El sueño chavista de una
Venezuela sin pobreza, cada vez más lejos
Reuters - sábado, 2 de
agosto de 2014
Zuleima Márquez ve desde su
ventana los avances de la construcción de una moderna autopista que enlazará
Caracas con una ciudad costera. Pero su realidad es distinta: todos los días
debe cruzar un improvisado puente de metal corroído desde que un deslave dejó
su casa incomunicada y al filo de un barranco en el 2010.
La desazón de Márquez retumba en
otras calles de Venezuela, donde la pobreza registró en el 2013 su primer
aumento en más de diez años y amenaza con desgastar el apoyo al Gobierno socialista
de Nicolás Maduro, heredero del carismático Chávez.
Alentada por una inflación de más
de un 60 por ciento, la pobreza monetaria subió a un 27,3 por ciento, un alza
anual de 6,1 puntos que no se veía desde el 2002, cuando un breve derrocamiento
de Chávez remeció el escenario político y un paro puso en jaque a la industria
petrolera del país miembro de la OPEP.
"Con el problema que hemos
tenido de la escasez y más gente desempleada, la pobreza va a llegar más que a
niveles extremos. Es mentira que se esté reduciendo", vaticinó la mujer de
49 años que duerme con miedo en las noches de lluvia, cuando crujen las paredes
de su hogar.
La vara es alta. Durante el
último año de Chávez en el poder, 2012, la tasa de pobreza monetaria -que mide
el poder de un hogar para comprar alimentos básicos y cubrir servicios
prioritarios como salud y educación- había bajado a un 21,2 por ciento desde el
43,9 por ciento registrado cuando asumió en 1999.
Pero ahora, analistas expertos en
pobreza advierten que ese avance podría irse por la borda en apenas unos años.
Para el Gobierno, la culpable de
los problemas financieros es la oposición que perpetra una "guerra
económica" con la ayuda de Washington.
Alejados del debate, los
pobladores de Catia hacen filas frente a los almacenes para obtener harina y
aceite, alimentos escasos porque la falta de dólares tras más de una década de
control cambiario ha golpeado la producción y las importaciones en la nación
con las mayores reservas de crudo del mundo.
Un grupo de 40 vecinos se
amontonaban detrás de la reja que el dueño del local "Primavera" fijó
para lograr que los alimentos alcancen para todos. Pero no lo consiguió. Esa
mañana el cargamento duró menos de 30 minutos.
DEPENDENCIA PETROLERA
Después de su fugaz derrocamiento
y del paro petrolero, Chávez arreció su impronta socialista concibiendo en el
2003 el instrumento clave para llevarla a lo largo y ancho del país: las
misiones.
Precios del crudo por los cielos,
promediando incluso algunos años más de 100 dólares el barril, permitieron que
el dinero fluyera hacia las misiones administradas por el Gobierno, parte
provisto por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), fuente de 9 de cada 10
dólares que entran al país.
Hasta el año pasado, PDVSA había dado
a las misiones unos 45.000 millones de dólares, según sus cifras. Pero su
aporte social se multiplica cuando se considera los recursos que ha inyectado a
otros fondos como el Fondo de Desarrollo Social Fonden que no forman parte de
las misiones.
Gracias a esas ayudas sociales,
el ánimo en otro sector del centro de Catia, en Los Magallanes, es
diametralmente opuesto al de las casitas apiñadas una sobre otra sobre los
cerros del barrio.
"Ya no hay la pobreza que
existía antes. El más pobre come carne todos los días, tiene Direct TV
(televisión por cable), antena, todo", dijo Marlene Sanguino, una vocera
del concejo comunal de 61 años, repitiendo un argumento esgrimido por el
Gobierno.
SIN SOLUCIÓN DE FONDO
El impacto de las misiones fue
más tangible entre 2003 y 2006, cuando la pobreza medida por ingresos cayó a un
30,6 por ciento, desde el 54 por ciento cuatro años antes.
Sin embargo, en los años
posteriores el ritmo de reducción comenzó a frenarse, incluso estancándose
entre 2009 y 2011, develando una fragilidad que deja a millones de venezolanos
al filo de la pobreza.
La inyección de dinero en épocas
electorales también se hace evidente en las cifras.
"Si las cifras que el
Gobierno dice que ha invertido en programas sociales son ciertas, eso debió
haber sacado a todo el mundo de la pobreza, porque son unas cifras
exorbitantes", dijo la economista Anabella Abadi.
Tanto críticos como oficialistas
reconocen que en ocasiones el dinero no se maneja en forma eficiente.
"Las soluciones que se han
desarrollado hasta ahora para atenderla, aunque han sido muy eficientes para la
redistribución de la riqueza, no han llegado todavía a ser estructurales",
explicó a Reuters el sociólogo y analista oficialista Nicmer Evans.
Una investigación publicada en
enero por Reuters reveló cómo millones de dólares de programas comunitarios se
esfuman sin cumplir con su objetivo de combatir la pobreza.
A este problema se suma el que
hecho de que ahora los recursos sociales están menguando pues el Gobierno debe
destinar más dinero a la importaciones de bienes con el fin de paliar el
crónico desabastecimiento, advirtió la analista Abadi.
PDVSA, al menos, ya redujo su
ayuda social el año pasado.
Los aportes de la petrolera
estatal cayeron un 13 por ciento frente al 2012 y un 50 por ciento contra el
2011, a 7.829 millones de dólares, según el último estado financiero de la
firma, sin precisar razones.
Con una aprobación del 37 por
ciento -según una encuesta de Datanálisis- y recientes críticas dentro de las
filas oficialistas, Maduro juró destinar todos los recursos necesarios para
cumplir con la encomienda de erradicar la pobreza que le hizo Chávez.
El año pasado, aumentó dos veces
el salario mínimo a unos 4.000 bolívares mensuales (635 dólares al cambio
oficial, pero apenas 57 dólares al del mercado negro).
Y también renovó el compromiso
con las misiones, piedra angular del chavismo para combatir la pobreza,
prometiendo "trabajo, trabajo y más trabajo" a los cuatro costados de
Venezuela.
"En 2018 tendré la felicidad
de decir que hemos logrado la meta de miseria cero", dijo confiado el
mandatario, quien ha recalcado que la pobreza estructural extrema -que mide las
necesidades básicas insatisfechas como el acceso a agua potable- bajó 0,8 puntos
el año pasado a un 5,5 por ciento.
"Que no vaya a venir la
derecha a sabotear, a quemar o a tratar de impedir que se instalen las bases de
misiones sociales", advirtió Maduro.
Mientras reina la polarización
entre los venezolanos, en las montañas de Catia, Zuleima Márquez sigue
atravesando el destartalado puente todos los días.
Más abajo, otros vecinos se
persignan ante una virgencita resguardada por tablas de zinc, un altar que
montaron por si llega el día en que el barranco se trague sus casas.
"Estas no son condiciones
para vivir, no puedes vivir en zozobra, sin saber qué va a pasar", dijo
Márquez con resignación mientras se alejaba por las calles llenas de escombros.
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