El activo de la credibilidad
Forbes - lunes, 1 de
septiembre de 2014
La credibilidad lleva su tiempo,
pero cuando se consigue provoca una energía extraordinaria alrededor de la
persona o la organización.
La credibilidad es un recurso, un
activo que incrementa la base de
influencia y autoridad de cualquier directivo, gerente o líder. Las
personas con credibilidad tienen más capacidad de generar acción y de
comprometer a los demás que aquellas carecen de ella. Donde existe la
credibilidad hay confianza y cooperación, impulsores indiscutibles de los
resultados personales y colectivos.
La credibilidad no es casual. Se
construye, se fundamenta en las decisiones diarias. No se puede exigir; es algo
que las personas otorgan libremente dependiendo de su experiencia con uno. La
credibilidad lleva su tiempo, pero cuando se consigue provoca una energía
extraordinaria alrededor de la persona.
Un persona construye credibilidad
por medio de cuatro elementos:
1) Integridad. Una vida alineada
a valores y principios.
2) Intenciones. Sinceridad con el
objetivo común y transparencia.
3) Capacidades. Habilidad para
lograr los objetivos.
4) Resultados. Logros
conquistados.
Cuando alguien construye con este
activo, el liderazgo fluye, el equipo se compromete de una forma completa, es
más sencillo gestionar el cambio, la comunicación se fortalece, y se avanza de
una forma sólida hacia el futuro.
También existe la credibilidad
organizacional, es decir, el nivel de confianza que inspira una organización a
sus stakeholders. Cuando una organización tiene credibilidad hacia su interior,
provoca una fuerza cohesiva muy difícil de imitar. Entonces se logra que la
gente crea en la organización, en sus decisiones, en los medios para conseguir
sus fines, en su liderazgo, en los procesos de promoción, en la justicia en las
compensaciones. Creer es poder, y cuando las personas creen en la organización
donde colabora, liberan ese poder.
De la misma forma que en lo
personal, la credibilidad organizacional se construye con el tiempo, con la
forma de tomar decisiones. Se construye con los mismos cuatro elementos que lo
personal: integridad, valores vivos; intenciones, fin común sobre fines
particulares; capacidad, competitividad de la organización; resultados,
historial de éxitos.
Las personas en su memoria
recuerdan y cuentan las historias que les hicieron confiar en su organización.
Los colaboradores sienten orgullo de trabajar en una empresa en la que creen y
confían; se les nota y lo transmiten. Estas empresas se convierten en extraordinarios
lugares para trabajar, tienen una cultura distintiva y dejan una influencia
positiva y permanente en las personas.
No se puede menospreciar el poder
del crédito que las personas dan a su capacidad y a su competencia personal y
organizacional. Protege y cultiva esta credibilidad, pues es uno de los
recursos más valiosos de los que dispones. Un recurso tan poderoso que
cualquier agresor puede encontrar en él la manera perfecta de atacarles.
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