000
millones de pesos (mdp) cada año, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano
para la Competitividad (Imco). Pero, ¿qué pasaría si la solución a ese problema
no estuviera en la construcción de segundos pisos, sino en el manejo más
inteligente de los datos recopilados por miles, millones de aparatos, desde
teléfonos inteligentes hasta cámaras de video vigilancia?
Ése es el camino que sigue desde
hace algunos meses el ayuntamiento de Río de Janeiro, que ya recibe datos en
tiempo real de los usuarios de Waze y Moovit (aplicaciones de navegación para
automovilistas y peatones, respectivamente), a cambio de información generada
por los cientos de sensores instalados por toda la ciudad. La idea es que la
ciudad pueda tener una imagen más clara de la movilidad de sus habitantes y que
las aplicaciones cuenten con información en tiempo real para dar un mejor
servicio.
Ése es sólo un ejemplo práctico
de cómo la Internet de las Cosas (IoT, del anglicismo Internet of Things) está
transformando al mundo de forma silenciosa, pero que es prácticamente
irreversible: la generación de las economías conectadas.
Dinesh Sharma, vicepresidente
global de Internet de las Cosas de SAP, cree que se trata de la tercera
revolución industrial en un siglo: “Nos tomó 100 años llegar a la producción en
masa del automóvil; partiendo de los años setenta, a la economía de IT le tomó
unos 15 años trastocarlo todo. Esta revolución tomará cinco o menos, y de ti
depende aprovecharla o no.”
Dinesh platicó con Forbes México
hace unos días en el marco del SAP Game Changers Day, un evento en el que
detalló la visión de la compañía sobre el impacto económico que tendrá la
hiperconectividad que ya se gesta en el mundo.
“¿Qué pasa cuando tienes gente
conectada, negocios conectados y el IoT conecta todo lo demás? De repente,
todo, las personas, procesos, datos y cosas, estarán en un solo entramado. Y es
este cambio sin precedentes el que representa retos, pero la mayor oportunidad
que hemos tenido hasta el momento”, afirma.
Nuevas economías
El IoT es un término que hace
referencia a la capacidad que tienen los dispositivos de contar con una
conexión a Internet y de comunicar determinados datos a otro aparato, para
generar inteligencia que permita el uso más eficiente de los recursos. Sharma
cita como ejemplo práctico de IoT la transformación del puerto de Hamburgo, que
SAP llevó a cabo junto con Deutsche Telekom. Para mantener su competitividad,
el segundo puerto más importante de Europa requería incrementar su capacidad de
los nueve millones de contenedores que manejaba en 2011 a 25 millones en 2025;
sin embargo, la expansión de infraestructura carretera o ferroviaria quedaba
fuera de toda discusión al no contarse con el espacio necesario.
La solución planteada por el
equipo de trabajo fue tan simple como efectiva: dotar a todos los contenedores,
así como a los 5,000 camiones que entraban y salían del puerto, de un sistema
de Telemática para integrar todos los datos de ubicación en tiempo real de cada
uno de ellos en una plataforma común que permitiera determinar en dónde debía
estar cada camión en el instante exacto, y así maximizar la eficiencia de carga
y descarga al eliminar por completo los tiempos muertos.
De acuerdo con Gartner, para 2020
el número de smartphones, tabletas y PCs en uso rondará los 7,300 millones de
unidades; mientras que el IoT crecerá unas 30 veces, desde los 900 millones de
aparatos conectados en 2009 a 26,000 millones. La firma estima que el tamaño
del negocio para los proveedores de productos y servicios de IoT será de unos
300,000 mdd, mientras que cuantifica el valor agregado que dará a la economía
global en 1.9 billones de dólares. Aprender a obtener el mayor provecho de
ellas determinará la supervivencia de un negocio o la prosperidad de las urbes.
“Es por eso que pensamos en el
IoT como el sustento de la economía conectada; un tejido de redes de negocios y
redes de personas es el catalizador”, dice Sharma.
El ejecutivo se refiere a esta
nueva era como la “economía conectada”, la cual, explica, tiene entre sus tres
rasgos más característicos ser:
Cambia la perspectiva de la
propiedad pues nos enseña que si hacemos un mejor uso de nuestros activos, los
optimizamos y ahorramos de manera importante. Ecobici o Airbnb son ejemplos de
esa economía compartida. Existe un impacto a nivel empresarial, también. “Hoy
tenemos el Equiptment as a service (EaaS), las compañías solían ser dueñas de
las cosas y acostumbraban a gastar en esas cosas. Ahora han descubierto que el
EaaS es una excelente opción en cada vez más áreas de operación”, dice Sharma.
Directa. Se salta al
intermediario. Dinesh refiere que en Estados Unidos ya hay casas que generan
más energía eléctrica que la que consumen, lo que les permite enviar parte de
ésta a la red. Esto implica un cambio de modelo para las compañías proveedoras
de energía.
Personal. Las nuevas capacidades
de la economía conectada permiten personalizar cada vez más cosas, desde la
programación televisiva hasta el diseño de ropa o gadgets.
Las últimas fronteras
Sharma porta una Flex, la pulsera
vestible que monitorea la actividad física y la calidad del sueño del portador
y la que es fabricada por Fitbit, firma en la que SAP es inversionista.
Cuestionado sobre la viabilidad y potencial de los wearables, Dinesh afirma:
“Vemos esto como una oportunidad significativa para la industria del cuidado de
la salud, la cual creemos que es, en un nivel conceptual, más bien una
industria del bienestar. La industria mundial se enfoca en cuidar de los
enfermos, no de los sanos. Te arreglo cuando algo está mal contigo, pero ésa no
es la manera en como se debe cuidar de las personas”.
En Estados Unidos, por ejemplo,
ya hay casos de compañías que dan fitbits a sus empleados para monitorear su
actividad física y ayudarlos a mantenerse en forma —otorgando, a cambio, bonos
y otro tipo de incentivos—, con el fin de aligerar la carga que representa el
pago de pólizas de seguros.
Pero ese impacto puede ser aún
mayor, afirma Sharma: “Buena parte del PIB de los países industrializados se
destina al cuidado de la salud. ¿Qué pasaría si redujéramos en 1 o 2% ese
costo?”
Si bien Danesh celebra el nivel
de datos e información que proveen los wearables, reconoce que aún no se crean
las killer apps entre esos aparatos; “las Waze de su área”, pero “en
definitiva, creo que son importantes”.
Esa relevancia se advierte con
mayor claridad en el mundo industrial: “La manufactura ya los usa. En la
minería o en campos petroleros no siempre es necesario tener a la persona
indicada en el momento indicado. Hoy personal operativo con Google Glass puede
transmitir en tiempo real a la persona encargada de mantenimiento lo que ve y
recibir instrucciones para actuar en respuesta. Si no estás aprovechando las
funcionalidades del equipo que compras, estás en desventaja”.
Además de los vestibles, las
casas conectadas son otra de las tendencias con mayor auge en la actualidad.
Hace un par de semanas, Samsung,
Intel y Dell anunciaron la creación de Open Interconnect, un consorcio que
buscará establecer parámetros comunes para conectar aparatos del hogar que
compitan con los planteados por la iniciativa All Seen Alliance, impulsada por
Qualcomm, Microsoft, LG, Cisco y una veintena de jugadores más.
¿Se avecina una guerra de
plataformas? Sharma cree que no: “Los estándares siempre son buenos para
facilitar la adopción de una tecnología, pero siempre es posible crear
infraestructura que conjunte los diferentes tipos de sistemas telemáticos y los
agregue a una plataforma de datos común. Esos estándares son particularmente
valiosos en sitios con activos de bajo valor, como focos, por ejemplo. Ése será
uno de los problemas que enfrenten las casas inteligentes porque no se trata
sólo de Intel, Samsung, Qualcomm, LG en un lado o Apple en otro, y Google en
otro más. En SAP vemos esa tecnología y podemos desarrollar sobre ella, no
jugamos en esas capas, no es que no nos interese, pero podemos manejarlo.
Tomará tiempo.”
¿Big data? No todo
El crecimiento exponencial en el
número de aparatos conectados tendrá como consecuencia una explosión en la
generación de datos.
El análisis de grandes cantidades
de ellos es otra de las tendencias que las compañías exploran para liberar el
potencial que tiene esa información recolectada en su operación cotidiana.
Sharma sugiere que existe una cierta perversión de la forma en como se hace la
recolección y análisis:
“Quizá lo más importante del
procesamiento de información es la calidad de los datos. Debe haber una
inteligencia. Uno de los componentes clave de la economía conectada es que no
necesariamente hay que almacenar todo ni monitorear permanentemente. No hay una
medida que se ajuste a todos. El monitoreo inteligente se convertirá en la
piedra angular de la economía conectada y el IoT. Más que BigData necesitamos
Smart Data.”
El vicepresidente global de
Internet de las Cosas de SAP agrega que distintas industrias irán a ritmos
distintos, y dentro de ellas las diferentes áreas, como logística o la cadena
de abastecimiento, también: “Es una maratón, tomará tiempo. Todas las cosas de
las que estamos hablando como novedades asombrosas se convertirán en la norma
en el futuro. Todas las industrias, todos los negocios en el planeta, y eso es
lo más emocionante del asunto, serán tocados por el Internet of Things.”
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