Las diez frases que nunca dicen
las personas que tienen mucho éxito
El Confidencial - sábado, 15
de noviembre de 2014
¿Qué es más importante, aquello
que decimos, o aquello que no decimos? La mayor parte de artículos sobre
líderes reproducen sus brillantes palabras. Al fin y al cabo, es más sencillo
centrarse en los grandes discursos de la historia, en las sentencias célebres y
en las palabras elocuentes, que en los silencios sepulcrales. No obstante, el
éxito, especialmente el profesional, está aún más determinado por aquello que
no hacemos (o a lo que decimos que no) que por lo que sí hacemos.
En un reciente artículo publicado
en Entrepreneur, el emprendedor –valga la redundancia– Sujan Patel exponía una
lista de 15 cosas que un líder nunca debe pronunciar en voz alta si quiere
conservar su credibilidad o seguir inspirando a sus empleados, en cuanto que
son una ventana abierta a sus debilidades, dudas o puntos flacos. Muchas de las
frases que recogemos a continuación pueden resultar contaminantes, ya que
sugieren a nuestros compañeros que no somos capaces de alcanzar los objetivos a
los que debemos aspirar, por lo que no merece la pena intentarlo. En otras
palabras, es preferible toparse de bruces con la realidad que ponerse palos en
las ruedas desde un primer momento.
“No sé cómo podemos hacerlo”
Es normal que nos encontremos con
dificultades en nuestra labor, pero la respuesta automática no debe ser un
“no”. Más bien, tenemos que intentar abrir un proceso de búsqueda de soluciones
para que la próxima vez que surja una dificultad, podamos hacerle frente.
“Lo hice yo solo”
Aunque fuese así, no hay nada más
sencillo y barato para tener a un compañero o subordinado contento que
reconocer su parte de responsabilidad en un éxito, por muy pequeña que esta
fuese.
“Es muy pronto”
Si queremos parecer comprometidos
con la empresa, no hay horarios (lo cual tampoco quiere decir que debamos
trabajar las 24 horas del día). Si surge una buena oportunidad de negocio en
nuestra agenda, debemos hacer lo posible por acudir a ella, aunque tengamos que
reordenar nuestro horario. Algo que también se aplica a la frase “es demasiado
tarde”.
“A ver si nos vemos”
Una muletilla que, con demasiada
frecuencia, se encuentra exenta de todo contenido. Pero la gente que de verdad
es apreciada es aquella que levanta el teléfono –o, más fácil, escribe un
correo electrónico– y se pone en contacto con aquella persona a la que le debía
una. Es una buena forma, además, de hacer contactos sin que parezca que estamos
movidos únicamente por el interés profesional.
“Lo siento, estoy demasiado
ocupado”
Quizá sea así y tu agenda esté llena
hasta los topes, pero nadie quiere sentir que tienes otras prioridades más
importantes. A menudo hace falta un mayor esfuerzo temporal, pero otras veces,
es tan sencillo como buscar un hueco a lo largo del día para responder a una
llamada o concertar una comida en un horario que venga bien a ambas partes.
“Eso fue idea mía”
De igual manera que nunca debemos
llevarnos todo el mérito por un éxito, también debemos tener presente que las
ideas no pertenecen a una única persona, y mucho menos, su realización.
Resaltar aquellas ocurrencias de los demás que han funcionado es importante no
sólo para motivarlos, sino para que en el futuro estos mismos estén dispuestos
a admitir lo que has hecho bien.
“Nunca leo”
Está mal que nunca se te vea con
un libro entre las manos, y también está mal que lo reconozcas, sobre todo
haciendo alarde de ello. No sólo por la evidente necesidad de leer de vez en
cuando ficción o no ficción, sino porque un buen libro, especialmente una
novela, tiene la capacidad de relajarte. Y, si quieres llegar lejos,
seguramente tendrás que afrontar una gran cantidad de estrés.
“No soy lo suficientemente bueno”
Un buen líder no debe tener
abuela. De acuerdo, tampoco debe perder la conciencia de quién es y dónde se
encuentran sus límites, pero sin una buena dosis de autoconfianza, nadie será
capaz de creer en nuestros proyectos.
“Si la competencia no lo hace,
nosotros tampoco”
Es obvio, pero solemos olvidarnos
en el día a día: aquello que nos hará ganar terreno frente a la competencia
directa no es en lo que nos parecemos, sino precisamente, lo que hacemos de
manera distinta. Quizá no haya que hacer todo al revés de como lo hacen ellos,
pero, como recuerda Patel, “copiar a los competidores es una causa frecuente de
muerte para una compañía”.
“El descanso es para los
perdedores”
Aunque hayamos insistido en que
el compromiso (temporal y de esfuerzo) es esencial para que nuestra empresa
llegue a buen puerto, todos necesitamos vacaciones, o simplemente, reservar un
espacio de tiempo al día para desconectar.
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