Mi jefe ‘me mueve’
América
Economía - sábado, 22 de noviembre de 2014
Todos
podemos estar de acuerdo en que es muy distinto un jefe de un líder. Donde
seguramente no hay consenso es respecto de cuál es el atributo principal de un
líder. Son, pues, muchas las tesis: su capacidad de definir estrategias, la
pasión por el trabajo, su orientación a resultados, la ética en el actuar, su
simpatía personal, su autenticidad, la genuina preocupación por cada miembro de
su equipo, entre muchas otras. En lo personal soy un convencido de que la más
importante es su capacidad para inspirar, aunque la veremos íntimamente ligada
a otras condiciones para que la inspiración tenga consistencia y perdure en el
tiempo.
Inspirar es “iluminar el entendimiento de
alguien y mover su voluntad”, indica de modo casi literario una de las
acepciones que entrega la Real Academia. Pero ¿cómo podemos prender ese fuego
que nos permita ejercer una influencia positiva en las personas?
La felicidad como base
¿Puedes imaginar a un líder triste? La tristeza
no inspira a nadie; solo puede acarrear compasión o lástima. La compañía en la
que trabajo aspira a que cada colaborador sea feliz, no haciendo lo que uno
quiere, sino queriendo lo que uno hace.
Claro que la felicidad no puede ser un estado
permanente, en caso contrario, como interpretaba Freund, tendríamos que ser
idiotas. Nadie puede mantener un ‘vuelo’ inacabable sin que esté actuando. Pero
la felicidad sí es una actitud, y su búsqueda con proactividad y determinación
lleva a inspirar.
Sin embargo no podemos confundir felicidad con
risa. Es cierto que la risa generada de forma espontánea es saludable, puede
ayudar a estrechar lazos, rompe barreras y genera simpatías, pero si esta
proviene de la burla o del bullying hacia un integrante del equipo merma la
autoestima y mata la motivación del aludido. Y ello perjudica al líder, pues
nadie se fía de quien habla mal, salvo que ese hablar sea afectuoso y tenga un
trasfondo positivo. Sam Walton decía que los líderes excepcionales se esfuerzan
por elevar la autoestima de su personal, y el personal motivado, que cree en sí
mismo, puede llegar a conseguir resultados increíbles. La motivación en el
ámbito laboral se confunde con felicidad. En realidad las acciones del líder
deben buscar activar la energía de los demás para conseguir compromiso, y altos
niveles de esfuerzo y rendimiento.
Iluminar el entendimiento
La emoción es un recurso potente para inspirar,
y esta muchas veces se logra a través de la comunicación directa, con fuerza y
contenido. Sin embargo la emoción, por fuerte que sea, es pasajera. El líder
debe tomar la emoción como un interruptor que encienda la hidroeléctrica, pero
para que permanezca encendida son los principios del líder los que al final sustentarán
la inspiración. Iluminar el entendimiento es transparentar los principios en
los que se asienta el liderazgo.
¿Qué sustenta
la inspiración?
Considero entre los atributos más importantes
los siguientes:
• Integridad y honestidad
• Visión y objetivos claros
• Ser consecuentes (hacer lo que decimos)
• Conocimiento de su gente (no categorizar)
• Dar feedback oportuno, objetivo y
constructivo
• Concentrarse en las virtudes tanto como en
las oportunidades de mejora
• Fijar retos (sacar lo mejor de uno)
• Ser un ‘team player’
• Reconocer el buen trabajo realizado
En suma, la capacidad de inspirar es
característica esencial de todo líder. Pero esta puede ser muy efímera si no se
cumple con ciertos principios, cuya falta generará la certeza del envase vacío,
de que las ‘especificaciones’ de la etiqueta son falsas o inexistentes. Cuando
la contradicción se evidencie, la desconfianza será lo primero que asome. Luego
revertir alguna certeza en los dirigidos será mucho más difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario