Donde la filosofía se encuentra con la
tecnología
BBC Mundo - domingo, 30 de noviembre de
2014
Algo realmente importante le está ocurriendo a
lo que somos y a cómo nos relacionamos, así como al ambiente que habitamos. Y
se trata de un profundo cambio que no ocurre muy a menudo.
Eso es lo que señala el filósofo italiano
conocido por su trabajo pionero en la filosofía y ética de la información
Luciano Floridi, quien intenta examinar la perspectiva de esta nueva realidad a
largo plazo.
Y a esa realidad hay quienes la llaman
infoesfera (información + esfera), un neologismo que utilizó el crítico de libros
de la revista Time en 1971, al explicar que "así como un pez no puede
conceptualizar el agua o las aves, el aire, el hombre apenas entiende su
infoesfera, esa envolvente capa de esmog electrónico y tipográfico compuesto de
clichés del periodismo, entretenimiento, publicidad y gobierno".
Más tarde, el escritor y futurista
estadounidense Alvin Toffler la usó en su libro "La Tercera Ola" en
el que escribió: "Lo que es inevitablemente claro, no importa qué elijamos
creer, es que estamos alterando nuestra infoesfera fundamentalmente (...)
estamos añadiendo un nuevo estrato de comunicación al sistema social".
"La emergente infoesfera de la Tercera Ola
hace que la de la era de la Segunda Ola -dominada por sus medios de
comunicación masivos, la oficina de correos, y el teléfono- parezca totalmente
primitiva en contraste".
Colapso del costo del poder
Floridi trabaja en el Instituto de Internet de
la Universidad de Oxford, acaba de escribir un libro llamado "La 4ª
revolución: cómo la infosfera está remodelando la realidad humana".
Lo que lo hace notable es la manera en la que
amplía el horizonte de la alta tecnología.
Aplica grandes y quizás intemporales
pensamientos a algo que a menudo se discute meramente como un cambio
desconcertante.
Al principio del libro toma un diagrama del
Proyecto Hamilton del Brookings Institution, el centro de investigación
estadounidense, que demuestra cuán dramáticamente ha caído el costo del poder
de computación en los últimos 70 años.
Las primeras computadoras no tenían tanto poder
de procesamiento.
El gráfico utiliza la medida estándar de
desempeño de los computadores: Mips, millones de instrucciones por segundo.
El iPad2 de 2010 (que ya es viejo) trabajaba a
1.600 Mips.
El mismo poder de computación en los años 50
habría costado US$100 billones, si hubiera sido posible conectar la cantidad
suficiente de maquinas para procesar tal cantidad de instrucciones. ¿El costo
del iPad2 en 2010? US$600.
Esa disminución de precio extraordinaria es la
otra cara del famoso mapa de ruta para la industria de los semiconductores
producido hace 40 por Gordon Moore de Intel, la compañía pionera y dominante en
la evolución de los chips de silicio de las computadoras personales.
Gordon Moore señaló en ese entonces que gracias
a los refinamientos en la fabricación, el poder de computación de cada chip se
doblaría cada dos años. Eso sigue ocurriendo. Ese fenómeno provee la fuerza
motivadora de una revolución social e industrial continua.
Lecciones de la historia
La cuestión fundamental que se plantea el libro
de Floridi es: ¿qué estamos haciendo con todo este poder de computadores
personales y corporativos? Y ¿qué nos está haciendo?
Es un gran tema. En el mundo del profesor, la
historia misma es sinónimo de la Era de la Información.
Ya no nos relacionamos con la información sino
que dependemos cada vez más de ella.
Eso empezó hace mucho tiempo, con la invención
de la escritura en Mesopotamia, alrededor de 5.200 aC. Desde ese momento hubo
sistemas que podían registrar eventos para uso futuro.
Eso significó que era posible que las lecciones
aprendidas por una generación pasaran más fácilmente a la siguiente. Ese fue el
principio de la Era de la Información. Lo que pasó en Mesopotamia y la ciudad
de Ur nos llevó de la prehistoria a la historia.
Pero –dice Floridi- estamos entrando ahora en
la tercera edad del desarrollo humano. Estamos pasando de ser seres
relacionados con la información a seres dependientes de la tecnología de la información
y comunicación.
Hemos entrado en la infoesfera.
Grandes interrogantes
Naturalmente, al entrar a una nueva etapa
surgen grandes interrogantes pero, ¿realmente deberíamos recurrir a un filósofo
para resolverlos?
Para Floridi, sí.
Necesitamos que la filosofía tenga una mejor
comprensión de la naturaleza de la información misma.
Necesitamos que la anticipe y que conduzca el
impacto ético de las tecnologías de la información y comunicaciones en nosotros
y nuestro ambiente.
Necesitamos que mejore la dinámica económica,
social y política de la información.
Y necesitamos que la filosofía desarrolle el
marco intelectual correcto para ayudarnos a darle significado y entender
nuestra nueva situación.
"Necesitamos una filosofía de la
información como la filosofía de nuestra época para nuestra época", opina.
Esto puede sonar presuntuoso, pero es una forma
muy elegante de llamar la atención a cuán diferente va a ser el siglo XXI. Y
cuán impredecible.
Las sociedades avanzadas se están volviendo más
y más dependientes de las tecnologías de información y comunicaciones. El poder
de las computadoras seguirá bajando de precio, y la cantidad de datos va a
alcanzar cantidades impensables.
En medio de todo ese cambio, hay uno o dos
límites familiares, dice Floridi: el tiempo (la velocidad de las
comunicaciones) y el espacio (la necesidad de más y más capacidad de
almacenamiento para toda esa información). Ambos están rezagados.
El profesor pone esta nueva situación histórica
bajo el escrutinio de la filosofía.
Es demasiado temprano para sacar conclusiones
sobre la dirección en la que nos está llevando la nueva conectividad en el
ciberespacio.
Pero este libro plantea preguntas que
deberíamos estarnos haciendo, para bien o para mal.
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