Las nuevas oligarquías chavistas
invierten su súbita riqueza en Miami
La Nación - lunes, 4 de
agosto de 2014
La noche del viernes 18 de julio
Benny Palmeri-Bacchi iba camino a unas vacaciones en el maravilloso mundo de
Disney en Orlando, cuando fue arrestado por agentes de la agencia antidrogas
DEA en el aeropuerto internacional de Miami y llevado ante un tribunal federal
por delitos de tráfico de cocaína, obstrucción de la justicia, lavado de dinero
y extorsión. Palmeri-Bacchi es abogado, era juez en Venezuela y se le acusa de
impedir la deportación de uno de los narcos colombianos más buscados entre 2009
y 2010, con ayuda del entonces jefe de la Oficina de Interpol en Caracas.
Palmeri se había dedicado al
negocio de los alimentos estos últimos años: era directivo de la cámara de
empresarios venezolanos del Mercosur y propietario de media docena de empresas
en el sur de Florida y en Venezuela. Ya era lo que los venezolanos de ambas
orillas llaman un boliburgués: un miembro de la nueva oligarquía que floreció a
la sombra del chavismo y que lo mismo que las anteriores, conserva el gusto de
invertir en Miami su súbita -y con frecuencia mal habida- riqueza.
El origen de estas nuevas
fortunas venezolanas es diverso: bien pueden provenir del narcotráfico y el
lavado de dinero, como sospechan las autoridades federales en el caso del ex
juez Palmeri, o de la corrupción que crece al amparo de la bonanza petrolera
-en especial, de los contratos con el Estado y del control de cambio
establecido en 2003 justamente para evitar la fuga de capitales.
El ex ministro de Finanzas, Jorge
Giordani, admitió en enero que solo entre 2012 y 2013 el Estado entregó 20.000
millones de dólares para importaciones, a precios preferenciales, a empresas de
maletín. Parte de ese dinero ha venido a parar a Florida y ha contribuido a la
recuperación del mercado inmobiliario local, golpeado por la crisis económica
de 2011.
Esta gran inyección de capital
venezolano ha llegado por dosis. Las más altas y recientes han sido las de los
ex banqueros afines al Gobierno que cayeron en las intervenciones de entidades
bancarias y casas de bolsa de 2009; las de los jóvenes empresarios de la
antigua oligarquía caraqueña favorecida por el poder, conocidos como los
bolichicos, entre 2009 y 2013; las de militares y funcionarios de rango medio
que corrieron a resguardar "sus ahorros" cuando el presidente Hugo
Chávez enfermó de cáncer en 2011; y el de altos cargos caídos en desgracia, que
pactaron con la justicia de Estados Unidos a cambio de información sobre los
manejos turbios del chavismo. Otros siguen aún conectados con la administración
del presidente Nicolás Maduro y compran, invierten y vacacionan en Florida; y
algunos legisladores floridianos creen que Washington debe sancionarlos con
firmeza, tanto por sus fraudes como por su responsabilidad en las denuncias de
violación a los derechos humanos en Venezuela.
"Estos violadores de derechos
humanos tienen sus inversiones en Estados Unidos. Cuando roban dinero en
Venezuela, a menudo utilizan empresas-fachada y testaferros para invertir ese
dinero en nuestra economía, sobre todo en Florida. No hay ninguna razón en el
mundo por la que no deberíamos ir tras estas personas por lo que han
hecho", dijo en junio pasado el senador republicano de Florida Marco
Rubio, cuando el Congreso discutió sin resultados la moción de aprobar
sanciones contra estos funcionarios. El grueso de los demócratas se resistía a
esta medida hasta este 30 de julio, cuando el Gobierno de Barack Obama anunció
unilateralmente que revocaría y denegaría visados a un grupo de altos cargos
venezolanos, considerados "responsables o cómplices" de la represión
a las protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que comenzaron en febrero
y donde murieron más de 40 personas y miles fueron detenidas. Washington no
reveló ni los nombres ni el número de funcionarios afectados por la medida,
pero se sabe que hay entre ellos "desde ministros a asesores
presidenciales y funcionarios judiciales, además de militares y agentes de la
ley".
El cambio de opinión del
Departamento de Estado ocurrió luego de que las autoridades holandesas
liberaron al ex jefe de los servicios de inteligencia militar de Venezuela,
Hugo Carvajal, señalado delitos de narcotráfico y pedido en extradición por
Estados Unidos. Carvajal fue detenido en la isla caribeña de Aruba este 24 de
julio, el mismo día en que el ex juez Palmeri-Bacchi tuvo su primera audiencia
ante la corte federal del Distrito Sur de Florida. Hugo Carvajal fue liberado
72 horas después bajo el alegato de que gozaba de inmunidad diplomática, y fue
recibido en por el Gobierno de Caracas como un héroe que había logrado escapar
de una trampa del 'imperio'.
Durante las primeras horas del
arresto, el chavismo temía que Carvajal hubiese llegado a un arreglo con las
autoridades estadounidenses, como ya lo han hecho otros en el pasado. En abril
de 2012, el ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, el
coronel retirado Eladio Aponte Aponte, huyó de Venezuela a Costa Rica y llegó a
Estados Unidos en un vuelo de la agencia antidrogas DEA, donde hizo públicas
toda clase de acusaciones que involucraban a altos cargos del Gobierno con el
tráfico de drogas y la manipulación del Poder Judicial con fines políticos.
También el ex teniente Alejandro Andrade -desde 1998, secretario privado de
Chávez, viceministro, presidente de fondos de desarrollo, tesorero de la nación
y presidente del banco estatal de desarrollo Bandes- parece haber llegado a un
acuerdo con Washington luego de que el Departamento de Estado revocó su visado
de empresario en 2013 por su participación en un esquema millonario de
sobornos.
"Andrade inició
conversaciones sobre un posible acuerdo de cooperación con el gobierno
norteamericano a fines del verano de 2013 (...) El hecho de que las
negociaciones fueron fructíferas lo demostró su presencia durante las
competencias de salto en Wellington en febrero y marzo de 2014", escribe
el periodista venezolano afincado en Miami Casto Ocando, en su libro Chavistas
en el imperio: secretos, tácticas y escándalos de la revolución bolivariana en
Estados Unidos (Factual, 2014). A la par de sus actividades en Venezuela,
Alejandro Andrade se hizo propietario de la escuela de equitación Hollow Creek
Farms, en Carolina del Norte, y comparte el publicitado gusto del chavismo por
los caballos pura sangre.
El banquero Arné Chácón -ex
teniente de fragata y hermano del actual ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón-
también tuvo un establo llamado Gadu Racing Stable Corp. a media hora de Miami.
Lo compró unos meses antes de que el presidente Hugo Chávez ordenara su
detención por fraude a la nación, en noviembre de 2009, y lo vendió antes de
salir en libertad condicional, en diciembre de 2012. En su lugar funciona ahora
Rontos Stable Corp.: otro establo, propiedad de Ronald Sánchez, hermano del
Superintendente Nacional de Valores de Venezuela, Tomás Sánchez, que condujo la
intervención de siete entidades financieras en 2009, entre las cuales se
contaba el banco de Arné Chacón.
En Miami y las pequeñas ciudades
que la rodean se concentra también la más grande comunidad de venezolanos en la
diáspora, en su mayoría opositores al chavismo, que han intentado gestos de rechazo
contra los gustos millonarios de quienes identifican como 'boliburgueses'. El
22 de mayo, las autoridades de Miami-Dade aprobaron una resolución simbólica
para declarar personas non gratas a los nuevos dueños del canal de noticias
venezolano Globovisión -Raúl Gorrín, Gustavo Perdomo y Juan Domingo Cordero-,
tres días después de que el diario El Nuevo Herald publicara un reportaje sobre
las millonarias propiedades que estos poseen en una de las áreas más lujosas
del sur de Florida, Cocoplum, en la ciudad de Coral Gables.
"Por aprovecharse
hipócritamente de los beneficios de nuestra democracia, mientras ayudan al
gobierno de Venezuela a negar (a sus ciudadanos) esos beneficios de derechos
humanos, libertad de expresión y democracia", decía el documento original.
Pero uno de los socios amenazó con demandar a la ciudad por manchar sin pruebas
su reputación y en el último minuto, la municipalidad decidió modificar el
documento, retirando los nombres de los empresarios.
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