El destino de los satélites Galileo
Deutsche Welle - septiembre de 2014
Dos satélites de navegación
europeos fueron puestos en la órbita falsa. Pero esto no significa que estén perdidos,
dice el jefe de operaciones del Centro Europeo de Operaciones Espaciales, Paolo
Ferri.
Deutsche Welle: El cohete
espacial “Soyuz” tenía como misión poner los dos satélites Galileo Sat-5 y
Sat-6 en una órbita a 23.000 kilómetros de altura. Sin embargo, los satélites
quedaron ubicados solo a 17.000 kilómetros. ¿Para el Centro Europeo de
Operaciones Espaciales (ESOC) es esta falla un problema insólito?
Paolo Ferri: Yo no diría
“insólito”. Por lo general, cuando los cohetes ponen los satélites en órbita,
lo hacen con algunas imprecisiones. Por eso casi todos los satélites tienen a
bordo un sistema que permite corregir la órbita. Es verdad que en este caso la
diferencia es considerable. Pero estas cosas pasan, y nos acaban de pasar a
nosotros. En estos casos tratamos de aprovechar las posibilidades que tenemos a
bordo del satélite.
¿Será suficiente el combustible
de los satélites Galileo para esta corrección de curso, de más de 6.000
kilómetros de altura?
Podemos descartar que el
combustible a bordo baste para alcanzar la órbita correcta. Pero intentamos
encontrar la solución más razonable. Además de la altura de una órbita hay
otros parámetros incorrectos: por ejemplo la inclinación de los satélites o la
forma elíptica de la órbita. Hay infinitas posibilidades de modificar estos
parámetros. Pero es claro para nosotros que la órbita planeada originalmente no
va a ser alcanzada.
¿Para alcanzar una mayor altura,
el satélite necesitaría más energía de la que tiene a su disposición?
Sí. Si por ejemplo comparamos dos
satélites en órbitas circulares, el satélite con la órbita más alta tiene más
energía cinética y potencial. Para balancear la actual diferencia de altura,
las reservas de combustible simplemente no son suficientes.
¿Qué experiencias ha tenido usted
con otros satélites que también hayan terminado en la órbita incorrecta?
Puedo mencionar al menos tres
casos en que satélites fueron puestos por un cohete en la órbita falsa, y en
los que usamos los mecanismos con que contábamos a bordo del satélite para
corregir su órbita. En dos casos logramos alcanzar la órbita planeada
originalmente. Pero necesitamos mucho tiempo, meses, para llegar finalmente a
esa órbita.
El tercer caso, ocurrido en los
años ochenta, es el del satélite astrométrico “Hipparcos”. Éste fue puesto por
cohetes en la posición correcta. Pero los equipos a bordo, que deberían haber
transformado la órbita elíptica en una circular, no funcionaron. Así que el
satélite permaneció en la órbita original, y tuvimos que redefinir toda la
misión con base en la nueva órbita. Sin embargo, al final la misión fue muy
exitosa.
En este caso se trata de
satélites para el sistema de navegación Galileo. Cuando uno observa animaciones
de satélites de navegación que circundan la Tierra, todo se ve muy
sincronizado, sin el menor contratiempo: los satélites flotan simétricamente y
a la misma altura. ¿Corresponde esta imagen con la realidad?
No. En el caso de Galileo tenemos
dos tipos de satélites: cuatro se encontraban ya en órbita, los dos nuevos se
les deberían haber unido. Se trata de satélites muy distintos. Cuando un equipo
envejece, lanzamos nuevos satélites al espacio para reemplazan a los viejos. En
estos casos, las órbitas también cambian. Uno escoge la órbita que mejor se
adecúe a los nuevos satélites. Pero por supuesto, debe haber una cierta
proporción entre las distancias entre los satélites, y esa proporción es
planeada de antemano.
A fin de cuentas, los
dispositivos de navegación en la Tierra deben poder interpretar correctamente
las señales de los satélites. Cuando una órbita cambia, ¿es posible sin embargo
adaptar las señales de los satélites para que los dispositivos en la superficie
funcionen correctamente?
En principio, es posible, pero
todo depende de la orbitas finales. No todas las órbitas funcionan. Eso es lo
que nuestros expertos examinan en estos momentos. Hay un margen específico para
la señal, que debe ser alcanzado si el dispositivo receptor ha de funcionar
bien. Se trata de un análisis complicado y en estos momentos no puedo decir si
será posible encontrar la solución correcta.
Pero existe la esperanza de que
los expertos en navegación puedan lograr que los dos nuevos satélites sean
aprovechables…
Ese es el objetivo de los
análisis actuales. Sabemos que no podremos alcanzar la órbita original, pero
hay soluciones: se puede redefinir la misión de estos satélites, de forma que
sean aprovechables en una órbita diferente.
Paolo Ferri dirige la Agencia
Espacial Europea (ESA) en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) en
Darmstadt, Alemania.
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