¿Cuál es el secreto para tener éxito al
invertir en bolsa? La bróker centenaria de Wall Street responde
Bolsamanía - julio de 2025
Irene
Bergman es una leyenda en Wall Street. La casi centenaria corredora de bolsa,
que todavía hoy sigue asesorando a inversores en la Bolsa de Nueva York, ha
hablado de su fructífera carrera profesional y ha dado algunos consejos a los
nuevos brokers para que tengan éxito. Lo principal, dice, es no hacer
estupideces.
Bergman, de 99 años, es asesora financiera en
la firma Stralem Co, donde trabaja desde 1973 y para ella, tal y como recoge El
País, es un honor ser una de las profesionales más longevas en actividad, y más
teniendo en cuenta que se trata de un sector dominado por hombres.Bergman, de
99 años, es asesora financiera en la firma Stralem Co, donde trabaja desde
1973.
Para homenajearla por su cumpleaños, que será
el próximo domingo 2 de agosto, la broker ha sido invitada a tocar la campana
que abrirá una sesión en Wall Street, aunque la fecha aún no ha sido fijada. Se
convertirá así en una de las personas de más edad en hacerlo: "Es un honor
que nunca hubiera esperado".A su juicio, aunque muchos inversores se
obsesionan actualmente con obtener ganancias rápidas, ella cree que es mejor
esperar como mínimo tres años, o incluso más, antes de evaluar las
participaciones en empresas. No obstante, se muestra abierta a cambiar su
teoría y dice que si una investigación a fondo recomienda un cambio de cartera,
hay que tener valor y realizar los cambios propicios.
VISIÓN RETROSPECTIVA
Bergman asegura que "cuanto más tiempo se
lleva en el negocio, más pesimista se vuelve uno", tras lo que añade ahora
las acciones son demasiado caras. No obstante, presume de poder tener una
visión retrispectiva sobre lo ocurrido: "También puedo volverme alcista ya
que, cuando miro una acción, puedo imaginarme dónde estaba hace 40
años"."Ahora todo es mucho más competitivo, hay muchos más puñales
escondidos""Ahora todo es mucho más competitivo, hay muchos más
puñales escondidos", indica la centenaria bróker, que no obstante reconoce
que y recurre a sus colegas en Stralem, incluido el presidente Hirschel
Abelson, cuando necesita realizar una investigación sobre determinados títulos
y valores.
UNA MUJER EN UN MUNDO DE HOMBRES
Irene Bergman tuvo claro desde pequeña a qué se
quería dedicar. Su padre trabajaba en banca privada en la Bolsa de Berlín, algo
que a ella le gustaba y le llamaba la atención. Fue la primera mujer en
alcanzar un puesto en ese mercado, aunque su carrera se truncó después de que
los nazis expulsaran a su familia judía primero de Alemania y luego de
Holanda.Finalmente, se instalaron en Estados Unidos y en 1942 Bergman empezó a
trabajar como secretaria en un banco. Quince años más tarde se incorporó a
Hallgarten Co., una firma de la bolsa de Nueva York.
"Las mujeres no eran muy populares en Wall
Street", recuerda.Tras ello trabajó para Loeb Rhoades Co. y en 1973 entró
en Stralem, donde ha desarrollado gran parte de su carrera. "Fue el primer
lugar donde me trataron como una igual". Actualmente en Stralem tiene a su
cargo activos por casi 2.000 millones de dólares y maneja una estrategia
centrada en identificar acciones "de primera" y "baratas".
También administra dinero para entidades y cuentas individuales, de las cuales
11 son suyas, y forma parte del comité de inversiones de la firma.
SUS CONSEJOS, MUY VALORADOSA
Bergman la experiencia de la posguerra de su
familia le influye, y mucho, a la hora de aconsejar a los inversores. A su
familia le costó una década recuperar su fortuna tras la llegada a Nueva York,
ya que había sido congelada por las autoridades estadounidenses y holandesas, y
es por ello que insiste en la importancia de salvaguardar los fondos.En Starlem
"fue el primer lugar donde me trataron como una igual".
En su opinión, un punto positivo para los
inversores de hoy es la capacidad de vender grandes bloques de acciones
rápidamente. Hace años, dice, habría llevado a Stralem una semana ejecutar una
orden grande y ahora se tarda horas o días. Sin embargo, señala que la
velocidad tiene "grandes desventajas". En algunas ocasiones,
"las personas comercian con lo que no deben y hacen las cosas demasiado
rápido".Su cautela se ha traducido en una cartera de clientes leales.
Según Philippe Labaune, jefe de operaciones de Stralem, en casi 20 años en la
empresa nunca la ha visto perder una cuenta. Sólo se cancelaron algunas cuando
sus dueños murieron.
"En este negocio se tiene que conseguir la
confianza de los clientes", dice Bergman. "No se trata de tener
clientes durante tres semanas, tienen por lo menos que quedarse tres años. Se
necesita ese tiempo para saber si estás haciendo un buen trabajo".Aunque
hay una inversión que sí dejó escapar: Apple. "Me perdí de Apple
totalmente", reconoce. "Apple fue demasiado para mí". Lo que la
lleva a dar otro consejo: tome sus propias decisiones. "Siempre me gusta
hacer lo que quiero hacer, y así será culpa mía", dice. "No puedo
culpar a nadie más".
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