¿Por qué los europeos no pueden decir NO al
euro?
Forbes -
lunes, 20 de julio de 2015
¿Por qué países con buen crecimiento económico
que aún no adoptan el euro como moneda querrían entrar a la Unión Europea en medio
de tantos problemas económicos y financieros? Al parecer, no tienen
alternativa, ya que los factores políticos pesan más que los económicos: el
aislamiento los haría ‘presa’ fácil de Rusia.
Las dificultades en las que se ha visto Grecia,
que incluso pusieron sobre la mesa la posibilidad de su salida de la eurozona,
revivieron la discusión sobre si una moneda regional única es un proyecto
sustentable.
Los partidos radicales alemanes, por su parte,
han sugerido la idea de que sea Alemania la primera nación en abandonar al
euro. Sin embargo, analistas consultados por Forbes México coinciden en que
existen factores políticos que impiden que un país se maneje como autónomo
(económicamente) si pertenece a la Unión Europea, incluso si aún no ha adoptado
al euro como moneda.
La Unión Europea se compone de 28 países. De
acuerdo con los lineamientos de este modelo de organización internacional, la
totalidad de las naciones deberá adoptar el euro como moneda una vez que
completen los criterios establecidos en 1991 en los Tratados de Maastricht.
Esta característica excluye a Inglaterra y Dinamarca, que tienen un acuerdo
para no adherirse.
Desde el punto de vista práctico, la Unión
Monetaria Europea significa la coordinación de las políticas económicas de los
Estados miembros, la coordinación de las políticas fiscales -especialmente
límites máximos a la deuda y el déficit públicos-, una política monetaria
independiente aplicada por el Banco Central Europeo (BCE), una moneda única y
la zona del euro.
Todo podría marchar según lo planeado de no ser
porque la crisis financiera internacional se convirtió rápidamente en una
crisis de deuda en Europa. Muchas de las naciones pertenecientes a la Comunidad
Europea evidenciaron niveles de deuda pública por encima de lo permitido,
incluidas las que ya habían adoptado al euro.
Grecia, Chipre, España, Portugal, Irlanda e
Italia son los ejemplos más representativos de lo que Europa quería evitar en
materia de manejo de política económica y fiscal.
¿Sin alternativa?
En el primer trimestre de 2015, el PIB de
Hungría creció 3.3% a tasa anual; por su parte, el PIB per cápita creció más de
7% a tasa anual. En el caso de República Checa, la variación del PIB fue de
4.2%, mientras el PIB per cápita aumentó casi 10% a tasa anual. Ambas naciones
reportan un crecimiento al menos tres veces mayor al de Europa en conjunto, que
durante el primer trimestre reportó apenas 1% a tasa anual, con un avance per
cápita de sólo 3.7%.
En este escenario, ¿por qué adoptar al euro si
parece haber generado problemas de autonomía en las naciones en dificultades?
De acuerdo con Gabriel Holland, director de la consultoría HR Global, los
factores políticos son los que tienen más peso en la decisión.
“La Unión Europea busca una integración
completa. Los países del continente europeo deben elegir entre la integración o
el aislamiento. La decisión es política, pues el ‘aislamiento’ implicaría más
bien incorporarse a la alianza que Rusia está tratando de tejer con Asia”,
considera el especialista.
En opinión de Carlos Brown, internacionalista y
consultor independiente, las naciones como República Checa y Hungría, que
presentan crecimientos más acelerados, encontrarían pocos motivos para cambiar
de moneda, aunque ya presentan una fuerte influencia del euro en sus procesos.
“En las economías de servicios no es tan
visible el beneficio del euro en materia de comercio exterior, pues no dependen
de factores de producción. En este caso implica un reto más bien de mantener
sueldos deprimidos, como en el caso de Islandia”, explica.
Las ventajas de ser parte
La unión económica y monetaria constituye una
etapa avanzada del proceso de integración económica, que consta de seis etapas.
Cada una aporta un beneficio a los países miembros:
La Unión Europea se creó en 1958 con el
objetivo de tener una unión aduanera y un mercado común para la agricultura.
Posteriormente, el objetivo se amplió para abarcar los bienes y servicios
dentro del mercado único, que ya se había realizado en gran medida en 1993.
Actualmente, la Unión Europea se encuentra en la quinta etapa del proceso.
El futuro (y sus amenazas)
El fin último de la Unión Europea es generar
una comunidad integrada económica y socialmente, sin fronteras, sin ciudadanos
de primera o de segunda. Sin embargo, el objetivo luce lejano, según la
apreciación de Gabriel Holland.
“Las principales dificultades en este momento
en Europa no son económicas; son políticas. Una unión internacional es un
principio ideal en muchos contextos, pero la política genera intereses
particulares, y es ahí donde surge el conflicto. La mayor amenaza para la
prevalencia del euro es la falta de coordinación política que genera decisiones
económicas diferentes a lo que establecen los compromisos comunes”, dice el economista.
Incluso, Brown y Holland advierten que el
capítulo de Grecia podría ser sólo el inicio de una serie de fricciones
políticas ante el avance de partidos radicales, lo cual genera tensión también
en el frente económico.
El euro presenta, así, un carácter más de
supervivencia que de integración, lo cual también implica riesgos en
volatilidad, advierten Mónica Defend y Andrea Brasili, investigadoras de
Activos Financieros para Pioneer Investments, en un documento de análisis
“Tener un acuerdo en Grecia es bueno para la
eurozona, pero ha dejado claros los límites de la soberanía exclusiva de un
país en el contexto de la UE. Esto podría ser considerado como un paso hacia
una mayor integración europea, pero debe estar seguido por medidas más
sustanciales para reforzar la unión. Hemos visto que la zona euro lucha para
hacer frente al problema griego aparentemente sin fin, pero al final, la
voluntad de mantener la zona euro en conjunto ha prevalecido, por ahora.”
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