Primeros pasos para poner en marcha un negocio
Emprendedores - jueves, 2 de julio de
2015
Cómo nos planificamos? Primero
nos repartimos las tareas: uno se tenía que encargar de conseguir proveedores,
otro debía ocuparse de la parte técnica (tecnológica) y otro se tenía que
centrar en llegar a acuerdos con el sector de la logística. Nos marcamos un mes
para conseguir proveedores, desarrollar y solucionar la logística. ¿Qué pasó?
Los proveedores no nos contestaban, teníamos un enorme listado de llamadas
pendientes y los correos electrónicos quedaban en el olvido. Al mes nos dimos
cuenta de que lo más difícil iba a ser conseguir proveedores y sin proveedores
no teníamos productos y sin productos no teníamos negocio. Así que paramos la
logística y el desarrollo tecnológico. Dijimos: vamos a centrarnos los tres en
hablar con los proveedores. Uno se encargaba de conseguir contactos y dos en
hablar con esos contactos. Y nos marcamos otro mes. Al siguiente mes cerramos
un acuerdo con un proveedor y ese primer proveedor ya nos dio muchas pistas de
cómo íbamos a tener que ir a hablar con los siguientes. A partir de ese momento
nos pusimos a construir el negocio de verdad”, explica Jaume Riutard,
cofundador de Materialesdefabrica.com
“Cuando arrancamos, al principio,
no sabíamos qué era lo que iba a resultar más difícil. Es lo que nos
encontramos a diario: las planificaciones que hacemos son muy malas. Es muy
difícil prever cómo van a ir las cosas. Por eso era tan importante para nosotros
salir a ver a los proveedores cuanto antes”, asegura Riutard.
“¿Cuál es el punto clave de tu
negocio? No hay una receta mágica, ni hay un timing genérico. El emprendedor
debe reflexionar y marcarse en una escala de tiempo cuáles deben ser los hitos
clave para que su proyecto pueda funcionar o no. Hay hitos de producto que
implican un desarrollo tecnológico o solucionar un requisito legal. Hay hitos
de negocio, como tener una oferta previa sólida antes de salir. Depende de cada
negocio”, plantea José Antonio de Miguel.
Cada negocio tiene una llave
diferente. En unos casos, son los proveedores los que tienen ese código de
acceso, como ocurre en el comercio electrónico (son ellos los que condicionan
al emprendedor: tiempos de envío, almacenaje, condiciones económicas).
En otros casos, es el canal a
través del que se va a distribuir (el canal establece cuál es el mínimo de
ventas a partir del cual les puede interesar el proyecto, cuál es el stock
mínimo de seguridad para poder empezar a funcionar, con qué márgenes mínimos
trabajan, cuál es la capacidad mínima de servicio que debemos garantizar).
Y, en otros, es un detalle legal
por el que hay que pasar (una certificación específica, un requisito legal).
Escribimos en este número sobre 2btube, una productora–agencia española de
representación de youtubers puesta en marcha por Bastien Manintveld y Fabienne
Fourquet, que necesitaba pasar por una certificación oficial de Google
(propietaria de Youtube) para poder operar. Sin su visto bueno, no había
negocio.
En el caso de una biotech, esa
llave está en cerrar una buena estrategia de patentes y propiedad intelectual
antes de dar un paso adelante.
El tamaño del local
En la restauración tiene que ver
con el tamaño del local. “Muchas veces la gente se mete en este sector sin
dimensionar bien el local. Asumen una serie de gastos sin saber cuál es la
capacidad real de producción del local. Piensa en un local pequeño, sin barra,
sin terraza. Al ser pequeño, necesita un tique medio muy alto para cubrir esos
gastos. Y si tiene un tique medio alto... a ver si la gente va a ir a tu local
y te va a pagar eso que tú quieres que te paguen. Tienes que ver si vas a ser
capaz de compensar esa expectativa”, advierte Alfonso Castellano, asesor de la
cadena NH, cocinero y socio del restaurante Rooster.
Si de lo que hablamos es de
aplicaciones, la clave está en la capacidad de hacerte visible a través de una
buena campaña de marketing. “Me hace mucha gracia. Muchas veces se habla de
conocer bien el mercado antes de salir, pero la realidad nos dice que al
mercado y a los clientes no les vamos a conocer hasta que no comencemos a
pelearnos con ellos. Es difícil detectar los puntos críticos de tu negocio
hasta que no sales a vender. Intuir comportamientos de compra en mercados
nuevos, además, es complicado”, apunta Julio Rodríguez, responsable de la red
de mentores de la Fundación madri+d.
“Marcas hitos de producto, pero
te olvidas de que también hay hitos de negocio: canal, proveedores...”
Y como no sabes cuáles son esas
llaves, se termina distorsionando tu planificación. ¿Recuerdas lo que le pasó a
Riutord? ¡Si hasta le ocurre al vivero de negocios online alemán Rocket
Internet, que asegura que en 100 días pone en marcha una startup y que en 200
días está operativa! Hablando con Manuel Arauco, responsable de Helpling.es,
una plataforma online para contratar personal de limpieza doméstica de este
vivero, sobre el lanzamiento del negocio en España, nos contaba que su llave
les llevó más tiempo del esperado.
“Uno de nuestros pilares es ofrecer
un sistema legal. Somos una plataforma de limpieza doméstica por Internet
legal. En otros países fue fácil, pero aquí fue un verdadero reto. La
legislación, para el modelo que nosotros queríamos implantar era bastante más
compleja de lo que había en otros países. Esto teníamos que haberlo conseguido
en menos tiempo. Necesitábamos contrastar que realmente había una viabilidad
legal para el modelo”, explica Arauco. Y eso que es la novena versión de la
empresa.
¿Y cuándo voy a ver a mi primer
cliente?
“El primer hito que planificaría
es: quiénes son mis clientes, cuáles son sus problemas. ¿Cuánto tiempo le
dedico? El más corto posible con el menor número de recursos posible. Cuando se
sobrepasa ese hito, se comienza a construir la solución (el producto o
servicio). Y ahí entra el famoso Producto Mínimo Viable, que no es otra cosa
que tener algo que mostrar a mis clientes: ojo, clientes que pueden soportar un
producto que todavía no está acabado. No se trata de quemar contactos. Si tengo
un cliente muy bueno, no debo ir a él como early adopter. Debo identificar
cuanto antes a quien le puedo enseñar lo que tengo para ir aprendiendo en el
proceso. A ver, si tienes una biotech está claro que esto no es posible”,
apunta De Miguel.
“La gente siempre te va a decir
que tu idea es muy buena... hasta que tienen que pagar. Por eso es importante
lanzar la mínima expresión de tu producto, una versión por la que, aunque no
sea escalable, la gente esté dispuesta a pagar por ella. Esto ya te va a
permitir pasar de la encuesta a que la gente pague y tu producto esté
mínimamente validado. Y a partir de ahí tienes que mantener el contacto con el
cliente. Es importante estar enfocado a cliente y a mercado”, advierte Enrique
Penichet, cofundador de la aceleradora de negocios Business Booster y socio de
la sociedad de capital riesgo Sinensis.
“Antes, un abogado se montaba su
gabinete cuando ya llevaba un tiempo trabajando para otros y ya sabía que
cuando abriera la puerta se iba a llevar clientes. Con esto, tres cuartos de lo
mismo: cuando ya sabes que tienes unos clientes y ya estás midiendo, entonces
puedes ir perfeccionando y haciéndolo más escalable”, pone como ejemplo
Penichet.
Está claro que esto no es posible
en cualquier sector. Piensa otra vez en un restaurante. Durante tu estudio de
mercado para determinar la ubicación, después de seleccionar un local, con un
tamaño que lo haga rentable y que te puedas permitir pagar (piensa que firmas
contratos de alquiler a siete años vista), puedes hablar con clientes
potenciales, enseñarles un boceto de menú del día, te pueden hablar sobre la
oferta actual desde su punto de vista, pero de ahí a ser la realidad con la que
te encontrarás...
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