La ciencia reconstruye el último
combate del rey Ricardo III
AFP - miércoles, 17 de
septiembre de 2014
Ricardo III, último rey de
Inglaterra, muerto en combate en el siglo XV, sucumbió a las heridas causadas
por sus enemigos, quienes pudieron haberle perforado el cráneo cuando estaba en
el suelo y sin casco, sugiere un estudio científico.
Las heridas que sufrió en la
cabeza apuntalan los relatos de la época que señalan que Ricardo III, preso en
un lodazal, pudo haber abandonado su caballo antes de que sus enemigos lo
mataran, según este estudio, realizado con el análisis de sus restos, publicado
este miércoles en la revista The Lancet.
El soberano murió a los 32 años
en la batalla de Bosworth, el 22 de agosto de 1485, tras un corto reinado de
dos años. La dinastía de los Tudor, que le reemplazó, siempre le dibujó como un
tirano sanguinario, una pésima reputación que después inmortalizó William
Shakespeare. En su obra 'Ricardo III' (1592), el soberano arrinconado en el
campo de batalla, grita: "¡Un caballo, mi reino por un caballo!", una
réplica inmortalizada.
La osamenta del rey fue
descubierta en Leicester (centro de Inglaterra) en septiembre de 2012, cuando
se construía un aparcamiento municipal. Los análisis de ADN -que todavía no se
han publicado- confirmaron que el esqueleto encorvado con heridas de guerra era
el del último rey Plantagenet, caído no muy lejos de allí y enterrado
discretamente por los hermanos franciscanos.
El equipo de la Universidad de
Leicester, dirigido por Jo Appleby, especializado en el estudio de osamentas,
ha utilizado técnicas de imaginología médica, en particular tomografía asistida
por ordenador (que permite hacer cortes) para estudiar los restos del soberano,
de 500 años.
Los investigadores han censado
nueve heridas en la cabeza provocadas por armas cortantes como espadas,
alabardas, cuchillos o puñales. Presenta también una importante herida en la
pelvis, que podría haber sido causada después de muerto.
- Espada o alabarda -
La lectura del estudio impresiona
porque detalla con enorme precisión una de las lesiones producidas en la
osamenta y ofrece hipótesis sobre las armas que utilizaron los enemigos.
"Las heridas en el cráneo permiten pensar que no llevaba casco", bien
porque lo había perdido o porque se lo retiraron a la fuerza, explica Sarah
Hainsworth, profesora de ingeniería de materiales y coautora del estudio.
En cambio, Ricardo III tenía
todavía una armadura para proteger el resto del cuerpo, ya que no hay rastro de
heridas en los brazos o las manos, subraya.
"Las dos heridas que al
parecer provocaron la muerte al rey son las que hay en la base del
cráneo", dice Guy Rutty, patólogo de la Universidad de Leicester. Una
podría haber sido ocasionada por un arma de hoja alargada, como una espada o
una albarda. La otra, muy profunda, pudo haber sido provocada por el extremo de
una espada o la punta de una alabarda, agrega.
Las dos heridas corroboran la
idea de que el rey se encontraba en el suelo, quizá arrodillado, con la espalda
encorvada. La cabeza debía estar inclinada hacia adelante, para exponer de esta
forma la base del cráneo, dice el estudio.
"Las heridas en la cabeza de
Ricardo coinciden con los relatos de la batalla que sugieren que dejó su
caballo tras haberse visto atrapado en un lodazal y que lo mataron en combate
sus enemigos", señala Rutty.
La investigadora especialista en
restos humanos del museo de historia natural de Londres Heather Bonney recuerda
la dificultad de interpretar las heridas de los restos humanos antiguos. Y es
que los resultados de los análisis de ADN sobre Ricardo III todavía no han sido
publicados ni sometidos a la comunidad científica.
Ricardo III será inhumado el 26
de marzo de 2015 en la catedral de Leicester. La ceremonia será la culminación
de una semana consagrada al rey por las asociaciones de apasionados que tratan
de rehabilitarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario