Guerra abierta en la FIFA
El País - domingo, 16 de noviembre de
2014
Qatar gastó cientos de millones de euros en una
campaña de una dimensión nunca antes vista para lograr convertirse en la sede
del Mundial de fútbol de 2022. Pero, según una investigación de la FIFA
realizada durante 18 meses por Michael Garcia, exfiscal de distrito de Nueva
York, pudo haber mucho más que eso. En un completo informe de 430 páginas, tras
entrevistar a más de 75 testigos de nueve países candidatos, García denuncia
irregularidades en el proceso que llevó a la elección de Rusia y Qatar como
sedes de los Mundiales de fútbol de 2018 y 2022, respectivamente. Habla de
patrocinios sospechosos y “pagos inapropiados” a altos ejecutivos de la FIFA de
distintos continentes.
Ayer, Hans-Joachin Eckert, cabeza del brazo
resolutorio del comité ético de la FIFA, decidió que esa investigación no
aporta suficientes pruebas que justifiquen desposeer a Rusia y a Qatar de sus
campeonatos. En su dictamen, que resume en 42 páginas la investigación de
García, Eckert sostiene que los incumplimientos de la ley fueron de “muy
limitado alcance” y cierra la investigación sobre el polémico proceso de
adjudicación.
Al menos, eso es lo que pretende. Porque, nada
más conocerse la decisión, Michael Garcia ha salido furiosamente al ataque.
Asegura que el dictamen de Eckert tergiversa sus conclusiones y, en una
incendiaria intervención, anuncia que apelará él mismo al comité ético de la
FIFA. “La decisión del presidente de la cámara resolutoria del comité contiene
numerosas representaciones incompletas y erróneas de los hechos y conclusiones
detallados en el informe de la cámara investigadora”, ha dicho, sacando a la
luz las tensiones entre las dos cámaras –la investigadora y la resolutoria- en
que se dividió el comité ético de la FIFA como consecuencia precisamente de las
acusaciones de corrupción en el organismo, basado en Zúrich y presidido por
Sepp Blatter, durante el proceso que llevó en diciembre de 2010 a la
designación de las sedes de los dos próximos Mundiales.
Eckert deja abierta la puerta a eventuales
sanciones a determinados individuos, que podrán decidirse antes de la próxima
primavera. Pero insiste en no publicar nada más que su resumen de 42 páginas de
la investigación de Garcia. Este, a pesar de haber prometido anonimato a
determinadas fuentes para animarlas a denunciar, estaría dispuesto a publicar
todo lo que fuera posible de las 430 páginas de conclusiones de la
investigación que condujo durante año y medio. El conflicto ha dividido también
al comité ejecutivo de la FIFA. Varios de sus miembros –incluidos el presidente
de la UEFA, Michel Platini, y el representante británico, Jim Boyce- han pedido
que el informe se publique en su integridad.
La decisión de conceder a Qatar la organización
el campeonato en 2018 estuvo desde el principio rodeada de polémica. Se señaló
la poca idoneidad de las condiciones climáticas del país para celebrar una
competición de estas características. Se denunció la explotación de
trabajadores inmigrantes en las construcción de las infraestructuras. Y también
hubo acusaciones de irregularidades en el propio proceso de votación.
Eckert sostiene que, aunque haya preocupación
por determinados aspectos de la candidatura de Qatar, no son suficientes para
reabrir el proceso. García habla de pagos a altas autoridades del fútbol en
África y Oceanía. Pero Eckert defiende que este no ha demostrado un vínculo
directo entre la candidatura al Mundial y los “pagos ilícitos” realizados por
el catarí Mohamed Bin Hammam, expresidente de Confederación de Fútbol de Asia,
al que se inhabilitó de por vida después de pagar sobornos durante una campaña
para derrocar a Blatter.
Eckert reconoce que el hecho de que Qatar
pagara 1,8 millones de dólares para patrocinar el Congreso de la Confederación
de Fútbol Africano en Angola, obteniendo un acceso privilegiado a los 24
miembros del comité ejecutivo, crea una “mala impresión”. Pero no vulnera,
dice, ninguna regla del proceso de la candidatura. García denuncia, y Eckert lo
recoge en su resumen, que los ordenadores utilizados por la candidatura rusa
para organizar el Mundial de 2018 fueron destruidos y los correos electrónicos
no pudieron ser entregados a los investigadores. “Todo lo que pudimos aportar a
la investigación, lo aportamos”, zanja el presidente del comité de organización
de Rusia 2018, Alexei Sorokin.
Así, la FIFA pretende cerrar la polémica que
aún hoy rodea a un confuso proceso de elección de dos candidaturas
simultáneamente, en el que las delegaciones de nueve países candidatos viajaron
por todo el mundo tratando de asegurarse el apoyo de los 24 miembros del comité
ejecutivo de la FIFA. El proceso, según Eckert, “estuvo bien pensado, fue
robusto y profesional”. Pero para otros miembros del mismo organismo, que
proponen cambios en los procesos de elección de las sedes, el caso está aún
abierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario