Argentina: ¿un cuento chino?
Deutsche Welle - martes, 9 de
septiembre de 2014
Varios miembros del gabinete de
Gobierno de Argentina viajaron a Pekín para negociar sobre los créditos
prometidos por China. Pero negociar con China no es tan fácil como parecía.
Argentina sufre de una alarmante
falta de dólares. Hace un año, su Gobierno partía de que, luego de los acuerdos
con Repsol y el Club de París comenzarían a entrar dólares al país. Pero el
conflicto con los “fondos buitre” echó por tierra esos cálculos. Hoy, la
Argentina está en default, la población compra todos los dólares que puede y
los capitales internacionales brillan por su ausencia. Mientras el dólar
oficial se cotiza a unos 8,50 pesos, el paralelo está costando ya más de 14,
con tendencia a la suba.
Una cosa está clara: Argentina
necesita dólares, lo antes posible. Entre los fondos que el Gobierno negocia
con China se cuentan 11.000 millones de dólares de un swap de monedas, 4.700
millones para construir represas y 2.100 millones para una línea de
ferrocarriles de carga. El problema es que los créditos no vendrán mientras
Argentina se halle en default.
China: sí, es default
Mientras el Gobierno argentino
dice que no se trata de un default, ya que el país tiene voluntad y dinero para
pagar a los bonistas que aceptaron los canjes, China es de otra opinión. La
agencia de calificaciones china Dagong Global Credit Rating puso a Argentina
recientemente en la categoría de default. Desde entonces, todos los créditos
están a discusión.
El swap, el dinero al que más
rápidamente podría acceder Argentina, es un intercambio de monedas entre los
bancos centrales de ambos países: yuanes por pesos argentinos. En vista de la
facilidad con la que hoy los yuanes pueden convertirse en dólares en los
mercados internacionales, el swap significaría un verdadero alivio para las
agobiadas reservas argentinas de divisas. Que llegue a concretarse, en vista de
las condiciones a las que está atado, está hoy en duda.
En los contratos, Argentina
renuncia a su inmunidad soberana y acepta someterse a tribunales
internacionales en caso de diferendos, concretamente a los fallos de la Cámara
de Comercio Internacional, con sede en París. Además se compromete a tener una
buena relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a no entrar en
default. Si eso sucediera, China podría reclamar de inmediato el total de la
deuda, una cláusula prevista también para los actuales fondos de canje.
Contratos con bemoles
También los otros contratos,
firmados en julio, tienen sus bemoles y no es seguro que lleguen a cumplirse.
La semana pasada, una delegación argentina firmó en Beijing un acuerdo
comercial marco para que China provea equipamiento y servicios por dos mil
millones de dólares para la construcción de la cuarta central nuclear
argentina, Atucha III.
Los restantes grandes proyectos
son la construcción de las controvertidas represas “Néstor Kirchner” y “Jorge
Cepernik” y la recuperación de la línea ferroviaria “Belgrano Cargas”. En el
caso de estas obras, Argentina debe aceptar una gran participación de empresas
de China en los trabajos y la compra de equipamiento y material en ese país.
Hasta los durmientes, que podrían fabricarse fácilmente y más baratos en la
Argentina, deben traerse de China, según se deriva de los contratos.
En vista de lo complicado de la
situación en el mercado financiero argentino, las claras condiciones impuestas
por China y el callejón sin salida en el que se ha metido Buenos Aires, al
final todo puede no pasar de ser… un cuento chino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario