El reto de los latinoamericanos
en el fútbol inglés
BBC News - jueves, 11 de
septiembre de 2014
Si Radamel Falcao gana US$430.000
a la semana, como se ha publicado, es de esperar que al delantero colombiano se
le exijan goles desde la primera vez que salte a la cancha con la camiseta del
Manchester United. Pero adaptarse al fútbol inglés no siempre ha sido un camino
fácil para muchos futbolistas latinoamericanos.
La relación entre el valor de un
jugador con las expectativas de los aficionados es directamente proporcional.
Aunque en el fútbol, esta
fórmula, no siempre da los mismos resultados.
La mayoría de los aficionados de
los "diablos rojos" se preguntan cómo será el paso de su nuevo número
9 por el estadio Old Trafford.
En el recuerdo surgen las figuras
de Juan Sebastián Verón, quien fracasó después de ser en su momento el fichaje
más caro de Manchester United, y Carlos Tévez, ídolo indiscutido hasta su paso
al Manchester City, eternos rivales.
Entonces, ¿será Falcao como la
"Brujita" o como el "Apache"?
Seno familiar
El factor humano ha sido una de
las variables más importantes y ésta no suele entrar en la consciencia pública
cuando se analiza a un jugador.
Cuando Falcao aterrizó en el
norte de Inglaterra para saltar directamente al campo de entrenamiento en
Carrington y asistir a su presentación oficial, el colombiano sintió un clima
menos benigno que el que solía disfrutar a orillas del Mediterráneo.
El lenguaje del fútbol es
internacional, pero no lo es la cultura, ni la forma de vida en un país que
ofrece otro idioma y costumbres.
Inglaterra se convertirá en el
sexto país en el que Falcao saltará a una cancha, pero será el primero que no
tiene carácter latino o mediterráneo.
También será la primera vez que
Falcao, casado con la cantante argentina Lorelei Tarón, comience una nueva
etapa de su carrera como padre, tras el nacimiento de su hija hace un año.
No cabe duda que su elevado
salario lo ayudará a cubrir las necesidades mínimas, pero tiene poco valor si
su familia añora otros lugares y se siente aislada por la barrera del idioma
como ha sucedido en el pasado con otros jugadores de América Latina.
Son factores
"invisibles" que a veces pesan en el rendimiento de un jugador dentro
del campo.
Con el volante al revés
En la jornada inaugural de la
primera temporada de la Liga Premier en 1992 hubo solo 11 jugadores
extranjeros. Con la llegada de Falcao, Manchester United este año cuenta con 11
nacionalidades en su plantilla.
El total de jugadores
latinoamericanos en la máxima división del fútbol inglés superó esta temporada
la barrera de los 40, pero no se puede decir que su presencia siempre ha sido
exitosa.
La semana pasada, el técnico del
QPR, Harry Redknapp, elogiaba las virtudes de dos de sus nuevas
incorporaciones, los chilenos Mauricio Isla y Eduardo Vargas.
El entrenador inglés reconoció su
sorpresa de poder asegurar los servicios de dos jugadores que brillaron en el
Mundial de Brasil.
Pero su expresión cambió cuando
se le recordó su anterior experiencia con jugadores de esa nacionalidad.
En 1998 el defensor chileno
Javier Margas aterrizó en Londres después de la Copa del Mundo de ese año para
jugar con el West Ham, entrenador por entonces por Redknapp. Fue un desastre.
"Lo pusimos en una casa en
el medio del condado de Essex y le dimos un automóvil, pero no hablaba nada de
inglés", recordó el veterano entrenador.
"El primer día se subió a
vehículo y todos lo estábamos esperando en el centro de entrenamiento, pero
terminó en el aeropuerto de Stansted. Luego, cuando regresaba por las
carreteras de las campiña, sufrió un pinchazo".
"La familia de su esposa era
dueña de dos o tres de los principales hoteles de Santiago, tenía tres o cuatro
hermanas y eran de las familias más unidas que tu hubieras podido conocer. Ella
estaba en casa todo el día, no hablaba inglés y no podía ver televisión. Así
era por esos días", contó Redknapp.
"Nadie lo cuidaba. Pobre
Margas, así era, y su esposa lloraba todo el día. Creo que yo me hubiera
escapado".
El defensor chileno sí claudicó.
Después de desaparecer por varias semanas fue encontrado en Chile. Regresó a
Londres y jugó por West Ham tres temporadas pero nunca terminó de establecerse
en Inglaterra.
Ni en Manchester ni Londres
La historia de Margas se repitió,
en diferentes niveles, con jugadores de más cartel y otros menos conocidos.
El chileno no pudo contar en ese
momento con una figura que ahora es común en los clubes. La de un facilitador,
una persona o equipo que está a disposición de los jugadores con el objetivo de
cumplir todas sus necesidades, incluidas las de su familia.
Cuando Juan Sebastián Verón llegó
a Manchester en 2001 lo hizo con el título de la Serie A del calcio italiano.
Tras un comienzo prometedor, la
"Brujita" fue perdiendo protagonismo en el equipo, relegado al no
poder aguantar el intenso ritmo de juego sobre el campo.
A Verón también lo afectó su
soledad en el norte de Inglaterra y sus problemas de comunicación. Ni siquiera
su traspaso al Chelsea dos años después lo benefició y terminó abandonando
Inglaterra con un préstamo al Inter de Milán en 2004.
Para otro argentino, Hernán
Crespo, la situación llegó a un nivel mucho más grave.
El atacante confesó, tras su paso
por el Chelsea, que estuvo cerca de abandonar el fútbol durante su paso por
Londres.
Sus razones tienen poco que ver
con el deporte y mucho con el sentido de aislamiento que experimentó cuando
salía de las instalaciones del club.
Según recuerda el columnista de
la BBC Tim Vickery, Crespo fue dejado para arreglárselas por sí solo en un país
donde no podía hablar el idioma.
"Su más temibles adversarios
de cada día eran el electricista, la voz de la compañía de teléfono al otro
lado de la línea o el mecánico que reparaba su auto", comentó.
La lista de casos similares es
amplia, el ecuatoriano Agustín Delgado, el colombiano Juan Pablo Ángel, el
mexicano Jared Borgetti o el uruguayo Diego Forlán.
Si bien sus historias pueden
diferir en hechos puntuales, el denominador común en cada uno de los casos fue
la nostalgia, el sentirse solos en un país ajeno, "perdidos cuando son
extraídos de su estructura de apoyo", añadió Vickery.
La conclusión fue que ninguno
pudo responder a las expectativas generadas por sus fichajes, ni alcanzar sus
éxitos conseguidos en otros países.
Tévez y Mascherano
El futbol latinoamericano
disfrutó de la excepción a la regla con el chileno Jorge Robledo (Newcastle),
los argentinos Osvaldo Ardiles y Ricardo Villa (Tottenham) o el uruguayo
Gustavo Poyet (Chelsea/Tottenham), pero fue tal vez la llegada de Carlos Tévez y
Javier Mascherano la que marcó un cambio en el fútbol moderno.
Ambos ficharon por el West Ham el
último día de transferencias en 2006, luego de haber participado en el Mundial
de Alemania.
Pocos entendieron en su momento
como el tres veces mejor jugador del fútbol sudamericano podía aterrizar en un
club modesto y de mitad de tabla acompañado por una de las mayores promesas del
fútbol argentino.
Ni Tévez ni Mascherano fueron
titulares indiscutibles en el equipo entrenado por Alan Pardew, quien además los
hacía jugar fuera de posición.
La mala racha del West Ham supuso
el despido de Pardew, la venta de Mascherano a Liverpool y el surgimiento del
Apache como héroe y salvador.
Después de esa temporada Tévez
fue vendido al Manchester United y en Old Trafford conquistó la Liga de
Campeones y la Premier, título este último que repetiría con el Manchester
City.
Tévez triunfó en el fútbol
inglés, pero ni siquiera el éxito pudo calmar su nostalgia, su desapego de todo
lo concerniente a Inglaterra y su vida.
En una oportunidad el delantero
declaró en un programa de la cadena de televisión Telefé que "no hay nada
para hacer en Manchester. Sigo hablando muy mal el inglés. Cuando termine mi
contrato, dentro de tres años, a Manchester no volveré más ni de vacaciones".
Mascherano también triunfó en
Anfield, pero no dudó en salir rumbo a Barcelona cuando el conjunto catalán lo
llamó.
Desembarco
Rota la creencia de que los
jugadores sudamericanos no se pueden adaptar a un futbol más físico y rápido,
la ola con jugadores provenientes de la región se hizo cada vez más frecuente.
En Manchester, los argentinos
Sergio Agüero y Pablo Zabaleta son considerados héroes por la afición
"ciudadana" del City y el uruguayo Luis Suárez fue el máximo goleador
y mejor jugador de la Premier la temporada pasada con el Liverpool.
Esta influencia también se ha
trasladado también a los banquillos con el chileno Manuel Pellegrini –primer
latinoamericano en ganar el máximo título del fútbol inglés–, el argentino
Mauricio Pochettino y el uruguayo Poyet.
Para Falcao será una experiencia
nueva, pero no llegó solo. Junto a él también aterrizaron los argentinos Marcos
Rojo y Ángel di María, el holandés Daley Blind, el español Ander Herrera y el
inglés Luke Shaw.
Un contingente que tiene la
obligación de rescatar a un Manchester United urgido, perdido en la 14ª
posición de la tabla.
El colombiano es consciente de
que tendrá que jugar con el bagaje de su salario, un peso que sólo podrá
quitarse con goles, los que de seguro conseguirá si su adaptación a Inglaterra
va más allá del terreno de juego.
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