El aeropuerto del futuro ya está con nosotros
The Wall Street Journal. julio
de 2015
Como un buen maître, el aeropuerto del futuro
lo reconocerá, lo saludará por su nombre y sabrá exactamente adónde llevarlo.
Aeropuertos en distintas partes del mundo
avanzan en esta dirección. En el Aeropuerto Gatwick de Londres, balizas de
localización lo identifican a través de su smartphone y le indican cómo llegar
a su puerta de embarque, al estilo de un GPS, señalando por el camino lugares
de comida y tiendas. En Düsseldorf, Alemania, robots estacionan su auto cuando
parte o lo llevan de vuelta a la acera cuando aterriza, vinculando su
itinerario con la placa del vehículo. Investigadores están desarrollando robots
capaces de despachar las maletas y devolverlas a los pasajeros minutos después
del aterrizaje.
Sistemas de reconocimiento facial agilizan su
paso por los controles de pasaporte, como ocurre en el Aeropuerto Internacional
Dulles, cerca de Washington. Algunos aeropuertos utilizan sistemas de
reconocimiento facial para seguir sus movimientos en las terminales. Las
puertas de embarque en algunos aeropuertos están automatizadas con puertas que
se abren como un molinete de metro cuando el pasajero escanea su tarjeta de
embarque o muestra su reloj inteligente.
En las estaciones áreas del futuro, las señales
direccionales estarán sólo de respaldo. Los quioscos de registro estarán
escondidos en un rincón. Los agentes humanos quizás sean más innecesarios que
nunca.
La idea es reducir costos, acelerar los viajes
y hacer los aeropuertos más agradables. En teoría, los viajeros estarán más
relajados, con tiempo para trabajar, comprar o disfrutar de entretenimiento, ya
que el aeropuerto hará el seguimiento de su tiempo y localización y les dirá
dónde tienen que estar. Los viajeros tendrán que preocuparse menos si se
sientan en un buen restaurante cuando un vuelo esté retrasado, en vez de
acampar en la puerta de embarque.
El aeropuerto “se vuelve divertido otra vez”,
dice Terry Hartmann, vicepresidente de transporte y aplicaciones de industria
de Unisys Corp., que desarrolla la tecnología de algunas de las nuevas funcionalidades
de los aeropuertos. “Sientes que sabes lo que está pasando, interactúas con el
entorno y viajar es una experiencia agradable”.
Por supuesto, los aviones aún tendrán asientos
apretados y las aerolíneas aún llegarán habitualmente tarde. Sin embargo, los
viajeros no tendrán que llegar 90 minutos antes de su vuelo si saben que las
filas y caminatas son cortas. Aquellos preocupados de que el aeropuerto sea
demasiado invasivo podrán optar por apagar su conexión de Bluetooth.
En junio, Unisys anunció que había completado
la fase de pruebas iniciales de un sistema de reconocimiento facial en Dulles
para ayudar a la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos a
identificar a impostores que intentan entrar al país. Los nuevos pasaportes tienen
un chip incrustado con información, incluida tu foto. Los sistemas de
reconocimiento facial, también en uso en el Reino Unido, Portugal, Australia,
Nueva Zelanda, Alemania y otros países, comparan la cara del viajero con el
pasaporte y le asignan una puntuación. Si la nota es suficientemente alta, el
agente de control de pasaportes puede estar más seguro de la identidad del
viajero que con el sistema actual de ojear a las personas que entran al país.
“Asegurarse manualmente de que la persona
enfrente tuyo es la misma que la persona en una foto de hace cinco años es
difícil”, explica Hartmann.
En Gatwick, sistemas estiman las filas en
tiempo real en puntos de seguridad e inmigración. Algunos países tienen puntos
de control de fronteras donde el sistema de reconocimiento facial
automáticamente deja pasar a las personas al país sin ver a un agente. En
EE.UU. no han llegado tan lejos, en parte porque no hay suficientes viajeros
que tengan un chip en su pasaporte.
El Aeropuerto Internacional de San Francisco
tiene 350 balizas de localización instaladas en la Terminal 2 y está probando
una aplicación que puede dar indicaciones auditivas a pasajeros con
dificultades visuales. American Airlines se ha apuntado al lanzamiento de
balizas para ayudar a pasajeros a encontrar su camino, empezando por el
Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth.
Las salas de espera de Virgin Atlantic en
Londres y de Cathay Pacific en San Francisco tienen balizas que pueden reconocer
a miembros cuando entran por la puerta y ofrecer información como cartas de
comida y bebida. El Aeropuerto Internacional de Miami está haciendo pruebas
limitadas. Un potencial uso es monitorear cuando alguien entra en el área de
cintas de equipaje y cuando sale, para ver cuánto tiempo han esperado por sus
maletas.
Para 2018, 44% de las aerolíneas de todo el
mundo planean usar balizas, frente a 9% de ellas que han experimentado con la
tecnología hasta ahora, según una encuesta realizada este año por SITA, una
empresa de información y comunicación de aviación. Con sede en Ginebra, SITA es
propiedad de un consorcio de 430 compañías de transporte aéreo y desarrolla
tecnología para la industria.
En Alemania, el aeropuerto de Düsseldorf está
creciendo en tráfico de pasajeros, pero no tiene terreno para expandir el
estacionamiento. La respuesta: un robot que estaciona los vehículos.
Según la página web del aeropuerto, los
viajeros hacen una reservación e ingresan información de su vuelo. Luego
conducen a un lugar predeterminado en el garaje y cierran su auto. El sistema
lee la placa y decide dónde estacionará el vehículo. Un robot apodado Ray, que
parece una gigantesca grúa horquilla, levanta el auto por las ruedas y lo
mueve. Por la noche, los robots vuelven a mover los vehículos de modo que sea
fácil acceder a los que serán devueltos al día siguiente. El sistema monitorea
si los vuelos de los pasajeros están retrasados o cancelados y tiene los autos
listos cuando llegan los viajeros.
Los robots han estado operativos por casi un
año y han aumentado la capacidad del estacionamiento en 32%, dice el director
gerente de SITA, Christian Jahncke, que supervisa este proyecto. El sistema ha
provocado sólo una pequeña abolladura en uno de los 40.000 vehículos que ha
llevado. Hay un problema: a veces, el robot hace que se active la alarma
antirrobo de los autos. Tras un tiempo, el ruido cesa.
“Los autos de alta calidad dejan a la vista su
sensibilidad al ser levantados”, señala Jahncke.
El estacionamiento cubierto con robot cuesta 29
euros (unos US$32) al día, frente a 24,50 euros de un estacionamiento premium a
la misma distancia de la terminal del aeropuerto pero sin el servicio de valet.
Cada robot cuesta US$250.000 y Düsseldorf
utiliza tres por ahora. En total, el aeropuerto ha gastado US$1 millón, mucho
menos que el costo de construir un nuevo garaje, afirma Jahncke.
SITA estudia cómo hacer que un robot despache
maletas, dice Jim Peters, director de tecnología de la empresa. Los pasajeros
pondrían las etiquetas en su equipaje o tendrían etiquetas de uso permanente
que identifiquen sus valijas. Los robots recogerían las maletas y quizás
incluso las entreguen a los pasajeros, para hacer el proceso más rápido y
reducir costos de mano de obra.
“Gestionar su equipaje y no hacerlo difícil
para el pasajero es parte del aeropuerto del futuro”, asevera Peters. El número
de aerolíneas que ofrecen autoetiquetado de maletas, pero sin robots, ha
aumentado de 9% el año pasado a 17%. Se prevé que aumente a 74% de las aerolíneas
para 2018, según la encuesta de tecnología de SITA.
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