¿Las harinas son las culpables de
todos nuestros males?
Infobae - septiembre de 2014
Que las harinas, el arroz, el
azúcar y los hidratos de carbono en general son enemigos de la silueta no es
novedad. Lo revolucionario es conocer que, además, hacen daño a nuestro
cerebro.
Con esa línea de pensamiento
volcada en su libro Cerebro de pan, el renombrado neurólogo David Perlmutter
conquistó rápidamente el primer puesto de todas las listas de los más vendidos
en los Estados Unidos. Es que su postulado sugiere que "la disfunción
cerebral comienza con el pan de cada día". Dato innovador si los hay.
Quien no inicie su día con una
tostada o unas galletitas, que tire la primera piedra. Lo cierto es que
mientras especialistas en nutrición dicen que lo que asegura Perlmutter no está
científicamente demostrado, el especialista no se cansa de citar estudios e
investigaciones que avalan su propuesta.
Su motor no es lograr un físico
privilegiado. Lejos de eso, el miembro fundador del Consejo Estadounidense de
Medicina Holística e Integral se propone llegar a la vejez con la mayor lucidez
mental posible. Y al parecer, alejándose de las harinas es como se lograría.
Pero su advertencia va más allá:
Perlmutter no demoniza sólo a las harinas refinadas, el arroz o el azúcar, sino
que incluye a los carbohidratos y azúcares en su conjunto –léase que las frutas
también deberían consumirse de manera limitada–.
Así las cosas, no sólo los
carbohidratos "malos" dañan la salud de nuestro cerebro: también los
saludables, como los granos enteros, pueden causar demencia, epilepsia,
ansiedad, dolores de cabeza crónicos, depresión y mucho más. Al punto de que el
neurólogo asegura que la causa de todos estos males no está en el ADN de quien
los padece sino en la comida que consume.
El gluten, el veneno moderno
Comer harinas 1170 2 Shutterstock
Esta proteína presente en el trigo,
la cebada y el centeno es la responsable de que panes, tortas y facturas tengan
la consistencia homogénea con la que se los conoce. Pues para Perlmutter,
además, es causante del deterioro cerebral de la sociedad moderna.
Así es que además de señalar al
gluten como una especie de veneno, el neurólogo sostiene que habría que comer
más parecido a como lo hacía el ser humano antiguo. Esto es, grasas
predominantemente, proteínas en segundo lugar y una mínima ración de
carbohidratos.
En la actualidad se consume,
aproximadamente, 60% de carbohidratos, 20 de grasas y 20 de proteínas. Y ahí
radican, para el especialista, todos los males que padecemos, ya que –para él–
los hidratos de carbono no deberían superar el 6% de la totalidad de lo que
consume una persona.
¿La revolución de la dieta?
Comer hamburguesa 1170 2
Shutterstock
Contra toda prescripción médica
que podamos haber escuchado, el miembro del Colegio Estadounidense de Nutrición
recomienda cambiar el pan tostado del desayuno por huevos y mantequilla. E
incentiva a consumir más grasas saturadas y menos medicamentos para reducir el
colesterol.
A tal punto llega su
convencimiento en lo que postula, que Perlmutter sostiene que las estatinas (el
fármaco utilizado para reducir el nivel de colesterol malo en sangre) "son
un invento de los laboratorios y perjudican la salud cerebral".
El "extremismo" de sus
ideas lo lleva a asegurar que "los hidratos de carbono y el aumento de
azúcar en sangre están vinculados con cada enfermedad degenerativa conocida por
el ser humano". Para él, "los únicos problemas de salud eximidos
serían los que surgen de un trauma o tienen una impronta genética", según
dijo a la revista Noticias.
En esa línea de pensamiento, el
polémico neurólogo elaboró su lista con "los sí" y "los no"
de su dieta saludable.
Así, sus permitidos son todas las
proteínas en forma de carnes, las grasas saludables y vegetales de superficie
(los de raíz, como papa y batata, son los malos de esta película).
En contrapartida, sus prohibidos
son las harinas en todas sus versiones (incluyendo los cereales integrales) y
las frutas en exceso.
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