Ciudades inteligentes, el secreto para el
desarrollo de América Latina
Forbes - martes, 14 de julio de 2015
En América Latina, 80% de la población vive en
las ciudades. Las urbes representan grandes desafíos en el desarrollo del
espacio urbano, sobre todo potenciar las habilidades del capital humano, la
competitividad, la sustentabilidad medioambiental, el clima de negocios, la
inversión y el empleo.
Las grandes ciudades del Caribe que aglutinan
exponencialmente construcciones verticales, como Santo Domingo —con cerca de
cuatro millones de habitantes— o Santiago —que sobrepasa el millón y medio—,
exigen mecanismos de sostenibilidad e inclusión social para la ciudadanía, ya
que el impacto en el paisaje es evidente. En Santo Domingo Este, la Ciudad Juan
Bosch levantará en su primera etapa 10,000 viviendas en dos años, al precio
promedio de 1 millón de pesos de República Dominicana (a un tipo de cambio de
45 pesos de RD por dólar) cada una. En el Distrito Nacional, por ejemplo,
algunos sectores que preliminarmente se concibieron en su concepto sociológico
y urbanístico, del tipo “ciudades jardín” como Evaristo Morales, Piantini y
Naco, se han cubierto con un tupido manto de grandes torres de apartamentos que
dibujan un nuevo skyline con silueta, cuerpo y forma diferentes.
Smartcitizens vs. smartcities
En el marco de la XXIII Cumbre Iberoamericana,
con el objetivo de impulsar la innovación ciudadana (IC) para alcanzar una
mayor inclusión social, se destacó la participación activa de ciudadanos en
iniciativas que busquen transformar la realidad social, a fin de alcanzar una
mayor conexión gobierno-ciudadano, en un mecanismo de creación proactivo desde
abajo hacia arriba (bottom-up).
El proceso #SmartcitizensCC surgió a raíz de la
exposición Smartcitizens que la oficina de innovación urbana, Paisaje
Transversal, comisarió en Madrid hace poco más de un año. Se partía de una
premisa clara: no hay ciudades inteligentes sin ciudadanía inteligente.
“Queríamos plantear una visión y reflexión alternativa al discurso oficial de
las smartcities (ciudades inteligentes), entendiendo que la tecnología es un
instrumento para la transformación social y urbana que permite mejorar la calidad
de vida en las ciudades, desde y para la ciudadanía. Consideramos que un huerto
urbano es tan inteligente como un smartphone, en tanto espacio de relación,
colaboración y transformación colectiva de la ciudad”, explica Jon Aguirre
Such, arquitecto y miembro fundador de Paisaje Transversal.
Bajo estas premisas reunieron 53 iniciativas
nacionales e internacionales divididas en cuatro grandes categorías en función
del papel que la ciudadanía jugaba en ellas: sensor, emprendedor, decisor e
informador. “Es el escaparate que está explicando cómo funcionan algunos
proyectos”, señala Bernardo Gutiérrez, fundador de agencia de innovación
ciudadana Futura Media y partícipe en el proyecto.
Incluyeron desde proyectos meramente digitales
como la plataforma de microfinanciación colectiva (crowdfunding) Goteo o
plataformas para plantear propuestas ciudadanas como la española Ziudad o
Datea en Perú. “Dado que somos una oficina de innovación urbana, entendimos que
la muestra tendría que ir más allá y que debía insertarse en las lógicas de la
cultura libre y la transformación urbana, por lo que el primer paso fue abrir
el código de la exposición y la dotamos de una licencia copyleft para que
cualquier persona o grupo pudiera replicarla en otros espacios como ha ocurrido
en Madrid, Sevilla y Valencia”, señala Jon Aguirre.
Las redes sociales y una gestión colaborativa
entre usuarios como el CRTweet, los Hangouts de G+ o Rebel Mouse han servido
para que personas y colectivos de diferentes partes del mundo hablen y
compartan conocimientos entorno a temáticas comunes. “Hemos realizado
hangouts sobre la inteligencia colectiva en el mundo rural con gente de
República Dominicana, Brasil, México, Francia…; sobre cooperación internacional
con conexiones desde Haití, Madrid o Angola. También hemos hecho uno sobre el
espacio público entre Sao Paulo y Madrid. La idea es generar el aprendizaje
colectivo y en red que facilite el intercambio de protocolos y herramientas.
Conocer lo que se está haciendo en diversas partes del mundo y conectarlo”,
subraya Aguirre.
Smartcitizens en Latam
El proceso #SmartcitizensCC ha generado
interés en Brasil, Colombia y México, en donde se ha gestado el proyecto
#SmartcitizensMX en Veracruz; unos talleres para plantear el desarrollo de una
comunidad en torno a la Biblioteca Digital de esa ciudad. “Tuvimos una buena
acogida a través de Telmex, con quien colaboramos para desarrollar
#SmarticitizensMX y posteriormente nos involucraron para desarrollar los
talleres #DigitalMX en el evento Aldea Digital del Zócalo de Ciudad de México,
en los que se elaboraron cartografías digitales ciudadanas sobre problemáticas
de la ciudad”, explica el arquitecto.
El laboratorio de Innovación Ciudadana en
Veracruz explora maneras en las que potenciar infraestructuras abiertas para
la movilidad, gestión y consumo de energía, redes ciudadanas de
telecomunicaciones, redes alternativas de información y el diseño inclusivo de
los entornos urbanos. En definitiva, la ciudad como un espacio abierto a todas las
personas que lo habitan. “Consideramos que en Latinoamérica existe una
conciencia positiva con relación a entender a la ciudadanía como agente de
cambio y la necesidad de reinventar el espacio público. Lo que pasa es que
está resultando difícil concretar colaboraciones en los países de Latinoamérica
para desarrollar procesos que pongan en valor esa situación y nos permitan
implementar estrategias de intervención en el espacio público basadas en los
aprendizajes del #SmartcitizensCC”, afirma Aguirre Such.
“Siempre es una ecuación delicada. Si el
sector privado tiene un verdadero interés en incentivar o legitimar las
prácticas de lo común y las iniciativas que potencian la inteligencia
ciudadana, podríamos dialogar. Lo que ocurre es que la mayoría de las marcas
apenas piensan en viejos modelos de “responsabilidad social” y acaban
capitalizando el capital social de las iniciativas”, apunta Bernardo Gutiérrez.
¿Ciudadanos inteligentes en República
Dominicana?
En República Dominicana el mundo rural tiene
una gran importancia. De hecho, según el Banco Interamericano de Desarrollo,
las exportaciones en 2014 fueron de las más activas de la región por delante de
Argentina y Perú. “Tal y como vimos en el hangout sobre inteligencia en el
mundo rural que hicimos, en este tipo de entornos la inteligencia colectiva y
las prácticas inteligentes son más habituales. Son entornos en los que la
ciudadanía y las comunidades están más acostumbradas a colaborar”, señala Aguirre.
También se está apostando por las grandes
infraestructuras y las nuevas tecnologías, en las que es crucial el rol de las
empresas públicas y privadas, tanto grandes como pequeñas y medianas (pymes).
Pueden colaborar con los ciudadanos y gobiernos en el impulso de la IC, más
allá de la responsabilidad social empresarial (RSE) hacia una etapa de
sustentabilidad corporativa basada en los shared value, donde aporten en una
posición de reciprocidad con la comunidad la creación de laboratorios
ciudadanos, HUBS, incubadoras sociales, entre otros. Las empresas pueden
integrar las iniciativas ciudadanas en sus esquemas empresariales y su labor se
enriquece con las aportaciones sociales. “Smartcitizens hay en todos los
lados, es cuestión de buscarlos y hacerlo desde el prisma adecuado. En este
sentido, nos interesa el empoderamiento de la gente en tanto que se organizan
de manera colectiva para dar respuesta a problemáticas comunes de manera
creativa utilizando diversos tipos de tecnología. Muchas veces las comunidades
de smartcitizens nacen para solventar carencias de su entorno o también para
generar nuevas oportunidades. Las comunidades smartcitizens potencian la
capacitación de sus integrantes y permiten resolver problemas de manera
coordinada y horizontal”, enfatiza Jon Aguirre Such.
“Creo que normalmente nos obsesionamos
demasiado con lo cuantitativo y damos poca importancia a lo cualitativo. El
caso de Smartcitizens es claramente una apuesta por lo micro, por la conexión
de red, por el empoderamiento, por visibilizar procesos y proyectos de calidad
e interés. Yo acostumbro a decir que comunicar en la era de la red es mucho más
que eso: es conectar, es trabajar en red. Visibilizar tantas iniciativas como
hace SmartCitizens es conectar y apostar por procesos compartidos que desbordan
las lógicas de marca, incluso de la política pública. Esa conexión y trabajo en
red es un laboratorio de la política de lo común, que es un poco el nuevo
camino deseable de la política pública”, enfatiza el periodista Bernardo
Gutiérrez.
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