Comunicación propositiva con los
memes
Forbes - martes, 2 de
septiembre de 2014
Con el uso de los memes, muchas
empresas podrían tomar la delantera para generar una comunicación motivacional,
más que comercial y mercadológica.
Durante la celebración del
reciente Mundial de futbol recibimos una cascada de “memes” de todo tipo –en
dibujos, fotos o videos–, especialmente relacionados con la participación de la
selección mexicana y la de los equipos más relevantes que eran goleados o
terminaban su participación en el torneo.
Desde la aparición de este tipo
de comunicación en las redes sociales, los “memes” se han vuelto cada vez más
populares, gracias a que evolucionan y se convierten en virales cuando empiezan
a ser replicados o parodiados, o cuando inclusive llegan a ser reproducidos o
comentados en los medios masivos, como pudimos apreciar con muchos de los memes
del Mundial de futbol.
El concepto de “meme” surgió como
algo serio, en 1976, derivado del libro The Selfish Gene de Richard Dawkins,
quien expuso la hipótesis memética de la transmisión cultural. Dawkins nombra
como “meme” a la unidad mínima de información que se puede transmitir; es
decir, los memes conforman la base mental de nuestra cultura, como los genes
conforman la primera base de nuestra vida.
Un meme normalmente no se crea,
sino que surge; una vez que una información es considerada relevante por
comunidades o usuarios, se puede replicar, vincular, comentar o no hacer nada
con ella. Si se replica y modifica de manera que la fuente pierda importancia
con respecto de la réplica, se genera el “meme”. Con base en ello, los
publicistas los han empleado como una estrategia de mercado generando un nuevo
modelo de mercadotecnia consistente en transmitir información en medios más
allá de los comúnmente empleados.
Aunque las personas que dan
origen a uno de estos mensajes por lo regular lo hacen de manera involuntaria,
la viralización los puede convertir en un referente que, en el peor de los
casos, podría afectar su dignidad, independientemente de que se trate de una
celebridad o de alguien hasta ese momento desconocido. Baste recordar los
“memes” de la vedette Ninel Conde; el del niño que, refiriéndose al equipo de futbol
de los Pumas, lloraba desconsolado expresando “No sirven pa’ nada”; el del otro
niño llamado Édgar, quien cae a un arroyo debido a que su “amigo” le mueve los
troncos que servían de puente; el del ebrio que se automotivaba con el grito de
“fuaaaaá” o más recientemente el del anciano que, en una fiesta, tira sus
bastones para poder bailar rock’n roll.
Aun cuando muchos de los “memes”
surgen espontáneamente y sin previo estudio de mercado, ha habido empresas con
visión para capitalizar algunos de éstos y generar campañas publicitarias que,
aunque efímeras, en su momento captaron la atención de los consumidores gracias
a la recordación del evento original.
De esta forma, el niño Édgar
reapareció en lo que sería su “venganza”, para un comercial de galletas en el
que llama a sus guardias; el borrachito del “fuuaaá” también figuró en un
comercial de una cerveza “con carácter” y de Ninel Conde aprovecharon la
percepción de tonta que generó de sí, para nuevos comerciales de galletas;
todas campañas que seguramente resultaron relativamente económicas. Como dato
anecdótico, el “fuaaá” se convirtió en un grito de apoyo a la selección
nacional en el Estadio Azteca durante la final del Mundial Sub 17, en 2011,
cuando miles de aficionados lo utilizaron para apoyar al portero mexicano en
sus despejes, a la manera en que hoy se grita la famosa expresión en contra del
portero contrario.
Esas minicampañas lograron el
objetivo tanto de divertir como de promover e invitar al consumo de un
producto, aunque su permanencia en el aire haya sido corta.
Los “memes” en las RP
En otras ocasiones he mencionado
la importancia de que, apoyadas en la investigación, las agencias de relaciones
públicas incrementen los niveles de creatividad en las estrategias para sus
clientes a fin de poder determinar qué mensaje se debe transmitir a cuáles
públicos y a través de qué canales y en qué forma. Una manera creativa de
enviar mensajes a ciertos segmentos de audiencia es a través del uso del
Internet en la forma específica de “memes” como modo de transmisión de
información y opinión, de manera divertida.
Durante el XXIV Encuentro
Nacional de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC)
celebrado en 2012 en Saltillo, Coahuila, el doctor en Ciencia y Cultura del
Tecnológico de Monterrey José Ivanhoe Vélez Herrera señaló que “aproximadamente
el 12% de la población total del país tiene más probabilidad de estar en
contacto con las memes de Internet” y que “la mayoría del mercado de Internet
es joven, ya que el 50% de quienes utilizan el Internet se encuentra entre los
12 y 24 años, que también puede ser una de las razones que influyen en el
sentido del humor e irreverencia que caracteriza a muchos de los fenómenos de
Internet”.
El impacto de los “memes” no
necesariamente se limita al emisor o al receptor, sino que puede repercutir en:
Aun cuando se antoja que en
México aún es bajo el porcentaje de la población que podría estar en contacto
con los “memes”, el dato relevante es que la gran mayoría de los usuarios de
Internet es un público joven con potencial para recibir mensajes propositivos.
En ese sentido, muchas empresas podrían tomar la delantera para generar una
comunicación motivacional más que comercial y mercadológica.
Los “memes” tienen un gran
potencial en ese sentido, y si se hace de manera correcta se pueden viralizar
de forma ordenada generando, a través de experiencias divertidas, una
sensibilización hacia la generación de valores personales en la juventud,
evitando mensajes sarcásticos o de abierta mercadotecnia.
Lo importante es no dejar de lado
los valores en lo que se quiere comunicar; por eso los memes deben integrarse
en una estrategia creativa y con contenido relevante.
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